González Valle pidió que me adaptara a “necesidades políticas”: Amadeo Valladares (Primera parte)
El titular de la Secretaría de Seguridad Pública en la gestión de González Valle, rompe el silencio y en extensa entrevista decide hablar, entre otras cosas, de los acontecimientos violentos en Plaza Constitución
Por: Víctor López Jaramillo
Su paso por la administración pública fue fugaz, pero polémico. En 15 meses al frente de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, desde el inicio estuvo en el ojo del huracán. En las primeras planas en los periódicos, su nombre fue constantemente mencionado, ya fuera por acción o declaración.
Es Amadeo Valladares, quien se desempeñó como titular de la Seguridad Pública en la capital durante la primera mitad del trienio de Manuel González Valle. Empresario de Seguridad privada y miembro de la Compañía de Operaciones Especiales (Boinas Verdes) Número 52 del Ejército de Tierra español.
En particular, uno de los episodios de más impacto en su gestión sucedió al mes de que tomara el mando. El dos de noviembre, un grupo de manifestantes, protestaba en Plaza Constitución contra la irrupción de fuerzas federales en Oaxaca cuando la manifestación fue disuelta de manera violenta. Eso provocó una fuerte reacción por parte de la Universidad, toda vez que profesores universitarios fueron víctimas.
Hoy, a siete años de los acontecimientos, Amadeo Valladares Álvarez rompe el silencio y en extensa entrevista, decide hablar con este reportero de su paso por la Secretaría de Seguridad Pública, de los acontecimientos de ese dos de noviembre, de la corrupción que encontró en la corporación policíaca, los señalamientos de los errores del Partido Acción Nacional, instituto político en que militaba pero decidió no renovar su filiación, de las estrategias de seguridad en Querétaro y los problemas por venir.
Aquí, la primera parte de la entrevista.
– Cuando toma posesión de su cargo, ¿cuál fue alguna recomendación que le haya hecho González Valle, alguna petición en particular, algún problema en Querétaro que se viviera entonces en materia de seguridad, algún encargo?
–Los hubo, quiero señalar en vez de eso que precisamente cuando acepté ser Secretario de Seguridad Pública, yo tenía que adaptarme a las necesidades políticas no a las necesidades de seguridad del municipio.
González Valle es un hombre bueno que tuvo buenas intenciones y esto lo quiero destacar. De todas maneras cuando uno está en un puesto de estos pierde un poco de perspectiva ante la parte técnica de seguridad; lo que es estrictamente moral y técnica de seguridad y se pasa sólo al campo político y es algo que yo le advertí que iba a afectar; que si una decisión política hacía daño parcial o totalmente a la seguridad de las personas que por muy necesario que fuera no lo iba a hacer
–¿Cómo fue el primer mes en cuanto a seguridad?, ¿qué defectos encontró en la Policía Municipal capitalina?
– Muchos, primero señalaré uno que no sorprenderá, había mucha corrupción a todos los niveles; había una falta absoluta de sentido de cuerpo –la gente trabajaba en la policía sin saber exactamente qué era ser policía–; carecían de todos estos elementos que aglutinarían con la corporación desde el punto de vista ideológico, psicológico y técnico; y no había un plan adecuado para la seguridad; la academia era mala, muy mala y observé que no sólo no había planes de seguridad sino que la víctima era algo accidental que estaba entre el crimen y las autoridades pero que no se atendían debidamente.
– Sin embargo, con todas las intenciones con las que haya arrancado su gestión, de inmediato se vio envuelto en la polémica, desde diversos frentes fue cuestionado; uno de ellos fue hecho el 2 de noviembre donde incluso la Universidad Autónoma de Querétaro protestó porque varios maestros…
–Y usted, usted también.
– Claro, porque también soy parte de la Universidad, porque varios maestros fueron golpeados, ¿cuál fue, cuál es ahora años después –quizá es un poco tarde– su versión de los hechos?
–No, no creo que sea tarde, la historia está hecha para hombres de acción y si queremos pensar que eso ya es historia, es para nosotros hora de atemperar los caracteres, la situación de fogosidad del primer momento; creo que ahora es más oportuno hablar de ello, creo que siempre hay una lección y con los años es vista es muchísimo mejor.
Esa manifestación,a la cual yo le he dado siempre muy poquita importancia, fueron los medios los que ventilaron una importancia que yo no considero desde la perspectiva de seguridad. Se puede tomar primeramente desde la perspectiva legal, la Constitución dice que somos libres y tenemos el derecho de manifestar nuestras ideas, de juntarnos y decir lo que queramos, de hacer marchas –dice que es así–, que es algo que no se puede truncar ni coartar y dice también que siempre y cuando no haya injurias a la autoridad o haya violencia. Ya desde esta perspectiva se puede sospechar de la posible legalidad de aquella marcha, con pancartas enormes insultándome y diciendo que me quitaran sin conocer ni el plan de seguridad que yo tenía y ni de lo que estaba pasando dentro de las transformaciones de la seguridad, ni siquiera ante mi persona porque no me conocían.
