En Querétaro los feminicidios no se nombran
El día 21 de diciembre de 2018, encuentran en San Juan del Río, el cuerpo calcinado de una jóven egresada de la UAQ, en los últimos 4 años se han suscitado por lo menos 15 casos en este municipio. Ante estos hechos, activistas y universitarias hacen un pronunciamiento sobre la urgencia de solicitar nuevamente la Alerta de Género, misma que fue solicitada por un conjunto de OSC en octubre del 2015 y que la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (CONAVIM) determinó improcedente en abril de 2016.
Dejando ordenadas ocho recomendaciones:
1. Crear una base de datos única que contenga tanto información de agresores como de víctimas.
2. Destinar mayor presupuesto para atender la violencia contra las mujeres y exhotar a los municipios para que fortalezcan sus organismos municipales de atención a las mujeres.
3. Elaborar y revisar los protocolos de investigación especializados en delitos cometidos contra mujeres.
4. Implementación del mecanismo de seguimiento, evaluación y cumplimiento de las órdenes de protección.
5. Reformar los Códigos Penal y Civil del estado de Querétaro, con la finalidad de garantizar el respeto y pleno ejercicio de los derechos humanos de las mujeres.
6. Elaborar un plan de acción para implementar programas de contención emocional integral para las personas que atienden mujeres víctimas de violencia.
7. Generar campañas permanentes, hacia hombres y mujeres, con perspectiva de género y enfoque de derechos humanos e interculturalidad.
8. Realizar programas de capacitación permanente para personal de las instancias encargadas de la procuración de justicia, así como de educación, salud y seguridad.
Los informes de gobierno del Estado afirman que se ha dado cumplimiento a las consignas de la CONAVIM, sin embargo, organizaciones y colectivos, no opinan lo mismo. Partiendo de fuentes hemerográficas, se encontraron documentadas 64 muertes violentas de mujeres con rasgos claros de ser feminicidios del 2014 a 2017, mientras que las organizaciones han declarado que en el 2018 ha habido por lo menos 15 asesinatos con características de violencia feminicida.
Lo terrible es que solo 3 casos se han declarado como feminicidio. Se sigue omitiendo la aplicación del protocolo, aun cuando la Fiscalía está obligada a investigar todas las muertes violentas de mujeres, como posibles feminicidios. Mientras que el Estado siga sin reconocer que la violencia feminicida y continúe posponiendo el cumplimiento total de las recomendaciones, las feministas: activistas, políticas y académicas, vamos a seguir nombrando como feminicidios a cada uno de los asesinatos en los que a las mujeres se les mate por su género.
Un feminicidio no es un homicidio calificado
Más de 70 casos de mujeres privadas de la vida en los últimos 4 años, entre ellas, madres, estudiantes, trabajadoras y niñas, presentaron características de ser feminicidios. No todos los casos son “crímenes pasionales”, es decir, muchos son de tipo impersonal, lo que indica que se debe ampliar el margen de acción preventiva y de intervención.
Si existen feminicidios que se cometen por desconocidos o conocidos circunstanciales, tenemos que pensar en medidas más amplias que regeneren el tejido social. Es por esto que el feminicidio debe ser visto como un asunto de Estado ya que es el sistema el que permite que suceda.
Las medidas que se deben exigir en una nueva solicitud de alerta deben incorporar sobretodo, estrategias que tengan que ver con la prevención. Solo insistiendo en transformar la cultura patriarcal por una de paz, se pueden generar verdaderas transformaciones.
La educación como institución debe incluir de manera permanente y transversal el tema de género, así mismo, se tiene que poner mayor énfasis en las formas y discursos con que los medios de comunicación transmiten información. El feminicidio también representa un mensaje para la sociedad en su conjunto, para que las normas del patriarcado no sean transgredidas y las mujeres no sigan alcanzando las libertades a las que tienen derecho en los distintos espacios, tanto el público, como el privado, tanto en el terreno simbólico como en el político o laboral.
La Universidad apuesta por la prevención para erradicar la violencia contra las mujeres.
Recientemente ante el panorama de violencia contra las mujeres, se han tomado medidas al interior de la Universidad, y se han tejido alianzas con actores institucionales y comunitarios. La vinculación con el Instituto Queretano de las Mujeres en 2016 y 2017 permitió la elaboración coordinada del Programa Estatal de Igualdad Sustantiva entre Mujeres y Hombres del Estado de Querétaro 2019-2021 y participamos en la elaboración del Programa Estatal de prevención, atención, sanción y erradicación de la violencia contra las mujeres 2019-2021.
Al interior de la Universidad se han realizado acciones de sensibilización, difusión, transverzalización e institucionalización de la perspectiva de género, como la instalación de la Red GENERA integrada por estudiantes que realizan labores de difusión y sensibilización. Se han realizado más de cuatro Diplomados en Estudios Contemporáneos de Género dirigidos al personal docente, así como Talleres permanentes dirigidos a la población administrativa y al público en general.
En agosto de 2018, se presentó el Protocolo de Actuación e Intervención en Materia de Violencia de Género, generando la creación de la Unidad de Atención Especializada en Violencia de Género (UAVIG) y se aperturaron grupos permanentes de reflexión para hombres. Sin embargo, a pesar de los avances, queda mucho por hacer.
Lo que como universitarias y parte del Comité de la Alerta de Género proponemos, es que se revisen nuevamente los avances de las recomendaciones. Se debe exigir que en Querétaro se apliquen los principios y líneas de acción de Ciudades Seguras para Mujeres.
Que se publiquen las reformas aprobadas en 2017 en materia de violencia de género. Se tiene que garantizar la seguridad y bienestar de las activistas, políticas y funcionarias que acompañan, defineden y exigen los derechos de las mujeres.
La atención y cumplimiento de estas iniciativas aportaría mucho a la erradicación del feminicidio, ya que restan fuerza a las estrcuturas patriarcales y retiran a las mujeres de su situación de vulnerabilidad, éstas, son las demandas emanadas de la lucha feminista en Querétaro, lucha de la que la Universidad ha sido parte.