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44 años sin olvidar

Ruido y silencio acompañaron la marcha conmemorativa del 2 de octubre del 68, la cual partió de la plaza de Rectoría de la UAQ

Foto: Yunuen Banda Calixto

Por: Miguel Tierrafría

Al redoble de tambores, para conmemorar a los caídos aquel 2 de octubre de 1968, los organizadores de la marcha solicitaban a los asistentes ponerse en cuclillas; entre los gritos, las mantas, las rechiflas y el frenesí de la manifestación, pocos del contingente ya reducido se agacharon.

De nuevo sonó el tambor. Se pedía un minuto de silencio y todos se tiraron al suelo. Unos con sus mantas en lo alto, otros sin dejar de grabar un instante representativo para los estudiantes.

“2 de octubre no se olvida”, vociferaban al concluir el minuto de silencio que se ha extendido cada año, hasta haber cumplido ya 44 años.

La marcha comenzó en la plaza de Rectoría de la Universidad Autónoma de Querétaro, convocada a las seis de la tarde, a esa hora ya había grupos aislados que buscaban un árbol frondoso que los cubriera del intenso sol del mes de octubre.

Frente al auditorio Fernando Díaz Ramírez, el reggae amenizaba y ambientaba a los asistentes que bailaban a ritmo del sol y al compás de la música.

Entre jóvenes con la cara pintada de calavera, algunos con su playera blanca o de cualquier color, teñida de pintura roja para semejar sangre, estaban regadas pequeñas cajas con una cruz como un homenaje a los caídos en Tlatelolco; otros pintaban mantas tendidas en la explanada y colocaban sus carteles en las telas o en las cartulinas.

Poco a poco el sol iba dejando de iluminar la explanada y los asistentes se congregaban para comenzar a organizarse con sus cánticos, sus cartulinas, mantas, panfletos, mentadas de madre, etcétera, todo se valía ese día.

Así empezaron el andar los manifestantes recorriendo el campus universitario, hasta salir por la entrada principal rumbo a la calle de Hidalgo. Un ambiente lleno de sonidos de trompetas, redobles de tambores, cánticos, gritos y aplausos, pero a la vez el silencio y el luto acompañaban a los encapuchados con sus banderas negras.

“Quien olvida su historia está condenado a repetirla”, estaba plasmado en una manta, “ya no queremos sus migajas”, decía otra; asi cientos y cientos de mantas moradas, naranjas, negras, chiquitas, grandotas, de todos colores y sabores…

“Alerta, alerta que camina, la lucha estudiantil por América Latina”, pregonaban entre los altavoces y los asistentes continuaban en coro doblando la calle de Hidalgo, encumbrándose hacia avenida Tecnológico rumbo avenida Universidad.

Entre brincos y aplausos se congregaban y gritaban a quienes en las paradas observaban la muchedumbre de jóvenes en su mayoría, algunos niños con sus pequeñas cartulinas caminaban codo a codo con los universitarios.

“Más poesía, menos policía”

Entre los gritos parecía una retrospectiva del 68, las mismas luchas, las mismas consignas, el mismo sistema, pero diferentes hombres y nombres en el poder. Aquellos días trágicos manchados de sangre estuvo al frente del gobierno mexicano Gustavo Díaz Ordaz; en estos días manchados de más sangre se encuentra Felipe Calderón. ¿Cuál es la diferencia?

Pasando el camellón rumbo al Cerro de las Campanas el grito al frente del contingente fueFoto: Yunuen Banda Calixto “más poesía, menos policía”, más atrás gritaban “hay que estudiar, hay que estudiar, el que no estudie como Peña va acabar”.

Poco a poco el grito “2 de octubre no se olvida” se intercambiaba por consignas hacia el gobierno actual, al priismo entrante al Gobierno Federal. Con el ímpetu y el calor de los gritos y los aplausos, el contingente se integró a la avenida Universidad.

La confusión y el “valemadrismo” provocaron que algunos automovilistas se molestaran por querer dejar un solo carril para los vehículos; por su parte, la multitud de jóvenes no quisieron abandonar el ancho de la calle, por lo que el tránsito de microbuses y autos particulares se vio interrumpido por un periodo de unos 15 ó 20 minutos sólo en esa avenida.

Un ocho se organizó cerca de la avenida Ezequiel Montes.

En cuclillas, una parte del contingente comenzaba los cánticos y los aplausos, la expectativa por empezar a correr comenzó a ceder ante quienes veían y quienes estaban a punto de emprender la corretiza; rápidamente se abrió la calle y de pronto el gentío emprendió carrera, como un maratón, hasta alcanzar a los que ya adelante exclamaban frases como “aplaudan, aplaudan no dejen de aplaudir, que pinche priismo se tiene que morir”.

La avenida Juárez, cuan estrecha es, se vio pronto inundada de estudiantes que seguían con los arrebatos con que empezaron su andar desde la UAQ, al llegar a Jardín Zenea, estudiantes de la Escuela Normal del Estado de Querétaro (ENEQ), así como maestros, se integraron al contingente, formando una columna que cubría cuatro manzanas de la calle Juárez.

El grito de júbilo al frente del contingente no se hizo esperar, además de los aplausos de quienes no marchaban pero alentaban a los estudiantes.

“Únete cobarde y seremos más”

Al rodear la Plaza de la Constitución, entre las calles de Juárez y Corregidora, se integraron grupos de estudiantes de preparatorias, algunos gritaban sobre la reforma laboral pero su cántico no tenía eco. Otros seguían la lógica del grito “México, sin PRI, México sin PRI”.

Al estar entre el andador 5 de Mayo, más de la mitad del contingente continuó su recorrer hacia Plaza de Armas, los gritos no cesaban y los asistentes miraban incrédulos ante la situación.

Los organizadores de la marcha, Movimiento de Resistencia Juvenil (MRJ) y el #YoSoy132, corrían para detener a quienes se enfilaban a boicotear los bailables que el Colegio de Bachilleres del Estado de Querétaro (Cobaq) llevaba a cabo en dicha plaza.

Los del frente del contingente que se dirigió a tomar Plaza de Armas gritaban “únete cobarde y seremos más, únete cobarde y seremos más”, mientras poco a poco los policías se aglutinaban a la entrada de la plaza, entre la confusión de dejarlos pasar o quedarse postrados ahí, misma confusión que se apoderó de los manifestantes que querían interrumpir los bailables y quienes querían regresar a culminar el homenaje a los caídos el 2 de octubre.

Finalmente entraron a Plaza de Armas a manera de triunfo, gritaron y aplaudieron, tomaron las veredas de la plaza y continuaron con la enjundia. En su mayoría eran jóvenes de preparatoria los que habían caminado hasta ahí.

“El que no brinque es Peña, el que no brinque es Peña”, coreaban para interrumpir las festividades del folclor en el templete a la sombra de Palacio de Gobierno estatal.

Poco a poco se fueron retirando algunos manifestantes al culminar el acto solemne, en donde en un minuto de silencio agónico representaron los cuerpos sin vida de aquellos que una tarde noche en Tlatelolco, hace 44 años, salieron a las calles y a quienes se les sigue recordando cada 2 de octubre.

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