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El sexo como negocio: Sex shops y pornografía

Por: Abelardo Rodríguez

Mujer bonita es la primera tienda “sex shop” que se estableció en Querétaro. Opera desde 1999 en la “zona roja” queretana, al final de la avenida Universidad, casi esquina con el libramiento 5 de febrero. Actualmente, es la más grande del país.

Las tiendas de sexo, mejor conocidas como “sex shops”, representan actualmente un poderoso nicho de mercado en rápida expansión dentro de la ciudad de Querétaro. En estos lugares se ofrece una vasta mercadería de índole sexual, desde preservativos y lubricantes, hasta literatura especializada.

Se ofrece también la promesa de acceder “al mayor placer posible; al placer extremo”, como lo promociona Raúl Curiel, joven de 24 años encargado de la tienda Victoria secrets, ubicada en una plaza comercial,  quien agrega que “el objetivo de esta tienda es cambiar la mentalidad tercermundista respecto al sexo por una primermundista. Por eso la vista hacia la calle en donde todos te pueden ver y tú puedes ver a todos (…) con esto quiero decir que hay que acabar con los tabús de la sociedad; salir de la monotonía. Que no tiene nada de malo entrar y que la gente te vea y que si te encuentras con el vecino en la tienda viene a lo mismo tú. Que es de lo más normal” señaló.

Curiel agrega, “nosotros de alguna manera damos educación sexual a la gente que viene, pues muchos llegan con dudas y aquí los orientamos. Nos hemos llevado hasta dos horas por cliente enseñándoles la diversidad de productos que tiene la tienda”.

Por su parte, Alejandro Medina García, gerente de Mujer bonita, nos dice que “hay gente que sólo viene a ver, lo que no es molestia para nosotros pues muchos regresan después por algún producto (…) nosotros no promovemos que la gente sea promiscua, sino que mejor varié su vida sexual con su pareja (…) aquí hacemos la prueba rápida de detección del VIH. Mucha gente piensa que es muy tardada y que hay que sacar sangre. Aquí con un aparato se sacan una gotitas de sangre y en minutos ya tenemos el resultado (…) también nos llegan estudiantes de las escuelas a preguntarnos sobre preservativos y otras cosas y aquí los orientamos”.

A Mujer bonita llegan clientes de otros municipios queretanos como San Juan del Río y Cadereyta, incluso de la Ciudad de México. “Al principio, cuando yo empecé a trabajar aquí, la mayoría de clientes no eran queretanos. Ahora me llegan clientes de todas las clases sociales, desde las señoras del municipio que andan barriendo las calles, que llegan muy contentas por cositas muy sencillitas, que quiero un lubricancito, unos condoncitos, unos anillitos, y también me llegan clientes que quieren esto que quieren lo otro, no me digas el costo nomás dime cuanto es”. Raúl Curiel reporta que las ventas han mejorado muchísimo y se lo atribuye que la mayoría de clientes son jóvenes a los que no les importa el prejuicio de entrar a una sex shop y comprar. Esta proliferación de tiendas de sexo o sex shop en Querétaro nos remite a un ensayo del maestro universitario Raúl Martínez Merling, quien a principios de los Noventa aseguró que la queretana es “una sociedad de puritanos y hedonistas”.

Percepciones juveniles de la pornografía

La pornografía o la representación explícita de las relaciones sexuales, está presente en todas las culturas, prácticamente desde los orígenes de la historia gráfica de la humanidad. A veces alzada a los territorios del arte y la filosofía como el Kama Sutra o los libros del Marqués de Sade, o satanizada como la más soez de las “vulgaridades”, la pornografía actualmente representa una de las industrias más prósperas gracias al internet.

Se calcula que el 80 por ciento de los miles de millones de usuarios de las redes sociales en todo el mundo, recurren a sitios vinculados a la pornografía. Pero pese a esta descomunal presencia en el imaginario social, sigue siendo un tabú en la familia, la educación, la salud y las instituciones del Estado.

Realizamos cuatro entrevistas a jóvenes queretanos acerca de si estaban de acuerdo o no con la pornografía. Las dos mujeres entrevistadas manifestaron una crítica a la industria pornográfica, mientras que los dos hombres sólo resaltaron y defendieron lo que ellos consideraron positivo de “lo porno”, sin darle mayor importancia a los cuestionamientos que generalmente se le hacen a esta actividad.

María José Hernández, estudiante de turismo de la Universidad Cuahtémoc, no está de acuerdo con ella por estar “relacionada con la trata de personas (…) las actrices porno tienen ese empleo, pero no creo que sea un trabajo digno, del cual te tengas que sentir orgullosa”.

