La corneta de Porfirio López Saldaña
Por: Agustín Escobar Ledesma
Porfirio López Saldaña es un periodista que, de 1950 a 1997, fue director de La Corneta, semanario cuya característica principal fue el tratamiento informativo desde una perspectiva humorística. La Cornetaexhaló su último aliento cuando Fernando Ortiz Arana sucumbióen las urnas frente a Ignacio Loyola Vera, porque, a decir de su director “No era correcto dar el chaquetazo”, después de haber vivido al amparo de los gobiernos emanados del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Entrevistado en su casa, durante una calurosa tarde de verano en la que el paso del ferrocarril inunda la conversación y en el cielo un grupo de nubes amenaza con anegar la ciudad, López Saldaña, debido a sus noventa y un años cumplidos en abril, se encuentra recostado en su cama, con una cobija encima de su cuerpo y un gorro en la cabeza que le protege de un mal aire, por lo que sólo es posible advertir un rostro blanco, con suaves líneas de expresión; sus ojos que se mueven inquietos, la nariz aguileña de su rostro y sus labios delgados.
No tiene ninguna objeción con que la grabadora se pose en un cuadro de la cobija,sobre su pecho;la entrevistase convierte en un clavado al pasado del Querétaro avasallado por el partido único, al que Vargas Llosa describiera como la dictadura perfecta, etapa en que la prensa local suscribía al pie de la letra la famosa frase que acuñara El TlacuacheGarizurieta: vivir fuera del presupuesto, es vivir en el error.
Es una hora de recuerdos sobre las relaciones de la prensa con el poder, tamizados por las frases ingeniosas y humorísticas de López Saldaña, a quien le correspondió conocer de primera mano las contrastantes conductas de los gobernantes queretanos en el ejercicio del poder. Por ejemplo, a Rafael Camacho Guzmán lo considera “una bestia” y a Enrique Burgos García “un caballero”.
Génesis
La Corneta nació en el lejano año de 1950, cuando el joven Porfirio López Saldaña y Manuel Hurtado, su amigo y compañero de la aventura editorial, caminaban por las inmediaciones del Mercado Escobedo y como estaban frente a una cantina que se llamaba El Globo en la que aparecía un clarín, la imagen de ese instrumento musical les inspiró el nombre.
No te pago…
López Saldaña menciona que Manuel Hurtado y él, en un principio, cometieron el grandísimo error de no acercarse al gobierno para financiar el tiraje de La Corneta porque, enfatiza “en el gobierno están los centavos, hombre”. En aquel primer momento el semanario “salió a la brava, sin ningún contacto con el gobierno ni con el PRI, cuando sólo ese partido reinaba”.
Para sobrevivir los editores de La Cornetase convirtieron en vendedores de instrumental médico, sin embargo, ante la imposibilidad de continuar de esa manera, finalmente acudieron a las arcas gubernamentales.
“Fui a ver a los jefes de prensa, ahí empecé a hacer dinero con los anuncios que me pagaban y, en el colmo de las casualidades, un día fui con el jefe de prensa del gobierno de (Rafael) Camacho Guzmán.
—Oiga señor, necesito dinero para hacer mi número de aniversario, necesito cuando menos una paginita.
—Mire, no tenemos dinero pero vaya arriba y pregunte por el licenciado (Enrique) Burgos.
El licenciado Burgos y yo éramos amigos desde que él estuvo en San Juan del Río, así que enseguida me recibió.
—Don Porfirio qué gusto verlo, ¿qué se le ofrece?
—Mire señor licenciado, voy a hacer mi número de aniversario y necesito una paginita.
—¿Cuánto vale?
—Mil pesos.
—Adelante.
—¿Qué le pongo?
—Lo que usted quiera.
Burgos era y es un caballero, no sabe decir que no y yo aseguro que de lo que promete, de cien, noventa y nueve cumple”.
Al preguntar si la relación de la prensa con el poder siempre ha sido así, Porfirio López Saldaña no duda en afirmarlo. Y, ante la pregunta de que si esta cercanía incidía la línea editorial de La Corneta, revela:
“A medias, porque, por ejemplo, si la Secretaría de Educación me daba una nota, no la iba a poner como lazo de cochino, tenía que mediarle, entre chistosa y agresiva, así se iba la nota y seguía quedando bien con la Secretaría de Educación o algún otro departamento de gobierno.
“Cuando Sergio Arturo (Venegas Alarcón) fue Director de Comunicación Social en el gobierno del gobernador Mariano Palacios Alcocer, también lo iba a ver cada vez que necesitaba dinero”.
Una mujer descalza…
Aunque no recuerda el año exacto, López Saldaña menciona que en el sexenio del arquitecto Antonio Calzada Urquiza (gobernante queretano de 1973 a 1979), una de las ocho columnas de su semanario fue memorable.
“Una de las anécdotas más notables de La Corneta fue cuando gobernaba Antonio Calzada Urquiza, papá del gobernador José (Eduardo Calzada Rovirosa). Aquella vez hice una cabeza que decía “Más vale una mujer calzada que descalza”. Después de veinte años todavía me decían que qué buena cabeza me había aventado. El ingeniero Calzada, que era mi amigo, nunca me reclamó”.
