Trans, socialmente vulnerables
La falta de información, las enfermedades de trasmisión sexual y la falta de oportunidades dentro del mercado laboral son algunas de las problemáticas en la vida de una persona transgénero.
Por: David Eduardo Martínez Pérez
De acuerdo con Ilsa Aguilar Bautista, estudiante transgénero de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y activista por los derechos de las minorías sexuales y la población con VIH/SIDA, la esperanza de vida de una persona transgénero en Querétaro es de 35 años.
Entre las razones para que la expectativa disminuya tan drásticamente en este sector poblacional, la activista citó la falta de información, las enfermedades de trasmisión sexual y la falta de oportunidades dentro del mercado laboral.
Mencionó que un amplio sector de la población trans de Querétaro encuentra su fuente de ingresos en el sector del trabajo sexual debido a la discriminación que se ofrece a esta población desde diversos estratos del sector productivo.
Aguilar puntualizó que también hay ocasiones en las que la población trans se queda al margen de la ayuda médica debido a la falta de información y de recursos.
“Hay muchas personas que se mueren porque ni reciben apoyo económico de sus familias cuando se enferman, ni tienen la información a la mano. Un sector especialmente vulnerable es el de los menores de edad, porque a veces les exigen en sector salud que vayan con el padre o tutor y a muchos les da miedo y prefieren no decir nada aunque estén enfermos”.
Indicó que otro de los principales problemas de las y los jóvenes trans, es su dificultad paraexpresar su identidad de género más allá de los límites de la medicina.
La activista expresó que cuando se utiliza el término “transexualidad” desde una perspectiva médica, lo que se hace es negar las distintas formas de expresar la identidad de género al homologarlas todas a una que para ser válida requiere pasar por “un quirófano y unas hormonas”.
“Te hacen creer que tu identidad de género sólo es válida cuando tomas hormonas o cuando te operas. A mí misma me han preguntado a veces cuándo me hago la reasignación. Ese tipo de preguntas expresan ignorancia y sólo ayudan a generar la percepción de que hay formas válidas y no válidas de ser trans”.
“No estoy de acuerdo con eso porque la transición debe ser de manera consiente, no debe ser forzada. Hay personas que aceleran este proceso como parte de una presión que a final de cuentas de marca qué es lo que tienes que hacer. “
Aguilar explicó que estas percepciones van de la mano con la ‘patologización’ de la transexualidad y señaló que cuando un joven o una joven transgénero percibe presión para acelerar su proceso, en ocasiones las consecuencias suelen tener resultados funestos.
“Esto se ve reflejado en gran cantidad de personas que toman hormonas indiscriminadamente o se inyectan aceites y sustancias sin saber qué pueden hacerles, esto pasa cuando las personas se sienten presionadas para acelerar sus procesos y se les obliga a odiar su propio cuerpo”
“El problema con estos casos está en que en ocasiones terminan con la muerte o la mala salud de la persona. Quienes toman hormonas de forma indiscriminada o bajo presión, aunque obtienen ventajas al principio, como la acumulación de lípidos en ciertas partes del cuerpo que les ayudan con su figura, al final pueden tener complicaciones como taquicardias o trombosis”.
“Los tratamientos de reemplazo hormonal necesitan un chequeo médico porque si no incluso hay aumento de los triglicéridos y situaciones similares.”
Otro problema que mencionó Ilsa Aguilar en relación a las personas trans, fue la falta de apoyo institucional que ofrece el estado de Querétaro en ese sentido. Advirtió que falta información y faltan programas para los jóvenes, al mismo tiempo que se omiten los procesos de acompañamiento a quienes se encuentran en un proceso trans.
Señaló que el proceso de acompañamiento debe limitarse a ser eso, un acompañamiento, sin que se pretenda obligar a las personas a hacer lo que no quieran y sin que les presione para que se operen o tomen hormonas.
Como parte del proceso de acompañamiento, Aguilar colocó el caso de las familias, quienes deben estar abiertas a la comprensión en caso de que uno de sus integrantes sea una persona trans.
Recordó que en su caso particular ha recibido apoyo para continuar con sus estudios, aunque le ha costado que asimilen su identidad.
“Cuando voy a visitar a mis papás me siguen llamando por mi nombre de pila. Es difícil que me llamen por mi nombre, pero eso es algo que trato de cambiar, me imagino que en la mayoría de las familias la situación es parecida, necesitamos que las familias apoyen a quienes tienen una identidad trans”. Sentenció
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