Un abuso policiaco más
El caso comparte similitudes con el de Epigmenio Orozco Muñiz, ocurrido el 18 de junio
Por: Ricardo Lugo
La madrugada del martes 3 de junio, oficiales de la patrulla M-861 con número de placas 02-550 de la Guardia Municipal le gritaron “¡Párate cabrón. Ya te cargó la chingada!”.
Después lo sometieron a golpes fuera de su casa, en San José el Alto. Momentos antes, los mismos policías le habían indicado que se detuviera porque su carro “venía echando humo”.
Juan Jesús dijo que se detendría más adelante. Los policías se negaron a aceptar la propuesta y lanzaron un disparo al aire. Invadido por el miedo, se dirigió a su casa.
“No me dijeron nada, se metieron a mi casa. Me agarré del carro, me sacaron entre cuatro policías. Les pregunté cuál era el motivo. No me contestaron. Me azotaron en la banqueta. Me subieron a la patrulla a golpes”.
No es la primera vez que ocurre esto en San José el Alto, las detenciones por parte de la autoridad ocurren sin motivos aparentes y la frecuencia empieza a aumentar. El modo de operar es el mismo: detienen a las víctimas, les indican que desciendan del auto y enseguida los despojan de sus pertenencias.
Su familia también fue agredida
La señora Karen, tía de Juan, observó lo sucedido. Durante la detención de su sobrino, alrededor de 20 patrullas cercaron la calle. “Espantada” por la magnitud y lo “exagerado” del operativo, intentó acercarse a la casa de su hermana Pueblito, madre de Juan. Dos policías la detuvieron y con malas palabras le indicaron que regresara a su casa.
“Salieron mis papás antes de que me subieran a la patrulla. Mi papá se dirigió a los policías para preguntar cuál era el motivo de mi detención, los oficiales no dieron ningún motivo y contestaron groseramente: ‘¡usted métase, hijo de la chingada!’. Inclusive, a mi mamá le apuntaron con una pistola y le dijeron que se metiera sino se la iba a cargar ‘su chingada madre’”, recordó Juan.
Desconcertado por la situación, Juan narró lo sucedido sentado al lado de su padre. La preocupación se refleja en sus rostros, así como la frustración y el daño psicológico que los guardianes de la seguridad en Querétaro les han causado.
El papá muestra en la mejilla izquierda la herida ocasionada por el cachazo que uno de los policías le propinó cuando trataba de defender a su hijo.
“Vieron a mi hermana que estaba grabando con el celular. Se enojaron y la golpearon. Yo estaba tirado en la parte trasera de la patrulla y exclamé que no golpearan a mi papá. Los policías me decían que me callara”.
En YouTube se encuentra el video “POLICIAS GOLPEAN A UNA MUJER EN QUERÉTARO” (http://youtu.be/1Vofz3NaK24), en el cual se observa el momento en que Juan exclama que es golpeado en la patrulla, su hermana se acerca con el celular y enseguida es sometida por los oficiales, le impiden grabar lo que ocurre e inclusive, en palabras de su papá, uno de ellos le metió la mano a la blusa tocándole el pecho.
En el lugar aún se puede observar la mancha de sangre resultado de la agresión que los policías de Guardia Municipal propinaron al señor.
Policías “borraron” las evidencias antes de entregarlo
Después de un operativo sin motivo aparente, Juan, esposado y a bordo de la patrulla M-861, fue trasladado sólo unas calles después de su casa. Ahí, la patrulla se detuvo y los policías volvieron a golpearlo dejándolo herido.
“Se pararon cerca de la primaria. Los dos oficiales que aparecen en YouTube me volvieron a golpear dentro de la patrulla, con la cacha de la pistola, en el estómago, en la cara; así hasta que se cansaron”.
El habitante de San José el Alto advirtió que después fue trasladado a la carretera estatal -a las afueras de la colonia- donde fue golpeado por tercera vez.
“Les decía que ya me dejaran, me cubría la cabeza. Me insultaban y el policía me recalcaba que tuviera cuidado con demandarlo”, lamentó.
Después de los goles, Juan sufrió una hemorragia en la nariz. Escuchó cuando los policías comentaron entre sí la necesidad de cambiarlo de patrulla porque aquella estaba ya muy manchada de sangre y esto implicaba un “grave problema” para los policías.
Cerca de la delegación Epigmenio González le esperaba una ambulancia para atender las heridas, limpiarle la sangre y borrar las evidencias antes de presentarlo ante las autoridades.
“Las mismas autoridades nos han asaltado y dañado psicológicamente”
Don J. Guadalupe, padre de Juan, mostró decepción por el abuso de autoridad del que fueron víctimas.
“La gente se merece un respeto, no es manera de agarrar a nadie así, mucho menos a golpes. Cuando salí a defender a mi hijo, un policía me dijo ‘usted, pinche viejito, no se esté metiendo si no le va a cargar la chingada también. ¿Qué es de usted? ’ Respondí: es mi hijo. ‘Pues ahorita nos lo vamos a llevar’.
“Fíjate lo que estás haciendo, te va a meter en problemas, las cosas se arreglan de otra manera. Nosotros somos ciudadanos pacíficos, no somos gente agresiva y no merecemos que nos traten de esa manera. De repente sentí el golpe de otro lado y me pegó en la cabeza. Traté de defenderme y se vinieron como cuatro policías contra mí. Ahí donde está la sangre. Uno de ellos me dijo ‘muy gallito, pinche viejillo’”.
La familia de Juan expresó indignación ante la ‘cerrazón’ que los oficiales de la Guardia Municipal mostraron la madrugada del 3 de junio.
Denunciaron que ante los delitos de los que fueron víctimas, son las mismas autoridades quienes les han asaltado y dañado psicológicamente.
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