El agua envenenada
Pobladores de la comunidad El Llano de San Francisco presentaron cuadros de intoxicación severa tras beber agua de un manantial. Culpan a minas por la situación
Por: Mariana Chávez
Pinal de Amoles.- Debajo de la niebla se alcanzan a ver las aproximadamente 20 casas de la comunidad El Llano de San Francisco, en donde el 95 por ciento de sus habitantes se intoxicó con agua contaminada presuntamente con arsénico.
Algunos de los vecinos señalan estar mejor. Ya no presentan diarrea, vómito y fiebre, pero aún tienen las secuelas de los granos en rostro, cuerpo y pies. También manchas cutáneas. “Solo cambiamos de piel como las víboras”, dijo un lugareño reacio a narrar lo sucedido en la comunidad.
El malestar entre algunos de los habitantes inició en mayo. Presentaban infección respiratoria aguda, agotamiento físico, pérdida de la fuerza en manos, comezón generalizada en el cuerpo y descamación de la piel.
La Secretaría de Salud emitió la alerta sanitaria. Junto con la Comisión Estatal de Aguas (CEA) investigaron en el manantial el Cedral como la fuente de la intoxicación.
El domingo 14 de junio, el gobierno estatal dio a conocer a través de un comunicado de prensa que 120 personas presentaban lesiones cutáneas y que el diagnóstico era “sospecha de intoxicación crónica por arsénico”.
La CEA prohibió el uso del agua del manantial e instaló dos depósitos provisionales de agua, mismos que son abastecidos a través de pipas.
El tanque de agua sin funcionar
Recargada sobre la tierra y el matorral que forma parte de la montaña, la señora Martha -de 68 años- descansa del peso de los palos y troncos que lleva sobre su espalda y que utilizará como leña. Su hija fue una de las afectadas.
“Le salieron hartos granos, pero bien hartos granos, como si estuviera quemada”. La fiebre la disminuyó con baños de agua fría y el prurito con “ramas del campo”. Por falta de dinero, no pudo llevar a su hija al centro de salud que está ubicada en “San Gaspar”, comunidad aledaña y tampoco al hospital en el municipio Jalpan de Serra.
Duró enferma como un mes. Hasta que llegó a su casa personal de Salud y le dieron tratamiento para bajar la hinchazón de los pies.
Antes de la emergencia sanitaria, el agua para consumo y uso en las necesidades básicas, la tomaban del manantial ubicado en la misma localidad. Desde hace 30 años, es su fuente de abastecimiento.
“Para bañarme ocupo un burrito y llevo unas anforitas para allá, y ahorita que se junta mi ropita me llevo a lavar donde llega la fuga de los tanques (provisionales colocados ante la emergencia)”, señaló Martha.
Desde hace un año, la CEA instaló la obra hidráulica en la comunidad. Se trata de un tanque superficial de acero de 50 metros cúbicos de agua que a través de bombeo dotaría del vital líquido a los 172 habitantes de la comunidad y ya no se abastecieran del manantial. Pero no fue puesto en marcha. Está detenido para su operación.
El jueves 18 de junio llegó el presidente municipal, César Fernando Arcega Pérez, a la comunidad. Les dijo “que tuviéramos consuelo, que él iba a decirle a los encargados (de la CEA) que le apuraran al agua”.
Con un lazo sujetado a su frente, Martha lleva a su casa la leña que recogió del campo. Apoyada de un palo para poder caminar, su principal preocupación ya no es el agua, sino tener dinero para comprar alimentos.
En ocasiones trabaja en algunas casas, pero a sus 68 años ya se siente “grande y ya no me alcanza la fuerza”.
Se extiende el miedo
Ante lo sucedido en El Llano de San Francisco, el miedo se apoderó de los habitantes de Los Pinos, Cornitos, La Cañada, Cantón, San Gaspar y El Madroño, aledaños a esa localidad.
Para prevenir, están dejando de consumir el agua que llega a la comunidad entubada de manantiales cercanos. Y aunque son distintos a El Cedral, prefieren prevenir.
Sobre la carretera estatal que conecta a los municipios serranos, se observa las viejas camionetas en la que lugareños transportan en tambos el agua que fueron a traer de otros manantiales.
El viernes 19 de junio, los delegados de las comunidades fueron convocados a una junta por el presidente municipal. El principal tema a tratar fue la contaminación del agua.
Les informaron que la CEA y la Comisión Nacional del Agua ya habían tomado muestras y analizan el agua para confirmar cuál es el contaminante y la procedencia del mismo.
Refugio Hernández, delegado en la comunidad El Madroño- donde viven 500 personas-, advirtió que están preocupados que también consuman agua contaminada.
Pidió que los especialistas que realizan los estudios den “una respuesta abierta, que no sea nada más entre ellos, y la población ¿qué? Necesitamos saber qué está pasando”.
Tanto en El Madroño como en El Llano de San Francisco, sospechan que la contaminación del manantial El Cedral es por la mina de mercurio identificada como el “oyamel (está rodeado por ese tipo de árbol)”. Los lugareños ingresan para extraer ese mineral y venderlo como una forma de tener ingreso económico.
Aunque algunos están escépticos, como doña Martha que no se enfermó: “los mineros, como aquí hay unos que sí toman (agua de la mina), que dicen ‘como nosotros todos crudotes y nos metemos adentro y nos tragamos el agua que está adentro y ahí está perforada, ahí sí, cuando echamos las tronadas (dinamita en la mina) nos hubiera afectado’ y no”.
María Elena -de 22 años- y su esposo Rubén -de 20 años- jalan al burro que carga la leña. Ambos y su hija de tres años también se enfermaron. Él aún tiene secuelas en el pie. Tiene granos y le duele, “duró dos meses en cama”. No tiene trabajo. Ella llevaba una bolsa con pan que le “fiaron” los vecinos.
Su hija sigue enferma. Le dieron cita en el hospital de Jalpan de Serra el 22 de junio, a la que no asistió por falta de recurso económico.
“Mi niña está bien pelada (de la piel), todavía no se le quita esas manchas”, dijo María Elena. Desde que suspendieron la distribución de agua del manantial, ya no están tan enfermos. Al igual que Martha, su principal preocupación es la falta de empleo y el recurso económico para comprar los alimentos.
“Yo quisiera que no nos olviden, más que nada como apoyo porque uno siempre necesita”, concluyó.
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