Reportaje

Primer Encuentro de Novela Policiaca de San Juan del Río

Han transcurrido 36 años desde que Paco Ignacio Taibo II realizó en San Juan del Río en la última semana de febrero, el 2do Congreso de Novela Policiaca en San Juan del Río, en el lejano 1987. Y en el 26 y 27 de mayo de 2023 se llevó a cabo el 1er Encuentro de Novela Policiaca en esa misma ciudad, con el apoyo del presidente Roberto Cabrera Valencia y el Colectivo Capa Roja, encabezado por Felipe Cabello Zúñiga, pero también integrado por Juan Carlos Zerecero, Maricela Olvera, Arturo Hernández, Chava Lemo, entre otros. Tuvimos de invitados a los escritores Víctor Ronquillo, Iván Farías, Paco Ignacio Taibo, Malú Huacuja y Norma Contla Piña con Juan Miranda.

Víctor Ronquillo fue cobijado por la Universidad Mesoamericana, que luego de dar su charla acerca del congreso de novela policiaca, fue entrevistado por alumnos de la misma, así como la gente que asistió no dudo en pedirle una fotografía o autógrafo. Acompañado de su adorada esposa “Chelín”, que al finalizar se dirigió al Foro San Juan del Portal del Diezmo donde Iván Farías presentaría su libro El Misterio de la Máscara Perdida, y fue presentado por el joven Juan Ramón Ríos, así como una introducción por el que esto escribe. Casi al terminar el encuentro de ese día, llegaron luchadores de la Arena Fátima que no dudaron ponerse de acuerdo con el autor y promocionar este espacio en San Juan del Río, lugar que entró en función desde enero, y que el joven periodista Axel Illescas ya había publicado un reportaje al respecto. La gente que había llegado le compro el libro a Farías, donde finalmente no dudaremos en llegar al final, ¿Encontrarán la máscara perdida de Black Shadow?. Al final nos fuimos a caminar, tanto Víctor, su esposa, Rayo, Axel y su servidor, mientras Iván fue raptado por un policía al final de la plática, al final iríamos en su rescate en un nuevo bar cerca de Panamericana.

El sábado llegó Paco Ignacio Taibo, un personaje que fue esperado en la antigua Presidencia Municipal de San Juan. Llegó directo al baño, enseguida un poco frío al salón presidentes, pero fue entrando en calor, recordando aquel 1987, explicando la literatura policiaca, congresos, política, y finalmente Victor Ronquillo fue invitado a sentarse a un lado de Paco, ahora si estaban completos, junto al organizador del evento, Felipe Cabello, una hora y media duró la charla. Al terminar Paco no podía avanzar sin dar autógrafos, fotos, peticiones de publicar antologías de poesía, cuento, ahí se encontraba la librería del Fondo de Cultura Económica, Hugo Gutiérrez Vega, hasta que a las 3:30 subió a su camioneta después de beber su inseparable Coca Cola, fumar su cigarro y partir junto a Ronquillo y esposa, esperando su pronto regreso.

Ese mismo día Malú Huacuja nos manda un video para presentar su libro Todo es Personal, un disfrute de libro, de presentación en el Museo del Nacimiento, esto a las 16 horas.

Y finalizamos a las 20 hrs. En el foro San Juan del Portal del Diezmo, con nuestros queridos Norma Yolanda Contla Piña y Juan Miranda Salgado, investigadora, promotora cultural y él un gran fotoperiodista, que nos dejaron un gran recuerdo con su charla. Aquí les reproduzco el texto de la charla de Juan, espero la disfruten, un honor tenerlos en esta ciudad donde las amistades crecieron, la gente acudió a estos eventos que hacían falta, esperando sean más.

A propósito de la imagen

Juan Miranda, Puente Colorado, CDMX. Viernes 26 de mayo,2023

Llama la atención el esfuerzo que se realiza por documentar el pasado, como lo sucedido en la Ciudad de San Juan del Río en febrero de 1987. La Ciudad entonces abrió su casa para llenarse de misterio. Los escritores de novela negra, entre ellos varios destacados a nivel internacional, trajeron en sus maletas historias por desenredar, pistas, detalles, migajitas, minucias que al buen lector le ayuden a descifrar la trama con la cual el escritor reta la imaginación del investigador policiaco quien, relajadamente en su sillón, cama o rincón favorito, atrapa y resuelve, así sea el más misterioso misterio de… los misterios.

El 23 de febrero de ese 1987 el escritor Federico Campbell documentó para la sección cultural del semanario Proceso, la reunión de San Juan del Río, organizada por el INBA, el gobierno del estado de Querétaro, la UNAM, la Secretaría de Relaciones Exteriores y la Asociación Internacional de Escritores Policiacos.

Que tuvo como invitados a escritores de la talla de los cubanos Alberto Molina y Rodolfo Pérez Valero; el colombiano Fernando Ayala Poveda; los españoles Juan Madrid, Manuel Montalbán y Andreu Martin; el uruguayo Daniel Chavarría; a Manfred Drew, de la República Democrática Alemana; al checoslovaco Ajiri Prochazca; al argentino Juan Sasturain; a Julián Semionov y Mara Ofimtsova, de la URSS; a Roger Simon de Estados Unidos.

Y a los mexicanos Eugenio Aguirre, María Elvira Bermúdez, Edmundo Domínguez Aragonés, Raúl Hernández Viveros, Malú Huacuja, José Huerta, Vicente Leñero, Rosa Margot Ochoa, Eugenia Revueltas, Rafael Solana, Rafael Ramírez Heredia y Paco Ignacio Taibo II.

El fin del encuentro fue propiciar la convivencia e intercambio de experiencias entre los escritores. Conocerse entre sí.

