Migrar
Por: Víctor López Jaramillo
Imagina por un momento, como dice la canción de Molotov, que tuvieras que empezar de cero; que en el lugar donde has vividoy cultivado tus sueños de juventud y, pese a que has sido buen ciudadano, simplemente no hay oportunidad alguna.
Que la empresa que el gobernante fue a inaugurar con bombo y platillo, para no perder capital, simplemente cierra y deja personas sin empleo; que la violencia se ha vuelto el cáncer del pueblo donde naciste; que la única oportunidad de sobrevivir es emigrar, buscar otra oportunidad en un nuevo lugar, que hay que empezar de nuevo, que hay que guardar el dolor y kunderianamente descubrir que la vida está en otra parte.
Y sólo queda mirar al norte como única esperanza. Sin mirar atrás, buscas cobijo bajo el cielo septentrional. Simplemente, la tierra donde has nacido te expulsa. Te has convertido en migrante.
México es un país de migrantes. Cada año, miles de mexicanos tienen que buscar en Estados Unidos, principalmente, una oportunidad laboral, por nimia que sea, que no consigue en estos lares. Muchos no llegan, el destino los alcanza antes.
México es un país de paso de migrantes. Miles de centroamericanos tienen que cruzar por nuestro país para llegar a EUA con el objetivode recomenzar su vida. Muchos no llegan, el destino los esperaba en nuestro país.
Peor aún, Querétaro no es precisamente un paraíso, como lo pinta la propaganda gubernamental, para los migrantes que están de paso. Sufren “persecución, desapariciones, secuestro y complicidad de la Policía con el crimen organizado”, como denunció el sacerdote jesuita Pedro Pantoja Arreola.
La situación se torna más grave cuando, cual espada de Damocles, el desalojo pende sobre la Estancia del Migrante González y Martínez, en Tequisquiapan. Los pocos espacios de apoyo para quienes viajan a Estados Unidos y por accidente geográfico pasan por Querétaro, se cierran ante la indiferencia ¿o complicidad? de las autoridades.
Indiferencia en el caso de los migrantes queretanos de la Sierra Gorda desaparecidos. Cuatro años ya y no hay noticias de ellos. El polvo del silencio cubre su caso.
Historias de terror, tanto para los migrantes centroamericanos como para los mexicanos. Imagina que tuvieras que migrar en esas condiciones.
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