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¡Buen viaje, querido maestro! Apuntes epistolares y biografía intelectual del Dr. Mariano Amaya Serrano

Cuando a través del estimadísimo doctor Carlos Isaac Silva Barrón, y de la esquela publicada por nuestro sindicato, supimos de tu partida hacia otra dimensión, de inmediato sentimos la necesidad de articular estas líneas -obviamente con tu venia, querido maestro- en claro tono epistolar, para expresarte nuestro reconocimiento a la larga y fructífera trayectoria en tu paso por los campos universitarios y -más particularmente- por tu tiempo invertido para transitar por la vida con vasta educación, cultura, y espiritualidad fundamentada; por ser promotor fundamental y miembro fundante del gremio sindical del personal académico en nuestra Máxima Casa de Estudios.

Mariano, magister, en primera instancia, te reconocemos como un hombre profundamente queretano, pero también ciudadano del mundo y como ser humano polifacético. Como un hombre recto, de carácter firme y de principios solidarios con la condición humana y de gran capacidad intelectual. Testimonio de nuestros dichos y que quedan como valiosos acervos de las nuevas generaciones, son tus innumerables aportaciones de palabra y obra para bien de las amadas ciencias sociales: Antropología, Derecho, Economía, Educación, Filosofía, Psicología, Pedagogía, Teología, Sociología, más de una centena de libros publicados, con relación a las disciplinas científicas líneas arriba referidas; amén de tu amor por los idiomas, la traducción, la cultura en general y la labranza de la tierra allá en los linderos de Querétaro y Guanajuato.

Inicialmente como estudiantes y más adelante como colegas profesores y compañeros en las iniciales luchas sindicales, reconocemos siempre tu afán de servicio a los demás, así fuere como primer secretario general de nuestro SUPAUAQ, como responsable de la Secretaría Académica de la Universidad o como esmerado docente/investigador, en diferentes Facultades de la UAQ y en otras Universidades o Instituciones de Educación Superior de México y del extranjero.

Cómo no recordar y valorar en su justa dimensión, durante nuestra etapa estudiantil en la entonces Escuela de Psicología, hoy Facultad, tus constantes lecciones y recomendaciones; a guisa de ejemplo estas palabras: “sustenten sus doxas compañeros”, nos decías, sobre la importancia y trascendencia del estudio serio y responsable del psiquismo individual y de los alcances de la psicología social y del freudo/marxismo que, precisamente hay evidencia y correspondencia con el planteamiento asentado en fechas recientes, cuando recapitulaste con amplio sustento tu doxa al cuestionamiento que te formularon los colegas psicólogos de las nuevas generaciones, me refiero a tu aporte al texto “Psicología 50 años 100 voces”, (Paulín y Aguado, 2019 p . 51).

Mariano, como colega profesor o docente investigador, también es digno reconocerte, sinceramente lo expresamos, tu valioso aporte a la sociología, ya que parafraseando al autor de la “Imaginación sociológica” (Mills C. W. dixit) “La historia de cada hombre, es la historia de todos los hombres” y tal afirmación tiene sustento cuando reconocemos la tarea realizada por ti, durante el tiempo invertido con rigor científico, en analizar y explicar diacrónica y sincrónicamente en el campo de la sociología, las biografías y las historias de las estructuras sociales y sus instituciones. Con justicia, en su momento, nuestra Máxima Casa de Estudios te reconoció como Profesor Emérito. ¿Cuántas generaciones de bachilleres, licenciaturas y posgrados tuvimos la fortuna de asistir a tus clases? Hay datos cuantitativos al respecto, pero indudablemente lo cualitativo es inconmensurable.

Otro invaluable mérito que te reconocemos es, el haberte empeñado en trabajar el texto “La verdadera Historia del Sindicado Único del Personal Académico de la Universidad Autónoma de Querétaro (SUPAUAQ” con clara analogía al texto clásico de Bernal Díaz Del Castillo, pero en este particular, para nosotros es orgullo gremial, pues bajo tu liderazgo, fuimos el primer sindicato de académicos registrado por las autoridades del trabajo, bajo el amparo del Artículo 123 apartado “A” de la Constitución. Debemos, igualmente, valorar tu empeño para que esa obra sirviera, bajo una edición digital, como un legado histórico excelentemente documentado para todos los sindicalistas y sindicalizados que somos, ya que en ella se incluyó toda la documentación original probatoria, de todos los avatares por los que se transitó, hasta lograr el anhelado registro de nuestra organización sindical.

Otros colegas y grandes compañeros de esos tiempos fundacionales, con seguridad los encontrarás en tu nuevo camino, pues también partieron e igual los recordamos con alta estima y les agradecemos su valioso trabajo académico y sindical: Álvaro Arreola -tu compadre del alma-; Alejandro Obregón, Francisco Perrusquía; Norberto Maya, Manuel Lozada, Federico Lozada, Carlos Lozada, entre otros.

Querido magister, hemos dejado para el final, expresarte este sentimiento ambivalente: nos duele tu partida, pero tu ausencia física tiene que subsanarse con la lectura y relectura puntual de tus aportes para abonar al engrandecimiento de una “Auténtica Comunidad Universitaria”. Afortunadamente hoy las nuevas generaciones pueden, fácilmente acceder, a las innumerables entrevistas que te realizaron, medios informativos, por poner un ejemplo, Radio Once TV de Plaza de Armas, (véase YouTube, con Sergio Arturo Venegas Alarcón, e invitados, la entrevista al Dr. Mariano Amaya Serrano) para que nos hablaras de tu vida y de tu magna obra en tanto ser queretano y sobre la “queretaneidad” de ayer, de hoy y de siempre. Gracias Mariano por las lecciones de vida, de educación y cultura, como permanente búsqueda de la verdad y ésta como práctica de la libertad. ¡Buen viaje, querido maestro!

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