Información

Irregularidades en unidades rentadas de Qrobús

Varias unidades rentadas de Qrobús no cuentan con número permiso en caso de hacer alguna denuncia, tampoco con cámaras y sólo cuentan con una sola puerta, lo que ralentiza el tiempo de ascenso y descenso de los pasajes.

Gritos en la parte trasera, diferentes olores provenientes de todos lados, el sudor de los de junto, la boca seca y no poder ver más allá de tu vecino de a lado son algunas de las experiencias que viven los queretanos en el transporte público de la capital, conocido como Qrobús.

Las quejas se hacen escuchar a voces sordas en toda la ciudad, “suben la tarifa pero no veo más camiones”, “¿para esto pagué por la cochina tarjeta?”, “mmmta, de nuevo me cobró doble la fregadera esta”; quejas que persisten con coraje e indignación dentro de los camiones rentados por concesionarios, exigencia del gobernador, Francisco Domínguez Servién, luego de que éste fuera abucheado en Menchaca por las deficiencias de Qrobús.

Dos semanas han pasado desde que la ciudadanía comenzó a tomar los autobuses de apoyo, esos que comparten características con los suburbanos: tienen espacio para entre 30 y 45 personas sentadas, cortinas, portamaletas interior, asientos de esponja recubiertos de tela, un pasillo muy estrecho, pasamanos más bajos de lo normal y una sola puerta.

Para hacerse notas, por fuera a los autobuses llevan impresa la frase “unidad de apoyo para mejorar el servicio Qrobús”, sin embargo, el mismo no se ve mejorado, ya que las vehículos cuentan con deficiencias que incluso violentan los derechos del usuario. La estructura al contar sólo con una puerta, limita la entrada y salida rápida, lo cual retrasa los tiempos de los camiones.

Además, en muchas de ellas es evidente la falta de cámaras, el número para denuncia, alarma de exceso de velocidad, los tarjetones de los conductores, y los números provisionales de la unidad, lo que en consecuencia, afecta a quién desea acusar de algún abuso. Es más, en otras las placas ni siquiera son visibles.

Personas suben y bajan, sin embargo, y cómo en la mayoría de las rutas, la masa de gente no disminuye. Al contrario, en ocasiones va tan lleno que hay personas que terminan aplastadas contra la puerta. Ya ni siquiera suben los tan comunes vendedores ambulantes ni raperos a los que tanto estábamos acostumbrados. Al bajar, las personas se tienen que convertir en contorsionista para atravesar la densa masa de gente acumulada hombro con hombro y espalda con espalda por el pequeño pasillo. La concentración del ambiente es tal que se asegura de guardar un poco de cada persona, ya sean los olores, el calor resguardado en los asientos, o tal vez algún objeto olvidado entre el gentío.

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba