El Tifis o cómo sobrevivir de indigente en Querétaro

Por Miguel Tierrafría
Su cambio de residencia es obligatorio.
Su pequeño hogar se componía de paredes de llanta de camión empotradas a la tierra suelta, entre lonas viejas que cubrían el frio y algunos tapetes empolvados que adornaban su piso.
El Tifis, como le apodan, vivía entre las inmediaciones de avenida Universidad, entre el DIF y la escuela primaria Centenario, a pocos metros del Cerro de las Campanas y de la UAQ.
Vivía, porque cuando llegó, las ruinas de las llantas y el tiradero fueron la composición de la escena.
Su origen pareciera ser una respuesta fuera de lo común, sin un lugar fijo, de aquí o de allá, buscando salir de la pobreza y miseria.
–¿De dónde vienes?
–Pues de entre las meras orillas, luego me vine para acá, para cambiar y todo, sobresalir de la miseria y la pobreza.
En su aspecto, portada una playera y un short negro con un suéter amarrado a la cintura, con una boina color azul cubriendo su cabeza y con unos lentes oscuros, se encontraba maldiciendo, gritando al viento la desgracia de su hogar.
–¿Cuál es tu nombre?
–Jennifer Amaya.
–He oído que te dicen El Tifis, ¿por qué?
–Me dicen El Tifis o El Rififí porque chiflo.
–¿Desde cuándo pusiste tus llantas?, ¿cuánto llevabas aquí?
–Ya tengo un mes, pero me echaron la culpa de un par de quemazones que ocasionaron varios briagos al mismo tiempo.
Y efectivamente, en la pared de ladrillo que servía como su pared, se encontraban rastros de una fogata, con la ceniza impregnada en la misma, sin embargo, se le veía un tanto optimista, decía que se cambiaría a un lugar definitivo: debajo del puente del río que da cauce con avenida Universidad.
Para El Tifis no era nuevo cambiar de lugar constantemente.
–¿Y en qué partes has vivido aquí en Querétaro?, ¿en la zona centro o en dónde más?
–En zona centro.
–¿Has vivido allá por La Cruz?
–Por la Cruz, por Allende, por Nicolás Campa, por Morelos, por Hidalgo, por Tecnológico y por avenida Universidad, ahí por 5 de Febrero y el río proveniente del puente.
–¿Por la Plaza del Mariachi?
–Ándale, al puente le llamo La Juez.
–¿Por qué?
–Porque es uno de los puentes más grandes que existen en la 5 de Febrero y al mismo tiempo es la más transitable.
–¿Por eso le llamaste La Juez?
–Así es.
Ropa, cobijas y almohadas conforman su maleta
El Tifis se encontraba enojado, hablando para sí, recogiendo sus cosas y colocándolas en su carrito de supermercado, de a poco se le iba bajando el coraje o la frustración, lo que sea que le haya causado ver su pequeña casa en esas condiciones.
–¿Y qué llevas entre tus cosas?
–Pues ropa, cobijas, almohadas, ahorita voy a enrollar el tapete, a transportarlo donde ahorita vas a presenciar dónde vivo.
–¿Ahora para dónde te vas a cambiar?
–Al fondo del río.
–¿Cómo?
–En la parte de abajo donde está la bajadita, entre el río esquina con Tecnológico, abajo.
El ruido de los motores de los autos lo aturdían en instantes, se tapaba los oídos como si no pudiera soportar el sonido. El sol ya había caído y la oscuridad de la noche inundaba la poca luminosidad del alumbrado público; sin embargo, El Tifis continuaba con sus lentes oscuros cubriendo su vista. Un accidente fue lo que le ocurrió.
–¿Y por qué los lentes, si ya no hay sol?
–Lo que pasa es de que no puedo soportar la luz de los transportes, porque en un trabajo, en un empleo anterior me aventaron ácido, ahora trato de recuperarme, he tomado galones de jugo de zanahoria.
–¿Y de qué has trabajado los 11 años que llevas aquí?
–Lavacarros, lavaparabrisas, piquera y ayudante en general.
“Mis vecinos son muy buena onda”
El clima, el río, la ciudad, el neoliberalismo o cualquier otra cosa, quizá ha deteriorado la condición de El Tifis, tanto física como mentalmente, o lo ha mejorado según sea el caso. Por lo que su apariencia puede llegar a incomodar a los vecinos.
–¿Algún vecino te ha dicho algo o molestado de que estuvieras aquí con tus cosas?
–Los vecinos son muy buena onda, muy buena gente, también de lo referente al DIF y al colegio este.
–¿Los de la escuela no te dijeron nada de que estuvieras aquí o te molestaban?
–No, no me han molestado, más bien a la hora del recreo me traían comida ‘mira te invito de mi lonche una torta’, ‘mira te invito de mi lonche, un sándwich’ y a los que les dan buen domingo para el recreo en el colegio me dicen ‘mira te compré un refresco ¿y de que sabor lo quieres?’ Y así.
–¿Y qué sientes tu que te ayuden los niños?
-Pues se siente muy bonito, todo el tiempo desde ancestrales revolucionativa, recivilizante, es una palabra que dice sensibilización con habilidad, destreza, dinamismo, discreción, coordinación, potencialidad, ante todo lo que acontece lo verídico, y al mismo tiempo en evolución, excesivo beneficiante (sic).
“En Navidad mi patrón y otros conocidos me apoyaron”
Apenas se dejan las fiestas decembrinas, el término del maratón Guadalupe-Reyes, o en su caso del maratón Reyes-Guadalupe como sea el caso, la Navidad y el Año Nuevo, El Tifis vive las fechas de manera peculiar, sin dejar la esencia de la celebración, ya que pasó la Navidad en compañía de amigos del taller de hojalatería que está frente a la escuela primaria, quienes lo socorrieron esos días.
–¿Y cómo te la pasaste en la Navidad?
–Bien, de todos lados me socorrieron, hasta de ahí del taller que se llama aquí en avenida Universidad lateral izquierda (sic) ahí hicieron fiesta, hicieron convivio y mi patrón el señor que se llama Freddy y se apellida Navarro proveniente del Estado de México, me ayudó en todo lo posible, en todo lo que acontece.
–¿Y qué cenaste ese día?
–Me trajo de almorzar carnitas, en la tarde del día siguiente barbacoa, en la noche me trajo tacos y en otra noche me trajo hamburguesas, hot dogs y cada que me traía algo de comer, de cenar o de almorzar siempre me compra un galón grandote de los que dicen gran sabor cola, yo le digo gran sabor de la invaluable.
El Tifis culmina su relato y continúa su mudanza, recoge algunos harapos que le dejaron tirados, la visibilidad es poca ya que la noche cayó sobre él, sin embargo tiene que movilizar sus cosas a contrarreloj para instalar su nueva morada bajo el puente de Tecnológico con Universidad, bajo los animales de acero y la plancha de asfalto, para tratar de conciliar el sueño imaginando un mejor presente… ¿o despertar de una realidad?