Cultura

¿Dónde están la identidad, la tradición y la conmemoración?

¿Están bajo todas esas luces, ensordecida por las voces del espectáculo, de verdad están ahí?

Las campanas golpeaban furiosamente el cielo con sus gritos. Un ritual de purificación se inició para ahuyentar la mala suerte, a los malos espíritus o al diablo: elección de cada quien. Una danza típica de la región, protagonizada por los concheros, se desplegó para el disfrute de todos; y, al final, la noche se iluminó con la fuerza de los juegos pirotécnicos. Todo para dar paso al gran espectáculo, al gran concierto por el aniversario 488 de Querétaro.

En el escenario principal las luces se encendieron y los reflectores lo iluminaron todo; la multitud, apretujada, se amontonaba alrededor. La expectativa se podía palpar, la emoción; todos gritaban de felicidad. Sin embargo, una pregunta persistía en la atmósfera del evento, a pesar de los escudos y el slogan que presumían responderla: ¿Dónde están la identidad, la tradición y la conmemoración? ¿Están bajo todas esas luces, ensordecida por las voces del espectáculo, de verdad están ahí?

Tal vez se encuentran en las películas transmitidas en la cineteca Rosalío Solano; en las interpretaciones de grandes actores y las producciones de gente como Emilio Fernández o Roberto Galvadón; en Macario hablando con Dios, el Diablo y la Muerte: en los rostros envueltos en la oscuridad de la sala, la felicidad del cine y la dicha de presenciar las grandes producciones que le dieron nombre a la ‘época dorada’ del cine mexicano.

Tal vez se encuentran en la feria del libro apostada en la plaza Constitución: En los puestos de las grandes librerías mostrando sus relucientes libros envueltos en plástico: Entre las páginas de los best-seller internacionales que cuentan con rebajas y precios especiales: En los puestos más pequeños de las librerías locales o en las presentaciones de las editoriales independientes que luchan por darle un lugar y una voz a la producción literaria queretana.

A lo mejor están en las presentaciones musicales de los grandes artistas conocidos a lo largo y ancho del país, como la voz de Ximena Sariñana. Quizá se encuentren en los escenarios más chicos de las bandas locales, que siguen haciendo música en esporádicas presentaciones. Tal vez la pieza que cantan este par de voces es la que representa con mayor transparencia la esencia de la ciudad, o quién sabe por qué una suena más fuerte que las otras.

Quizá se encuentren en los bailes tradicionales del estado: En las danzas típicas de los concheros y demás bailes que la ciudadanía puede ver año tras año. Tal vez esté en otro lado: en las luchas de los pueblos indígenas de la región y las injusticias que han sufrido año tras año: En la muñeca otomí que le dio la vuelta al mundo: ‘Lelé’, tan orgullosa de su procedencia y más aún de los lugares que visitó.

Tal vez estén en los 6 millones que se invirtieron para darle vida a este evento conmemorativo, o quizá se encuentren en otras inversiones; como en los más de 14 millones de pesos gastados en las estatuas de Santiago Apóstol que fueron colocadas en las entradas de la ciudad. Tal vez ni siquiera se hallen cerca del evento: A lo mejor están en las inundaciones en épocas de lluvia, o en la ciudadanía limpiando el río de Querétaro, o en la gente sin hogar recorriendo las calles del Centro Histórico, o en los universitarios, o en la marcha del orgullo, o en la nueva catedral.

Al final no importa en dónde se encuentre esa mítica identidad, mientras sirva para el turismo.

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