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La Sierra no olvida, dos años y contando, (Parte 2)

Administraciones locales, cómplices

Por Víctor Pernalete/Miguel Tierrafría

Se escucha tan evidente, que parece inverosímil. ¿Por qué nadie habla de ello? La palabra que lo describe es “miedo”. Es eso o protección. Para Mario González, por parte de las administraciones locales, es lo último.

“Las autoridades ni modo que no se den cuenta que hay una avioneta todos los días, todos lo sabemos. Las autoridades guardan silencio, ahí está puesto un retén, lo están haciendo, habrá una pequeña zona militar, pero hasta donde nosotros sabemos, ellos están ayudando a construirla. Los mismos que manejan la droga”.

 

Dichas administraciones están a punto de concluir. Sólo les quedan algunos meses más en el cargo, antes de ser sustituidos por quienes salgan beneficiados en la elección. Eso puede ayudar a esclarecer el caso, porque de acuerdo al padre González Melchor, no es que no hayan podido. Es que no han querido.

“La negligencia de la anterior administración fue muy elevada, fue muy grande. Se hicieron los que no pudieron, pero no pudieron porque no quisieron, no porque no hayan querido. La investigación se podía hacer. Llegó a tal grado la negligencia que uno de los presidentes municipales, es primo-hermano del coyote.

“Además él era coyote, dejó de hacer esa actividad y empezó a hacer otras, claro. El de Landa de Matamoros. Él sabe muchísimas cosas pero también intenta proteger a su familia y a sí mismo, porque cuando ya se encuentran involucradas personas como Los Zetas que es seguramente quien los secuestró o a quien se los entregaron, pues es muy peligroso”, declara.

Los coyotes, esos hombres que se dedican al tráfico de otros hombres, cobran grandes sumas de dinero por un servicio que saben, será complicado cumplir. Aun así, la clientela es amplia. La comunidad está muy segura de que ellos son los responsables de haber entregado a sus familiares a los narcotraficantes.

“Serán 500, hay algunos que manejan grupos muy pequeños, hay coyotes que no se les paga porque son familiares, pero al fin y al cabo son coyotes, te van guiando, hay algunos que ya están allá en la frontera, otros que no se atraviesan el río si no ‘van por la línea’ como ellos les llaman. O sea con papeles chuecos”.

Uno de los coyotes involucrados en la desaparición de los migrantes hoy se encuentra en la cárcel. Él sabe, y mucho. Tanto sabe, que entiende que la mejor manera de seguir paseándose por su celda es estando callado.

Las mujeres: el desencanto y la esperanza

¿A dónde van los desaparecidos?/Busca en el agua y en los matorrales. / ¿Y por qué es que se desaparecen?… “Nada” es la palabra usual. Se percibe, huele, transmite… se vive.

Es la respuesta que desde hace tiempo han escuchado con mayor frecuencia. Es la que al despertar las acompaña, a esas almas con la esperanza tan débil, devastada por la agonía, el sufrimiento y la incertidumbre de no saber si viven o perecen.

Doña Margarita, de la comunidad de La Lagunita, emplea esta palabra con desanimo. “Pues estamos igual, en las mismas, porque no hemos tenido ninguna noticia, nada”.

Porque no todos somos iguales. / ¿Y cuándo vuelve el desaparecido?… Situación de angustia que también aqueja a doña Socorro, de la misma comunidad.

“Nada, como el primer día seguimos igual, no sabemos nada y toda la gente que piensa en sus muchachos desaparecidos, sus esposos, nos reunimos en El Lobo y nadie tiene ninguna noticia”, dice.

Es como vivir en el espacio, en donde ni vida ni muerte gobiernan, en donde ni fiesta de bienvenida al paisano migrante, ni misa de cuerpo presente al paisano caído. Son ya dos años de que partieron de su pueblo, de su cultura, de su familia, a un camino aún sin horizonte, sin un punto de retorno.

Simplemente en la espera de que ese sendero llegue a su fin, que se convierta en realidad.

“No sabemos todavía si están vivos o muertos, pero nosotros para hacerle una misa por muertos, como que no, porque nosotros tenemos la esperanza, porque son hijos de uno”, precisa doña Socorro.

“Desde que pusimos la denuncia estamos en espera… a nosotros nos dicen que sí están haciendo algo, que sí los andan buscando y nosotros también estamos atenidos a que nos tengan alguna respuesta, pero no sabemos si será cierto que los andan buscando o nomás estarán esperando como nosotros”, asegura doña Margarita, apostando sus esperanzas en que todavía están en algún lugar de este espacio vital.

Cada vez que los trae el pensamiento. / ¿Cómo se le habla al desaparecido?/ Con la emoción apretando por dentro… Aquel enlace entre madre e hijo nunca desaparece.

Sigue en esas dos mujeres que sufren la pena de haber visto partir a su sangre en un autobús sin retorno, que desapareció de la nada o ante la nada. Que sin más fueron secuestrados, entregados, extorsionados o desaparecidos.

El nombre de Arturo Mayorga figura entre los culpables de la desaparición. Los familiares de los migrantes lo acusan de toda la responsabilidad por haberlos llevado a ese sitio lo más parecido al purgatorio, en donde las almas llevan una cruz de penas, angustias y que no parecen llegar a su fin.

Muchos afectados, entre los que se encuentra doña Margarita, les achacan las culpas al coyote Arturo Mayorga y sus cómplices. Los mitos de cómo desaparecieron rebosan entre los afectados.

“Nosotros decimos que son los culpables, porque ellos los reunieron, o sea, ellos andaban buscando para llevárselos y como sabíamos que en eso trabajaban, luego aparte de eso él siempre se iba con ellos y esta vez no iba y él sabía lo que iba a pasar.

“Luego por aquí se comenta de que él les daba ese dinero a Los Zetas y un viaje que había llevado antes no lo pagó y nos imaginamos que él vendió a estos otros que llevó”, lamentan.

“Lo que Arturo nos decía, que es el que llevaba a los muchachos, dijo que a él se los habían quitado, se los habían secuestrado, entonces nosotros dijimos que él más o menos sabe, porque nosotros le preguntábamos cuándo pasó eso y le llamábamos para saber qué pasaba y decía que no sabía nada”, relata doña Margarita, acusándolo de la poca sinceridad que tuvo tanto con su familia como con la de los demás migrantes queretanos desaparecidos.

Nos dicen que ya los olvidemos: doña Margarita

Salió anteanoche y no ha regresado; / no sé qué pensar. / Esto antes nunca me había pasado… Con todo y su dolor, tanto doña Margarita como doña Socorro, así como las demás familias de los migrantes queretanos desaparecidos, se aferran a ese instante áureo en el que sepan algo de su esposo, hijo, hermano, cuñado.

Los días 17 de cada mes se reúnen familiares de migrantes de distintas comunidades: El Lobo, La Lagunita, La Vuelta, entre otros, con autoridades distintas para ver que nuevas noticias hay sobre sus parientes perdidos, al parecer a las autoridades les dio por tener amnesia, inmunidad ante el dolor ajeno.

“A nosotros nos han dicho que quieren que ya cerremos el caso, que ya olviden, pero le digo no es fácil, cómo vamos a olvidar a los familiares, eso nunca… Es que esta reunión pasada no fui y esa vez fue cuando dicen que ahí alguien les mencionó y le digo cómo se va olvidar uno de eso, nunca y le digo, entre más pasa el tiempo no se olvida de ellos”, señala doña Margarita.

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