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…presentación número especial Tribuna

PARA DESTACAR: En los últimos años se han implementado programas y políticas públicas que han disminuido la discriminación hacia las mujeres, consideramos trascendente favorecer medidas que incluyan las necesidades específicas de los hombres, que les asegure condiciones de equilibrio y equidad para involucrarse afectivamente en las relaciones familiares.

¿Hasta cuándo seguiremos pensando que un varón, un “hombre verdadero” no es capaz de cuidar de una persona, de brindarle afecto y seguridad, desde su nacimiento? ¿Seguimos viviendo bajo la maldición de la ausencia del padre en el Querétaro actual? Maldición heredada desde la conquista española, o ¿qué tan cierta es la imagen estereotipada del padre presente: incumplido, siempre ocupado, negligente, abusador, chantajista, autoritario y violento? ¿Cuál es el panorama de la Paternidad que prevalece en Querétaro?

Todos tenemos la experiencia de ser hijas o hijos y sabemos cómo nos ha marcado la huella de nuestros padres. De esos hombres que quizá se vieron forzados a asumirse como padres, a cumplir con los mandatos sociales de ser proveedor y jefe de familia para demostrar su hombría. O de aquellos hombres que han decidido migrar, para encontrar ingresos. O de esos hombres que están asumiendo de manera placentera y estimulante, con su mejor esfuerzo para apoyar, proteger, dirigir, motivar e impulsar, acompañando y participando activamente desde el embarazo a lo largo del crecimiento de sus hijas e hijos.

Si confiamos en los datos estadísticos, que señalan la participación económica abierta de las mujeres, cónyuges que aportan para “complementar” el gasto, más de la mitad de los padres continúa proveyendo exclusivamente a sus familias. En las últimas décadas se ha promovido que en la relación de pareja existan más acuerdos, negociaciones, diálogos para decidir, para distribuir el trabajo. El padre conserva la jefatura pero no indiscutiblemente.

Tanto los hombres como las mujeres, se enfrentan a las exigencias cotidianas para equilibrar los tiempos y las energías para la atención interpersonal, el trabajo, el transporte y el mantenimiento del hogar. Obligaciones que están generando tensiones, en una sociedad que ha modificado las estructuras de las redes de apoyo directas, con la separación de otros familiares y disminución de confianza en las relaciones vecinales. Las madres y esposas cargan con la doble jornada. Los padres y esposos perciben en soledad las contradicciones entre los esquemas de masculinidad dominante y su realidad, sobre todo laboral: aumento de responsabilidades y duración de la jornada con el mismo salario, con la pérdida de empleos contractuales, o alejados del domicilio familiar –como padres de fin de semana-; además, darse de alta como trabajadores por cuenta propia y padecer el acecho burocrático.

Si bien en los últimos años se han implementado programas y políticas públicas que han disminuido la discriminación hacia las mujeres, consideramos trascendente favorecer medidas que incluyan las necesidades específicas de los hombres, que les asegure condiciones de equilibrio y equidad para involucrarse afectivamente en las relaciones familiares.

Proponemos el ejercicio de una paternidad comprometida con el bienestar de sus hijas e hijos, participando activa y asertivamente en las tareas de la crianza y del trabajo doméstico. Que asegure un ambiente de seguridad emocional basado en la equidad y el respeto en las relaciones desde la perspectiva de género.

Por la trascendente dimensión de la relación paternal, como se dice en ñahñho:

Fa Xui: papá, te convido a cuidarnos.

Tomamos el vocablo Fa Xui del ñahñho que significa convidar para lanzar la campaña “Papá, te convido a cuidarnos”.

El objetivo es impulsar una estrategia de participación activa de los hombres en la prevención y erradicación de las violencias, tomando como eje de acción el Día del Padre, para reflexionar críticamente el rol de los hombres en la tarea de cuidar a niñas y niños, desde la más temprana edad, la adolescencia y juventud. Corresponsabilizarnos del cuidado en las relaciones; en la casa, la calle, el mercado, los autobuses, la escuela, los parques, las plazas, en el campo y en la fábrica.

 

 

 

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