El carro de mierda
Sobre una repisa situada en la cabecera de la cama de Porfirio López Saldaña, está una radiograbadora, un despertador y algunos libros; un poco más arriba, en la pared, se encuentra clavada una discreta cruz de madera. A los pies del entrevistado, encima de un ropero está un televisor negro, apagado, silencioso; en tanto que en otra de las paredes de su habitación está colgado un retrato de su esposa y a un lado está enmarcada su licencia de locutor, la 1040, debido a que antes de ejercer el periodismo escrito, López Saldaña fue locutor en su natal Celaya.
La memoria de López Saldaña se remonta al Querétaro conventual, cuando la mancha urbana de la capital apenas si rebasaba el actual centro histórico.
“Cuando Manuel Suárez Muñoz fue Secretario de Gobierno de Juventino (Castro Sánchez), tenía aspiraciones, ansias, ganas de ser gobernador, entonces empezó a tirarle con todo en los periódicos al gobernador. En cierta ocasión J. Jesús de la Isla, director de Tribuna, escribió tanto y tan feo del gobernador que éste, sumamente enojado, le mandó un carro de mierda para tirarlo enfrente de la casa de Jesús de la Isla”.
La bestia
El director de La Cornetarecuerda el día en el que la aplanadora electoral ungió a Rafael Camacho Guzmán como el primer servidor público del estado.
“Fuimos al besamanos al (Hotel) Casa Blanca. Delante de mí iba un licenciado, que era Miguel Martínez, quien trabajaba en la revista Senda de Pablo Osejo. Miguel se arrimó con el gobernador para presentarse, muy atento.
—Señor gobernador buenas tardes, soy Miguel Martínez, soy periodista y soy locutor.
—Bueno por fin, ¿qué chingaos eres, periodista o locutor?
Ante la grosera situación yo me quedé verde e inmediatamente di la media vuelta, no lo saludé ¡cómo iba a saludar a ese patán, hombre!, ni de chiste. Miguel Martínez se retiró echando madres del gobernador.
Estas anécdotas pintan a Camacho Guzmán de cuerpo entero. Por lo demás, yo no volví a tratar a don Rafael para nada, ni para un ‘buenos días’ o un ‘buenas tardes’. Cuando algo se me ofrecía ya sabía el camino, llegaba yo con el jefe de prensa y de ahí pasaba con el licenciado Burgos, un caballero”.
De poetas y periodistas
La voz cascada por la avanzada edad de López Saldaña, no impide que él mismo se visualice a bordo de su poderoso Ford Falcon de ocho cilindros, adquirido en la refaccionaria Universal, automóvil en el que recorría velozmente las calles queretanas con el pelo al viento y el sol en la cara.
Con el humor a flor de piel y los recuerdos desbordados López Saldaña toma de la mano a sus antiguos colegas para presentarlos.
“En la Universidad Autónoma de Querétaro, que era respetadísima, se encontraba mi amigo y rector, el licenciado José Guadalupe Ramírez Álvarez. Ese señor sí era periodista, fue el único periodista que yo conozco, porque se alcanzaba la puntada o la verdad de decir, que el único reportero en Querétaro, era él.
“Había la vacilada de que cuando Rogelio (Garfias Ruiz) iba a la imprenta del Sagrado Corazón, los empleados lo vacilaban porque cada nota que hacía Rogelio incluía la palabra tertulia: “Animada tertulia en la casa de fulano;espléndida tertulia en tal lugar. Hermosa tertulia en equis sitio”. Por eso a Rogelio le pusieron El Tertulias. Quién iba a pensar que el señor Tertulias iba a ser el director del Noticias.
La tumba de La Corneta
En relación a los medios y los periodistas que cambiaron de color una vez que el Partido Acción Nacional arribara al poder en 1997, el director de La Corneta señala “Nosotros no tuvimos esa desvergüenza, eso fue lo que pasó.
“Al acabar el cómputo de votación de Fernando Ortiz Arana (Candidato del PRI que en las elecciones de 1997, perdió la gubernatura ante Ignacio Loyola Vera, del PAN), se acabó La Corneta, porque yo no tenía relación con los azules, así que yo qué le iba a pedir a don Nacho (Ignacio Loyola Vera), no era correcto dar el chaquetazo.La Corneta siguió saliendo, pero llegó un momento en que ya no fue posible sostenerla porque era trabajar mucho y no sacar nada y entonces ¡Pum, corte, se acabó! ¿Quién hubiera sabido que doce años después iba a entrar otra vez el señor Calzada (José Eduardo Calzada Rovirosa), hombre? ¡Cosas de la vida!”
Debido a su avanzada edad, después de una hora de intensos recuerdos, las fuerzas de López Saldaña se desvanecen, al igual que las nubes que amenazaban la ciudad, dejando la lluvia para mejor ocasión.
{loadposition FBComm}