Todo fue un montaje: Sergio Jerónimo

Personas que tomaron parte en ese Cinco de Febrero, dan a conocer sus experiencias en los hechos, además de las consecuencias que tuvieron de los mismos
Por: David A. Jiménez / Mánelick Cruz
Jerónimo Sánchez explicó por qué sostiene que la agresión al camión fue un «montaje» para «descalificar al movimiento social»:
Jerónimo sostiene que después de que el camión del presidente se mueve hacia Avenida Universidad, ellos cruzan la valla de seguridad que se abre: «cuando llegamos al Teatro de la República, estaban los medios, ahí nosotros presentamos a uno de nuestros compañeros que habían sido golpeados”.
«Me acuerdo que algunos chavos medio molestos, no sé si provocadores o miembros de alguna organización, se subieron a la rejas del Teatro. Hicimos conferencia de prensa, presentamos el documento que le queríamos dar al presidente de la República, terminamos y nos fuimos por Juárez», sostiene.
«¿Qué sentido tiene llevarlo a donde han golpeado gente? ¡Al camión del gabinete legal!». Describe también cuando algunos manifestantes se tiran frente al autobús «para no dejar que pase». «Y pues prácticamente se arma el zafarrancho», señaló.
Además, indicó que había «personas extrañas» que le habían quitado los cables para parar el camión. Agrega que «curiosamente ese camión, resguardado por policías» se detuvo frente a otro autobús que, «desde el día anterior», estaba «esperando», para supuestamente rescatar al gabinete legal. «Todo un montaje, ¿no?», concluye.
La cárcel, una experiencia rica en dolor
Sergio Jerónimo Sánchez recreó la historia de aquel 5 de febrero de 1998 y habló de sus aprendizajes en seis años como prisionero.
Explicó que la provocación y montaje en las cercanías del Teatro de la República, que desembocarían en su encarcelamiento durante seis años, fue por la inexperiencia del gobierno panista con lo social, así como el servilismo de jueces al Ejecutivo: “No era un ajuste de cuentas, no debíamos ni nos debían. No se abre el diálogo y hubo mano dura. Ellos empezaban, no tenían trato con movimiento social. Tuvieron que inventar una revuelta de la que seríamos absueltos trece años después. Los jueces son peones, serviles; cómo puedes llamar jueces a esos estúpidos.”.
Describió su experiencia en la cárcel como “rica en dolor” y en la que se viven sentimientos interesantes como coraje e injusticia por parte del Estado. Dijo estar consciente de la maquinaria y personajes desplegados ese día, pero lo ocurrido, no lo tomó como algo personal: “Se aprende a valorar lo que tienes alrededor… familia, amigos, compañeros; aun recibiendo ese atropello, se sostienen en la lucha, es una experiencia que no deseo a los compas”.
La Jornada publicó en marzo de 2002 cómo a los presos políticos del caso se les excluía dentro del Penal de San José El Alto, pues eran puestos en celdas especiales, castigados, retirados de misas y eventos en los que coincidían con autoridades.
Transformar desde el pueblo
El panorama es similar para este viernes cinco de febrero; un presidente del PRI viene a un estado en el que el PAN es la principal fuerza política. Sergio Jerónimo, se limitó a opinar respecto a las actuales figuras de la administración estatal, argumentando que era muy pronto para enjuiciar.
Sin embargo aseguró que desde octubre pasado que entró la administración de Francisco Domínguez, ha intentado concretar una entrevista con él y con el secretario de Gobierno, Juan Martín Granados Torres, al igual que el coordinador de USEBEQ:
“Se ve que hay una incapacidad de entender las necesidades del magisterio, los vemos con otras visiones y con poco interés de escuchar a los trabajadores de qué nos inquieta. La administración pasada parece que sí fue más abierta, hubo posibilidad de que escucharán nuestro proyecto”, expresó.
Recalcó que el movimiento social sigue vivo en Querétaro, pero ha adoptado una nueva forma de protesta: “Al movimiento se le han intentado encontrar rutas donde no se dé la confrontación directa con el Estado. Hay que construir desde los pueblos la otra salud, educación y cultura. Todo lo que finalmente nos da posibilidad de desenchufarnos del sistema”.
Añadió que la izquierda sigue existiendo en México y Querétaro, aunque los partidos políticos no son los mejores representantes de la misma: “El movimiento social debe pensarse desde abajo, dentro de algunos partidos, están dando lucha. Nosotros creemos que lo esencial es reconstruir vida comunitaria en sus pueblos.
Sergio Jerónimo Sánchez fue liberado el 22 de diciembre de 2003, tras seis años (de ocho que debía cumplir) recluido en el Centro de Readaptación Social de San José El Alto. Amparos, protestas indígenas frente al Palacio de Gobierno, marchas a la Ciudad de México y el cambio de administración estatal incidieron para que obtuviera su libertad. Actualmente forma parte de los profesores disidentes a la Reforma Educativa en Querétaro.
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