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Tratar el Sida con responsabilidad y sin prejuicios: catedrática de UNAH

Entramos a la estigmatización de grupos y los ponemos como culpables, se debe de aproximar con responsabilidad y prudencia: Wendy Murillo Barahona, catedrática de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.

«El sida es una enfermedad que podemos verla desde muchas visiones; desde las decisiones o conductas como la práctica sexual o las adicciones, conductas que son rechazadas por la sociedad; entramos a la estigmatización de grupos y los ponemos como culpables, se debe de aproximar con responsabilidad y prudencia”, expuso Wendy Murillo Barahona, catedrática de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, quién impartió la quinta conferencia virtual “Retos y dilemas científicos y éticos asociados a VIH/SIDA: Reflexiones éticas”, organizada por la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ).

Murillo destacó que al día hay casi 5 mil nuevos casos: “aunque están los números no nos podemos olvidar de ver el otro contexto, la realidad que viven estas personas y a partir de ello entrar a la parte de la ética”.

En el tratamiento del VIH SIDA pueden considerarse nueve dilemas éticos y científicos los cuales son: la insuficiencia de recursos, “la desigualdad, un contraste entre la opulencia y la miseria”; el diagnóstico, ya que entran aspectos como las crisis emocionales y racionales al igual que la comunicación del diagnóstico con las personas cercanas; confidencialidad, “es muy importante porque se debe proteger la dignidad, autonomía, confianza y el derecho a la intimidad, sólo cuando estamos junto a ellos es que nos damos cuenta de su importancia” aseguró.

La asistencia sanitaria donde está el respeto a la decisión del paciente; exclusión social, “aquí es donde hablamos de la violación de los derechos humanos”, comenta; el tratamiento y la adherencia al mismo, “además de los recursos se debe tener consejería ya que cuando se inicie el tratamiento no hay vuelta atrás y es de por vida”.

La investigación con los mismos pacientes se debe asegurar la confidencialidad de sus datos; “otros aspectos como los ensayos clínicos, las patentes y el precio de los antivirales son parte de esa discusión ética”; y por último la cronicidad de la enfermedad, “el aumento de la sobrevida pero la vulnerabilidad social, antes era aprender a morir, ahora es aprender a vivir”.

La académica concluyó con un llamado a la disciplina, pues “ahora vemos que muchos no creen o cosas así”, tal como ocurrió con la actual pandemia de COVID-19.

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