“En mi carrera (Turismo) no todos estamos a favor de la pornografía ni del turismo sexual, pero tenemos que reconocer que es una actividad que beneficia al país que los promociona”. Cuándo le preguntamos qué le diría a su novio si se enterará de que éste ve pornografía, nos dijo: “Pues que le pare. Como mujer no es buen visto que tu novio vea porno. Le preguntaría qué busca ¿por qué?

David Negrete Aragón, joven queretano que actualmente estudia Física en la Universidad Nacional Autónoma de México, la UNAM, se declara a favor de la industria pornográfica porque “es una necesidad para cierta parte de la población que no puede tener una pareja y que no se da la circunstancia de liberar el libido (…) decir que está mal es como decir que el placer de comer está mal porque te comes unos tacos afuera del Metro, en el DF”.

Para David “la porno” ayuda a salir de la monotonía sexual y pueda dar ideas para mejorar las relaciones sexuales. “Yo no la llamaría mercancía, más bien es una deshumanización del acto sexual, pero yo no la veo mal porque ayuda a liberarse a las personas de una necesidad”. En el caso de que su novia se opusiera a que él viera pornografía, David nos confiesa: “Pues le diría que si tú no quieres (tener relaciones sexuales) y yo sí quiero, pues no voy a esperar dos semanas a que tú quieras ¿verdad?”. David conoció la pornografía en internet siendo casi un niño, gracias a un amigo y desde entonces, dice, “ni mis padres ni en la escuela ni nadie habla de eso. Es como si la pornografía no existiera”.

Por su parte, Jesica Sandiego Portillo, estudiante de Comunicación de la Universidad Autónoma de Querétaro, manifiesta que no está en contra de la pornografía “por cuestiones moralistas o por ser puritana, por pensar en cosas como la religión o el pecado, o por ser feminista.” Su crítica a la pornografía es porque “crea demasiados estereotipos de la mujer”, al igual que los concursos de belleza y que suplanta una verdadera educación sexual en la adolescencia, que es la edad en donde empieza el interés por la sexualidad “¿y a dónde va el adolescente, pues a ver porno? Cuando la pornografía es actuación, es teatro; no es real”.

Para Jesica “no por ver porno vas a aprender. Es como querer ser samurái viendo películas de samurái (risas); sólo puedes aprender con tu pareja (…) la pornografía significa prostitución y siempre plantea la posesión y sumisión de la mujer por parte del hombre”. Jesica no se opondría a que su novio viera pornografía siempre y cuando “no le afecte y quiera hacer algo conmigo que yo no quiera hacer. Ahí si le diría que no”. Jesica recomienda que “vean porno como lo que es, una ficción, como una película cualquiera.” Que no se dejen guiar por ella.

Por su parte, Andrés Camacho López es un joven dueño de un café de arte que se encuentra enfrente de la Facultad de Bellas Artes de la UAQ, que se manifiesta abiertamente a favor por considerar a la pornografía como un género artístico, “apartándolo de los conceptos de industria, de mafia, de negocio y de otras muchas cosas (…) es como los géneros de la Literatura, como la ciencia ficción o el horror”. Para este joven “emprendedor” la pornografía expresa un sentimiento y apela a la libertad que debe prevalecer en un país “una libertad con responsabilidad y en la pornografía esto no es la excepción”. Al igual que todos los demás géneros “se hacen cosas muy bien hechas y trabajadas por su autor y cosas muy vagas y al ahí se va. Y en el porno esto no es la excepción. Hay que elevar la mirada. No te imagines la primera película o página chafa que te encuentres. Imagínate el concepto, la ilustración, la fotografía, la literatura. Ve más allá”. Cuando le preguntamos a Andrés cómo reaccionaría su novia o su familia si se enterara que él ve porno, nos dice: “Si mi mamá entra a mi cuarto y ve que estoy viendo porno de seguro se le viene el mundo abajo. Mi papá, no sé cómo reaccionaría. A lo mejor él también ve porno y yo no sé. Como nunca hablamos en la familia de este tema, no sé cómo reaccionarían”.

De acuerdo a la mayoría de los estudios sociológicos, las sociedades del siglo XXI son profundamente hedonistas. O más bien dicho, existe en ellas un próspero negocio alrededor del placer. Sin embargo, de las 500 mil páginas que tocan el tema de la pornografía en internet, el 60 por ciento se manifiesta en contra de ella, pues esta actividad frecuentemente trasgrede las fronteras de lo lícito y lo ético, relacionándose con actividades criminales como la trata de personas o la pederastia. Aunque por otro lado, hay un debate acerca del valor artístico de muchas de estas expresiones y de su derecho a existir como parte de la libertad de expresión. En la polémica en torno a la pornografía se dan muchos otros debates, como la discusión entre los límites de la libertad y la censura, lo pornográfico y lo erótico, lo artístico y lo vejatorio, lo legal y lo criminal y lo que se considera moral o inmoral.

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