Para el público asistente fue un privilegio encontrar joyas literarias, como las irónicas dificultades para escribir una novela policiaca, como lo expuso Leñero en su texto, titulado precisamente ALGUNAS DIFICULTADES PARA ESCRIBIR NOVELA POLICIACA EN MÉXICO Y ALGUNAS RECETAS PARA CONSEGUIRLO.

En el lugar del encuentro, el edificio de la municipalidad, se le oyó decir:

“Se dice pronto, pero nada tan difícil como escribir novela policiaca en México si el escritor se preocupa por cumplir con las reglas ortodoxas del género. Revisemos dificultades”.

En su texto, enumera cinco obstáculos. Por su vigencia, menciono la quinta:

En México los crímenes no se resuelven, son excepcionales, insólitos, absoluta minoría los casos en verdad aclarados. Lo común, lo cotidiano, lo constatable es el crimen impune, el expediente eternamente abierto, el asunto que no se aclaró, ni se investigó, ni se resolvió jamás. Escribir novelas policiacas en las que un detective bueno e insobornable, o un inspector inteligente y honrado, desenrede la madeja de un hecho criminal, equivale a escribir una novela de ciencia ficción más que una novela policiaca apoyada en la realidad mexicana.”

En su sección de recetas, la primera dice:

“No intente clasificar su texto ni dirimir si la novela que se sienta a escribir es una novela policial o una novela negra o un thriller. No piense en Conan Doyle ni en Agatha Christie ni en Poe ni en Chesterton, ni en Ambler, ni en Simenon, ni en Le Carré, ni en Caín, ni en Quentin, ni en Bermúdez, ni en Vázquez Montalbán, ni en Green, ni en Campbell, ni en Sciascia, ni en Fleming, ni en Robbe-Grillet, ni en Malú Huacuja… póngase a escribir y ríase con el gastado chiste: si la novela resulta mala, ese será el verdadero crimen a castigar”.

Y remata su catálogo de sugerencias literarias diciendo:

“No se escribe para hacer feliz a la gente sino para confiarle y compartirle –en la novela policiaca lo mismo que en la de cualquier otro género– un pedazo así de pequeño de lo que pensamos que es la vida”.

De esta fuerza lograda por la palabra resultaron la mayoría de las ponencias en esta histórica ciudad. Sentado en mis recuerdos añoro los momentos donde como rayos fluían profundas palabras surgidas de la imaginación, producto de la inteligencia.

En acogedoras cafeterías a la orilla de la calle principal de San Juan, en pequeños restaurantes o en las alegres cantinas, se reunían la pléyade de escritores al término de cada reunión formal. Aunque las sesiones eran abiertas al público, la asistencia fue mínima, a la mayoría de los habitantes el encuentro literario les pasó desapercibido. Quizá por eso quedaron en el misterio tantas desconocidas presencias. ¡Vaya usted a saber de dónde salieron!

Hoy retomar este episodio de la vida cultural en San Juan del Río significa dejar huella de la memoria, sustento de la historia.

Habrá que estar alertas, pues en un intempestivo apagón, ventoso remolino o un leve descuido todo puede suceder, una nueva incógnita, otro misterio a resolver.


Llama la atención el esfuerzo que se realiza por documentar el pasado. Por la naturaleza de mi trabajo, como fotoperiodista, me correspondió documentar durante un tiempo la ruta de los escritores en diferentes lugares del país. Entre ellos el que hoy nos ocupa.

Y es que por esos años, algunas instituciones de educación superior como la UNAM y la UAM, fueron promotoras de estos encuentros similares en distintos lugares del país, para beneficio de la población.

Morelos, Michoacán, Zacatecas, Puebla, Ciudad de México, según recuerdo, me correspondió cubrir junto con Armando Ponce, reportero cultural del semanario Proceso. Juntos fuimos dando constancia a nuestros lectores y poco a poco nos adentramos en esos grupos de literatos. Siempre se convocaba al público en general, aunque la difusión local era escasa. Los verdaderos interesados siempre resultaban los propios escritores.

Como pueden ver, la emblemática imagen que nos acompaña es del escritor Vicente Leñero quien adopta por ese momento la vestimenta de Sherlock Holmes acompañado de Armando Ponce, parodiando al inseparable doctor Watson.

Hubiéramos querido, con Felipe Cabello, que una fotografía de gran tamaño nos hubiera recibido a la entrada de este recinto. Esa fotografía es la que daría razón de ser a mi presencia en este acto con ustedes esta noche, pues yo he sido invitado a dar un testimonio de lo que viví en ese encuentro de 1987, sin olvidar que llegué como fotógrafo. Así que tengo que contarles cómo era esa imagen: Resulta que Vicente Leñero, además de su espléndido texto, traía en su maleta un par de sorpresa: el típico sombrero a cuadros blancos y negros que usaba Sherlock Holmes, y otro, más serio, que prest´ó a Armando Ponce para que apareciera como el doctor Watson.

No pudo ser, y ahora Felipe Cabello, profesor de Discursos Literarios en la Universidad Mesoamericana Campus San Juan, convertido en promotor cultural, especialista en asuntos perdidos, forense literario, es quien paga los platos rotos ante la ausencia del registro escrito y gráfico de este irrepetible encuentro Internacional de Novela Policiaca.

Mi sensible agradecimiento al presidente municipal Roberto Cabrera Valencia y a la dirección de Cultura que encabeza Aleyda Andrés Ibarra, por la invitación a formar parte de esta búsqueda en el tiempo.

Cedo ahora la palabra a la escritora Norma Yolanda Contla Piña, quien recientemente visitó las antiguas familias fundadoras de esta región. Avalada por el INAH, su equipo humano crea un registro cabal, escrito, fotográfico e impreso y nos deja clara documentación que sustenta la memoria.

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