¿Y el rock…dónde quedó?
Es interesante observar los diferentes puntos de vista que se han estado expresando sobre la reciente ¨miniserie¨ de la plataforma de streaming de pago, Netflix: Rompan Todo; Pero es aún más interesante que se haya elegido una plataforma de pago norteamericana para producir un supuesto documental sobre el rock en Américalatina.
¿Qué podría ser más rebelde que ser negro, homosexual y rockero en los años cincuenta en Estados Unidos? Little Richard siendo uno de los pioneros del rock en Estados Unidos, demostró que la música podía ser tocada por otros quienes no fueran blancos, heterosexuales y adaptados a las normas sociales y a los sistemas tanto económicos como políticos.
Si bien es cierto que el rock es un género importado de nuestros vecinos del norte, también es cierto que las raíces de este género están en la música de los oprimidos: el blues. No hay un eje de union más bello para sentirte afín a algo más grande que tu mismo que una situación de marginación, dolor y represión para después poder transformar la historia a través del arte -la música- y poder extirpar años y años de sufrimiento, esclavitud e injusticia y que esa creación sea el rock and roll…es aun más hermoso en esto que llamamos vida.
El rock nació siendo rebelde, antisistémico y aunque los primeros temas hablaran de amor o de la vida adolescente y sus romances, como ya dije arriba: ¿Qué podría ser más rebelde que ser negro, homosexual y rockero en los años cincuenta en Estados Unidos? Este niño rebelde llamado rock, fue adquiriendo fuerza y criterio, para después llevar el discurso y la innovación musical a nuevos niveles que incomodaron tanto al gobierno como a las personas que se jactan de ser las «gentes de bien».
«¡Y que viva el rock and roll!… sí, pero ¿en realidad existió el rock en un país como México? ¿Existió en Latinoamérica?
Es evidente que hay una molestia en la audiencia que tiene la capacidad adquisitiva para poder pagar el servicio de streaming de la gran N y que vio la mini serie; las opiniones se dividen en que si faltó tal músico, tal banda, que ahora Bátiz descubrió la Covid (chiste visto en un meme), y un largo etc. Pero, ¿qué hay detrás de esta propuesta empresarial?
Primero que nada destacar que en cuanto al rock mexicano (si es que existió) solo hay pinceladas de historia, de contexto político, social y económico -muy leve- y ya después vemos que las personas entrevistadas tienen algo en común… han sido producidas por el productor ejecutivo del documental, Gustavo Santaolalla. Es bien sabido que antes no cualquiera podía grabar un disco, necesitabas un capital para poder cubrir todos los gastos y además contar con el talento y la disciplina para llevarlo a cabo. Sin embargo así como en la música, esto quedó atrás, dentro de las producciones pasa lo mismo; ahora cualquiera que tenga la capacidad económica para realizar un documental, en este caso, puede contar su versión desde una perspectiva sesgada en la trinchera que le tocó vivir y que saliendo de ella también toma los vestigios de los testimonios de aquellos sobrevivientes por igual y de ahí tienes material para contar TU historia.
El rock and roll desarrolló un discurso musical y lírico que alteraba el orden y que incitaba al exceso, a la desobediencia y a la libertad en muchas de sus variantes. Aquí sucede que, como a todo documental, se le aplica la misma limitante: tienes que abarcar cosas específicas y dejar otras fuera -aunque sean más importantes- para lograrlo, de otra forma nunca acabarían de hacer el documental.
Sobre la molestia… ¿por qué aceptar una propuesta empresarial, dirigida, escrita y editada por quienes están posicionados altamente dentro de la industria de la música y de los medios audiovisuales? Entonces…¿dónde quedó el rock?, ¿y la rebeldía?, ¿y el discurso antagónico?, ¿el rock tendría la imposición de ser el género que tiene que quedarse enfrascado siempre como la música que escuchan los revoltosos y desobedientes? Hay muchas preguntas en torno a este tema que, si, causan mucho revuelo con el contexto de lo que implica ser un rockero.
Habría que cuestionar la producción desde muchísimos ángulos, hacer preguntas para saber por qué se hizo de la forma en que se hizo. Porque es una historia interesante sobre el rock argentino y sus exponentes; es importante saber que el rock en México no nada más fue Enrique Guzmán, Los Apson, El Tri o Javier Bátiz, que faltó Francisco Barrios o Alejandro Marcovich, y que en otros países se transformó de una manera increíble, sí, si… pero ¿por qué es ahora el orquestador de la represión (un medio de producción gringo: Netflix) bajo la mano guiada de algunos representantes importantes del rock latino quienes vienen a contarnos nuestra historia sobre la eterna guerra latina entre le gobierno vs. el pueblo? si algo tiene esta miniserie de rock es una narrativa contada por los que poseen algunos medios de producción, pero nada de rock… ