Información

Marcha de fe, cultura y tradición contra el teleférico

Para destacar: No solo era cuestión de respeto a uno o dos cerros, se trataba de prioridades. Había que evidenciar que no había luz ni para el mitin en la plaza; vestirse con harapos, pintarse la cara, y colgarse una pancarta que diga “mejor hay que limpiar el río” recordando además que las aguas negras han llegado a hasta la alberca El Capulín.

Habitantes del municipio de El Marqués, marcharon hacia la cabecera municipal, esto para manifestarse contra el proyecto que consideran dañino e

 

Por:David A. Jiménez

Todos, sin importar su edad o la hora, estaban ahí. Marchaban hacia la Plaza de San Pedro en La Cañada, cabecera municipal de El Marqués, con un único fin: preservar su espacio sagrado, uno con más de dos siglos de antigüedad. Fe, cultura y tradición, como lo indicaban distintas pancartas y consignas, eran el motor de aquellos pasos que buscaban imponerse sobre aquel “sueño guajiro”.

Los niños todavía usaban el uniforme escolar cuando iban del brazo de sus padres; los adultos mayores  por la banqueta, la mirada baja y su bastón, algunos cargaban pancartas exigiendo ser escuchados. El rebozo era ideal para sostener a los lactantes y protegerlos del ruido de la pirotecnia. Pitufos, concheros, sombrerudos y hasta el amigable vecino, el Hombre Araña, completaban a los manifestantes.

Eran cerca de las 18:00 horas de aquel 2 de marzo. La tranquilidad de la Plaza de San Pedro, en El Marqués, se cambió por vibraciones en la tierra, tambores a lo lejos y algunos cuetes. Los sonidos de violines y tambores marcaban la velocidad de la procesión. Se acercaba el contingente que de una forma pacífica exigiría al gobierno municipal cambiar el lugar de construcción de aquel teleférico.

No solo era cuestión de respeto a uno o dos cerros, se trataba de prioridades. Había que evidenciar que no había luz ni para el mitin en la plaza; vestirse con harapos, pintarse la cara, y colgarse una pancarta que diga “mejor hay que limpiar el río” recordando además que las aguas negras han llegado a hasta la alberca El Capulín.

Se mezclaban épocas para exigir la información clara del proyecto. Cadetes militares y concheros prehispánicos bailaban al mismo ritmo, engalanados con sus espadas y penachos. La gente se desbordaba por aquellas escaleras, poco a poco ocupaban el espacio de la plaza. La Cañada fue el sitio que el presidente Venustiano Carranza eligió en 1916 para formar una constitución que empoderara al pueblo… a 100 años este lo intentaba: “Estos cerros no se tocan”, “El teleférico lejos de espacios históricos y religiosos” se oía desde el escenario.

La noche caía, con ella la oscuridad y el fin del discurso… quedaba iluminado el Cerro de San Pedro, con la imagen del mismo, resguardando al pueblo. Sus habitantes demostraron que no tan fácilmente cederían ante el proyecto que pueda quitarlessu patrimonio colectivo.

 

 

{loadposition FBComm}

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba