31 de mayo. Día Mundial sin Tabaco: Alto a la interferencia de la industria tabacalera (Cuarta parte)
Por Gisela Sánchez Díaz de León
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció en su asamblea el Día Mundial sin Tabaco en 1987 para llamar la atención mundial hacia la epidemia de tabaquismo y sus efectos letales. La celebración de este día es una oportunidad para destacar mensajes concretos relacionados con el control del tabaco y fomentar la observancia del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco.
El consumo de tabaco es la principal epidemia prevenible que el mundo actual enfrenta. Actualmente son seis millones las personas que mueren anualmente, en todo el mundo, por efectos de inhalar humo de tabaco. Se estima que si las cosas no mejoran para los habitantes del tercer mundo, serán ocho millones de fallecidos al año en 2030; de los que casi seis millones (80 por ciento) corresponderán a estos países pobres.
Este 2012 el lema: ALTO A LA INTERFERENCIA DE LA INDUSTRIA TABACALERA, tiene una transcendencia vital para defender y mantener lo hasta ahora conseguido, contra el tabaquismo epidémico y el dinero conseguido a partir de la muerte, enfermedad y mala calidad de vida de otros. Desde hace más de 20 años, la industria tabacalera, intenta por todos los medios, contrarrestar las políticas para el control de tabaco que propugna la OMS, entre ellas, el Convenio Marco para el Control del Tabaquismo (CMCT), firmado a nivel mundial. Su estrategia, nombrada con el acróstico de MPOWER, atiende a las causas del tabaquismo y ofrece una metodología de cómo implementar políticas nacionales y locales para el tratamiento, prevención y evaluación.
Monitor: vigilar el consumo de tabaco;
Protect: proteger a la población del humo de tabaco;
Offer: ofrecer ayuda para el abandono del tabaco;
Warn: advertir de los peligros del tabaco;
Enforce: hacer cumplir las prohibiciones sobre publicidad, promoción y patrocinio;
Raise: aumentar los impuestos al tabaco.
Por su parte, las tabacaleras intentan evitar que se aprueben leyes y reglamentos locales y con ello evitar que se incida en el monitoreo del consumo del tabaco, la protección con espacios libres de humo de tabaco, el ofrecimiento de terapias para dejar de fumar, las advertencias sanitarias, las prohibiciones sobre publicidad y el aumento de impuestos.
Las tabacaleras inciden en las legislaciones locales para impedir, retrasar o modificar leyes que propugnen por espacios públicos libres de humo, movilizan a los campesinos y trabajadores de las tabacaleras diciendo que se perderán fuentes de empleo, hacen contracampañas publicitarias, intentan impedir que se pongan imágenes en los paquetes, utilizando argucias comerciales y chantajes económicos.
Así mismo están promoviendo clubs de fumadores y agentes de opinión pagados, para que se revoque la aceptación de la prohibición de fumar en lugares cerrados. Promueven que los restauranteros se amparen de las leyes 100 por ciento libres de humo como discriminadoras. Intentan cambiar las leyes que prohíben la publicidad y la promoción del tabaco, con argucias como “atentado” contra el libre comercio, o aún más, con la libertad y los derechos de los fumadores, sin mencionar el derecho a la salud como prioritario.
La industria tabacalera también difunde la idea de que los ambientes 100 por ciento libres de humo de tabaco ocasionan pérdidas a los restaurantes y a los bares. Varios estudios independientes realizados en Canadá, Irlanda, Italia, Noruega y ciudades como El Paso y Nueva York revelan que, en promedio, la clientela es igual o incluso aumenta tras la prohibición de fumar.
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