Oaxaca (ya) es provida de las Mujeres
La única forma de lograr “acabar con los abortos en el mundo” sería evitando todos los embarazos, lo cual evidentemente es ridículo.
Este 25 de septiembre, Oaxaca se convirtió en la segunda entidad en detener la criminalización de las mujeres que interrumpen un embarazo menor a 12 semanas de gestación. La primera fue la Ciudad de México el 24 de abril de 2007. Pasaron 12 años, y muchas reformas estatales que trataron de evitarlo.
Falta mucho trecho para que las mujeres realmente tengamos garantizado el derecho a decidir que jurídicamente ampara nuestra Constitución federal en el artículo 4, pero que la sociedad y las instituciones aún nos limitan o impiden ante un embarazo no deseado, considerando que éste forzosamente debe llevarse a término aún en contra de la voluntad de la mujer, su salud y sus circunstancias de vida, y que es un delito si se interrumpe fuera de las causales que en algunos casos lo permiten.
Este tema se disputa en varios ámbitos, algunos incompatibles entre sí, como el religioso frente a la obligada laicidad del Estado y sus marcos jurídicos. Muchos grupos y personas antiderechos sexuales y reproductivos enarbolan un discurso absolutista de “estar en contra del aborto”, y es una discusión vacua, pues en tanto existen muchos tipos de abortos (espontáneos, accidentales, elegidos, forzados), la única forma de lograr “acabar con los abortos en el mundo” sería evitando todos los embarazos, lo cual evidentemente es ridículo. Pero las mujeres siguen abortando legalmente o no, y muchas arriesgan su libertad, salud o vida porque no existen aún pleno acceso a educación para las sexualidades laica, científica, integral; ni acceso y abasto pleno a metodología anticonceptiva basada en el progreso científico, ni métodos que no tengan al menos un porcentaje (aunque sea mínimo) de fallo, ni vidas libres de violencia (principalmente sexual) que impidan los embarazos no deseados. Por eso, lo que pasó en la Legislatura oaxaqueña es tan relevante, aunque tenemos que hacer algunas precisiones:
– A partir de la reforma a diversos artículos del Código Penal del Estado de Oaxaca no se despenalizó por completo el aborto, solo hasta las 12 semanas de gestación. La diferencia con la CDMX es la implementación de servicios de salud públicos y privados para la interrupción legal del embarazo. La reforma de Oaxaca de momento sólo establece la no criminalización a las mujeres que deciden abortar en ese lapso.
– Quedó pendiente la reforma al artículo 12 de la Constitución Política del Estado de Oaxaca que «protege la vida desde el momento de la fecundación hasta la muerte natural», modificada en 2009 a consecuencia de la avanzada de reformas antiderechos después de la despenalización lograda en CDMX. En Querétaro también se reformó la Constitución local ese año. La diferencia es que en nuestro artículo 2, no se incluyó el término «natural» a «muerte» (que busca «blindar» también contra eutanasia), y que las «excusas absolutorias» (causales) penales quedaron incluidas constitucionalmente como amparadas y vigentes pese a la reforma. Es importante recordar que la SCJN impugnó en 2013 la reforma queretana por una controversia constitucional promovida por el municipio de Arroyo Seco, dadas las fallas procedimentales y sus posibles afectaciones en los servicios de salud reproductiva para el caso de métodos como el DIU.
– En Querétaro solo tenemos dos causales por las cuales no es punible el aborto: cuando el embarazo es producto de violación, y cuando es accidental («culposo», «imprudencial», según varían los códigos penales estatales). No contamos en el marco local con causal salud (cuando una mujer corre riesgo en su salud física, mental o de muerte a consecuencia de un embarazo).
La luchas feministas y de quienes sí consideran que las mujeres somos personas con capacidad y derecho a decidir sobre nuestro cuerpo celebramos este avance, pero falta lo que falta. No podemos ni debemos bajar la guardia; los cuerpos de las mujeres también están implicados en la defensa de los territorios colectivos: contra las eólicas, las mineras trasnacionales, el tren maya y megaproyectos similares, y ningún derecho logrado es botín de cambio por el retroceso de otros. Que les quede claro, el verde es vida: la de las mujeres, la de nuestra tierra.
*Coordinadora en Querétaro de la Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos en México, Ddeser, y Coordinadora académica de los Diplomados Universitarios en Sexualidades Humanas de la Facultad de Filosofía de la UAQ.