‘El Mal Burgués’: letras terapéuticas
El escritor destacó la intención de hacer a ‘El Mal Burgués’ una advertencia a la sociedad mexicana acerca de su fuerte indiferencia ante las problemáticas de su tiempo: “quise atacarlos con todo, tocando los problemas contemporáneos desde la novela”
Para Rubén Cantor, su obra El Mal Burgués presenta una orquesta de voces tanto dentro como fuera de su narrativa: por dentro es la historia de un pueblo que ha perdido su razón de ser para encontrarla de nuevo en sus semejantes; por fuera es un diario, una terapia, una crítica y un deseo de que las cosas pueden cambiar.
La novela, en palabras de su autor es una polifonía de voces disonantes. Por un lado está el pueblo de Caradura, hogar ficticio de la trama principal, lleno de imágenes y personajes tan pintorescos como el nombre que le define. Este lugar aglutina de manera satírica las problemáticas del México moderno. Por el otro lado están los simples habitantes de Caradura, los cuales son a la vez vidas independientes y reflejos de su autor pues, para el escritor: “La literatura puede llegar a ser un diario personal, es como ir a un terapeuta”.
El joven escritor, con toda su esencia literaria, no es ajeno al contexto que le rodea. Rubén Cantor, desde que estudiaba para ser periodista, deseaba servir a la sociedad con su pluma. Desde esa trinchera tratar de mejorar las cosas; sin embargo, una vez que probó la realidad periodística de México perdió el encanto y se decidió por abordar los mismos problemas desde una mirada distinta, una mirada que le permitiera crear voces diferentes: el terreno de la ficción.
En palabras del Cantor: “Siempre quise hacer reportajes que tuvieran un impacto social; sin embargo, en la realidad periodística esto es difícil. Esa primera decepción me llevó a refugiarme en la literatura”.
El camino del escritor no ha sido siempre sencillo. Uno de los problemas principales del mundo literario es el de encontrar el lugar al que uno pertenece: encontrar una voz propia. Rubén Cantor, consciente de la difícil tarea que le supondría escribir en un país donde leer no es un hobby común, decidió dejarse abrazar por sus escritores favoritos. Apropiándose de elementos narrativos de la literatura de Franz Kafka, John Kennedy Toole y David Toscana, el joven literato de Querétaro se lanzó a la aventura de escribir El Mal Burgués.
Según el también excolaborador de Tribuna de Querétaro, las voces que viven dentro del pueblo de Caradura se presentan como una amalgama de personajes aislados, enamorados de su mundo satelital dentro de la televisión.
Los habitantes de Caradura no se conocen entre sí: la frivolidad es la regla en las relaciones personales del lugar. La cosa cambia para los pobres personajes de Rubén Cantor cuando, de repente, las televisiones desparecen sin dejar rastro y los lugareños se ven obligados a cooperar para resolver quién o qué se llevó los televisores.
El misterio de las televisiones robadas es la excusa perfecta que tiene el autor para explorar otro tipo de mensajes dentro de su mundo ficcional. Entre ellos el escritor destaca la intención de hacer a El Mal Burgués una advertencia a la sociedad mexicana acerca de su fuerte indiferencia ante las problemáticas de su tiempo: “quise atacarlos con todo, tocando los problemas contemporáneos desde la novela”.
¿Cómo es la voz de un literato? ¿Qué forma tiene la voz de alguien que dedica su vida a una labor más bien silenciosa? Las voces de los escritores siempre causan fascinación a sus lectores, pues rara vez se asemejan a la imaginada por el público. En el caso de este escritor se trata de una voz rápida, elocuente y que no espera a nadie.
Así es la voz de Rubén Cantor. La mañana de la entrevista transcurrió con fluidez; su voz, llena de vida y de energía, se manifestaba con fuerza frente a la Biblioteca Central de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) mientras hablaba de su publicación.
Sobre las letras queretanas
La crítica que nace de El Mal Burgués no sólo está dirigida a una sociedad civil, sino que también está dirigida a la comunidad cultural de nuestro estado. Según Rubén Cantor, el ambiente en el que se desenvuelven los artistas queretanos (por lo menos en lo que se refiere a las letras) está caracterizado por la segmentación. “En Querétaro falta comunicación y unidad a todos los niveles de la vida cultural”, expresó.
Según la experiencia personal de Rubén Cantor, “existe mucha mezquindad en el nivel local”, por ello decidió mover su libro a una editorial externa, Montea, cuyo equipo promueve la literatura del centro de México a través de una colección llamada “La culpa la tiene el Bajío”, a la que pertenece El Mal Burgués.
Pero aunque la actualidad queretana se muestre como un panorama dividido, Cantor tiene confianza en el futuro de las letras de la ciudad: “Las impurezas van a desaparecer con el tiempo”. El escritor pone su confianza sobre aquellos artistas, editores y promotores locales que buscan abrir el panorama local hacia un contexto nacional. Para Rubén Cantor y para ‘El Mal Burgués’ el futuro de la literatura queretana está más allá de la escena local.