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La tregua de navidad

Las guerras han existido desde hace miles de años. Miembros de los bandos involucrados suelen enfrentarse con todo tipo de armamento con el objetivo de destruir, conquistar o neutralizar al enemigo en batallas donde luchan frente a frente durante mucho o poco tiempo.

La Primera Guerra Mundial, «La Gran Guerra» es un hecho histórico que dio inicio en 1914, actualmente conocida por su brutalidad, dónde los avances tecnológicos y químicos puestos a disposición de la guerra causaron millones de muertes.

Dentro de los cuatro años que duró el conflicto repleto de tragedias se llevó a cabo un acto que marcó la historia de la humanidad por ser la luz en aquellas tinieblas.

Cuando escucho la palabra guerra lo último en lo que pienso es en unión y paz. Pero ¿será posible que la Navidad siendo una fecha que incentiva al dar amor y perdonar, pueda dar cese a una de ellas?

«En toda Europa se apagan ahora las luces, puede suceder que jamás volvamos a verlas encendidas”, dijo el ministro de Exteriores británico, Edward Grey, aquel 1 de agosto de 1914 dónde todo inició.

Pero para la tranquilidad de Edward, por un tiempo se volvieron a encender esas luces, pues dentro de aquellas trincheras dónde soldados a toda hora morían, existió una tregua dónde la unión y paz estaban presentes con motivo de la Navidad.

El historiador Stanley Weintraub cuenta en su libro Silent Night, que dicha tregua surgió entre la tropa pese a los edictos anti-confraternización. Enemigos se deleitaron mutuamente cantando villancicos que sustituirían al sonido de las balas. Otros salieron de las trincheras para estrecharse la mano y fumar juntos. Muchos acordaron que la tregua seguiría el día de Navidad, para poder verse de nuevo y enterrar a sus muertos. Cada bando ayudó al contrario a cavar tumbas y celebrar ceremonias en memoria de los caídos, incluso haciendo una lectura bilingüe de un salmo. Los soldados intercambiaron comida y regalos que les habían enviado desde sus casas, y botones del uniforme para guardarlos de recuerdo e incluso jugaron futbol.

Según cuenta Stanley, nadie quería seguir con la guerra, pero los superiores tenían claro el objetivo y amenazaron con castigar a quien no obedeciera. Llegó el Año Nuevo y ambos bandos continuaron con la guerra. Pero en diarios y cartas los soldados reflejaron el grato recuerdo de aquella tregua.

Pese a ser soldados acatando órdenes, ellos seguían siendo humanos y seguían respetando esa fecha importante en dónde podemos hacer un borrón y cuenta nueva.

Lamentablemente para ellos no hubo opción de seguir en unión y poder compartir un buen momento en equidad y paz, pero dejaron de ser enemigos algunas horas para compartir un momento especial.

Entonces, si la Navidad logró crear unión en un conflicto tan grande como la Primera Guerra Mundial,  ¿podría hacer lo mismo en Ucrania?

Es una respuesta que se responderá solo si logra suceder, pues creo que las personas somos y pensamos distinto. Pero algo si tenemos en común, la Navidad nos genera emociones fuertes que pueden guiarnos a realizar cosas que nunca tendríamos pensadas hacer. Parte de la festividad se encuentra el perdonar y pedir perdón, de amar y dar una mano al que lo necesite, entre otras cosas más.

Las guerras lamentablemente siguen existiendo, pero, con todo el corazón espero que de nuevo logré suceder ese milagro navideño, dónde año con año no solo en Europa sino en todo el mundo podemos encender y llevar aquellas luces de amor y perdón.

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