El mensaje de las urnas
Por: Víctor López Jaramillo
Dice el viejo dicho que a toda capillita le llega su fiestecita y finalmente este domingo cumplimos el ritual democrático de acudir a depositar nuestro voto a la urna y podemos empezar a extraer las primeras conclusiones.
Los resultados del Programa de Resultados Electorales Preeliminares (PREP) nos indican que el voto de castigo contra el PRI tuvo un efecto fulminante y el Partido Acción Nacional arrasó en las votaciones.
Así, el próximo gobernador del estado será el panista Francisco Domínguez Servién y la capital será gobernada por su correligionario Marcos Aguilar Vega. Además, tendrán mayoría en la Legislatura local y tres de los cuatro distritos federales en disputa. A ese resultado, se le suman 11 de 18 alcaldías. Un triunfo amplio, contundente e inobjetable, como solían decir los clásicos.
El gran perdedor es el PRI y su candidato Roberto Loyola Vera. Incapaz de aprovechar el impulso que da ser gobierno en turno y tener un gobernador con reconocimiento popular, su campaña se estancó desde el primer mes.
En este espacio mencionamos que los candidatos pagarían caro el no sumarse al acto de transparencia al presentar su 3 de 3 que consistía en su declaración patrimonial y no conflicto de intereses y declaración de impuestos. Más de 15 días, el candidato tricolor estuvo entrampado con ese tema y nunca puso voluntad para superarlo.
A eso se le suma que desde el inicio su mensaje de campaña fue excluyente porque resaltaba lo de ‘palabra de queretano’ justo en un estado que en los últimos años ha sufrido un proceso de migración y que ha padecido pequeños brotes xenofóbicos contra los que recién se asientan a vivir.
No es que Francisco Domínguez haya hecho una excelente campaña. Técnicamente su campaña fue mediocre pero tuvo la virtud de entender discursivamente el tema que preocupa a los votantes de Querétaro: la inseguridad. En ello enfocó sus baterías y le dio resultado.
Pero, el factor más importante es el voto de castigo, ese que tanto menospreciaron los operadores priistas, empezando por Loyola Vera. Ese menosprecio se vio reflejado cuando el candidato priista ante la pregunta de un alumno sobre porque votar por el PRI si hay crisis económica y mataban estudiantes, el abanderado tricolorrespondió, palabras más, palabras menos, que no se fijaran en partidos, que esos costos eran del presidente de la República y que sólo se fijara en el personaje. Craso error que se veía reflejado desde que en su propaganda minimizaba el logotipo de su partido.
Los votantes no lo olvidaron y se lo cobraron en las urnas.
Ahora bien, que los panistas no interpreten mal el triunfo. Les debe de queda claro que la ciudadanía no les dio un cheque en blanco. Votar por un candidato no significa depositar confianza ciega en él.
Acción Nacional tiene un lado oscuro con políticos poco presentables y esperemos no caigan en la tentación de querer volver a la palestra. Recordemos que uno de los grandes pendientes del PAN cuando gobernó Querétaro fue la marca de impunidad. Varios delitos quedaron impunes y permitieron que la confianza en las instituciones se erosionara. El caso BMW es el más emblemático.
Así que el nuevo gobernador electo no debe pensar que va a gobernar como rey autócrata, sino que tiene que escuchar todas las demandas de la sociedad.
Otro de los grandes ganadores de esta jornada electoral fue el partido Morena. De reciente creación, rompió todos los pronósticos electorales al proclamarse como tercera fuerza política de la entidad. De la mano de su candidata Celia Maya, quien mostró tablas durante la campaña y un estilo desparpajado que contrastó con lo rígido de sus oponentes políticos, cayó bien y eso se vio reflejado en el 5% de votos.
Finalmente, el resto de la izquierda queda como perdedora. El PRD con un bajísimo porcentaje de votación muestra el tamaño de la crisis en que se encuentra hundido. Y ni hablar del PT que se suicidó al aliarse con el PRI.
En las próximas semanas los partidos comenzarán los ajustes. Deben hacer una lectura realista de estas elecciones.
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