En la piel de un porta anuncios
Por: Roger Velázquez
Desde el primer lunes de noviembre, Jonathan ha tenido que afrontar diversos advenimientos para cumplir su cometido como porta anuncios: los penetrantes rayos de sol, sorpresivas y pasajeras lloviznas, y en general, el caso omiso de los transeúntes y conductores vehiculares a quienes intenta hacer llegar un mensaje.
El joven de 19 años de edad, quien actualmente no estudia debido a diversas situaciones que se le han presentado, trabaja para una inmobiliaria que desarrolla viviendas en la colonia Juriquilla. Su trabajo consiste en portar un anuncio colgante que se sujeta a su cuerpo, y distribuir folletos con la información de la empresa.
Se ha ubicado durante dos semanas en Boulevard Universitario, en las inmediaciones de la Universidad del Valle de México Campus Querétaro, y aunque se ha procurado espacios de sombra, el sol o el calor continúan acechándolo.
Jonathan aseguró que es un trabajo sencillo, aunque tedioso. Afirmó de igual forma que la respuesta de los receptores del mensaje que busca transmitir tiende a ser muy diversa.
En este sentido, explicó que en general las personas –tanto los peatones, como quienes se encuentran en sus automóviles– suelen prestar poca atención a su presencia. Incluso aquellos a los que les entrega en mano los folletos que reparte.
A pesar de que son pocos, los hay quienes se interesan por la información que difunde. Aseguró que son principalmente adultos jóvenes, así como señores que según sus cálculos rondan los 40 años de edad; todos al frente de un volante de un coche.
Si bien le han llegado a hacer preguntas sobre la empresa, él se le limita a remitir a los interesados al teléfono y dirección que aparece en el papel que distribuye. De ahí en más, la información que él cuenta es poca.
Los fines de semana han sido su día de descanso, básicamente por el poco flujo de gente que tiene la zona, consideró.
El joven explicó que reparte un aproximado de ciento cincuenta folletos diarios; aunque lo que verdaderamente cuenta es el tiempo que debe de permanecer en su faena: de 12 del mediodía a 5 de la tarde.
Su remuneración es “buena”, dijo, y omitió dar una cifra exacta para evitar algún problema con sus empleadores. Aseguró que él cree continuar en dicha tarea al menos durante el mes de noviembre, aunque explicó que este trabajo suele ser cambiante, y sus al menos dos años de experiencia en ocupaciones similares en diferentes empresas lo comprueban.
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