–Pero esa marcha fue para que saliera el Ejército de Oaxaca.
–Sí, pero las pancartas eran para mí. Entonces, ya se puede sospechar precisamente que estaban con una directriz y ya eso hace sospechar que ya había injurias a la autoridad sobre la legalidad de aquella marcha y los gritos, porque también había gritos, estas cosas como…
–¿Conoce usted alguna marcha sin gritos?
–No, pero no gilipollas español, ese tipo de gritos que se hacían; entonces, esos gritos son ofensivos, injurias a la autoridad, que ya desde la perspectiva de la seguridad era dudosa aquella manifestación. Siento hasta importante –no era lo que a mí más me preocupaba– lo que más preocupaba era lo que estaba pasando con la policía.
Los agentes estuvieron durante toda la manifestación siendo insultados, escupidos, golpeados –yo vi las pantorrillas moradas de los hombres–, uniformes rotos. A mí me preocupaba más que aquellas pancartas, precisamente la situación de los hombres; ellos me llamaban y me pedían cargar, pues estaban siendo golpeados, hay fotos incluso de los salivazos, todo eso. Y yo les indicaba que no porque necesitamos hacer un acto muy importante de profesionalismo, teníamos que cambiar radicalmente la imagen que se tenía de la policía pero que podrían tener mucha razón.
–Sin embargo, muchos de estos líderes fueron golpeados durante las patrullas. ¿Admite que fueron golpeados?
–No lo puedo admitir porque no lo vi; lo que pasa es que estadísticamente no lo descartaría. Ser policía es algo difícil…es estar aguantando, es tener una paciencia enorme, es tener una capacidad de respuesta, es tener una fe en lo que tú haces, es, es muy difícil ser policía. La policía empieza por una selección de aquellas personas que son capaces después asimilar aquella profesión lo difícil. Si no están bien seleccionados, pero además no están bien capacitados, yo desde luego no me hago responsable de aquellos posibles golpes que estadísticamente son posibles, evidentemente no lo descarto.
–¿Quiénes serían los responsables de estos posibles golpes?
–Mmmh, la falta de preparación es esencial, yo no señalaría personas ni profesionales de aquel momento. Yo creo que los que hacen manifestaciones.
La prensa y el equipo de comunicación
–Ese es un punto de inflexión en su inicio de gestión. ¿Qué sigue después? Dice que la prensa–que toda la prensa– lo empezó a señalar, ¿Cómo empezó a reaccionar ante ello?, ¿Consideróeran justas las críticas?, ¿quién…
–No, las críticas eran absolutamente injustas por desconocimiento, yo no digo que no hubiera desconocimiento. Lo había. Lo que ocurre es que es fácil hablar cuando algo te pone de malas. Entonces, en aquel momento estaba de moda, era casi hasta divertido ver las primeras planas de la prensa, ya iba uno a verlas, a ver qué dicen hoy, porque la mayoría de ellas eran realmente inventadas, publican muchísimas cosas al respecto, pero yo creo que hubo periodistas honestos que interpretaban que eso era verdad, no todo era mentira los que publicaban por referencias no, porque no era conocido. En la prensa hubo de todo, también había gente que lo hacía a propósito para hacer daño, para dañar, para dañar un proyecto de seguridad. Ahora, la pregunta sería porqué esa falsa información, porque yo no tuve un equipo adecuado.
– ¿Usted escogió el equipo de prensa?
– A medias, a medias. No me voy a meter con ellos porque no es culpa de ellos. Si yo ahora hablará mal de mi equipo de prensa estaría cometiendo una grave falta; ellos eran profesionales en lo que se les exigía y no podía esperarse más. Lo que ocurre es que estamos confundidos, en todos los lugares hay un tipo de propaganda que difunde, que estudia, que piensa, y un equipo de comunicación; usted no puede darle ambas responsabilidades al equipo de prensa; entonces, yo no voy hablar mal del equipo porque al contrario, algunos miembros del equipo de prensa y comunicación se comportaron no sólo legalmente sino muy presentables, muy profesionales. El problema era de estructura, en cierta forma había un defecto de comunicación…
–¿Este defecto de comunicación, repercute de alguna manera en su relación interna con el demás personal del gabinete del municipio e interfiere en su trabajo?
– Mucho, mucho porque yo ya había advertido que yo no iba a ser política en seguridad. La seguridad es una cuestión moral y técnica, no tiene más. Si usted quita el campo moral o el campo técnico ya no es seguridad y la política sale sobrando, es para los políticos; pero como mi puesto teóricamente debe ser político porque está seleccionado por políticos, pues yo tenía que haber cumplido también con las expectativas políticas del partido al mando. No lo hice por lo tanto sí tuve muchos problemas.
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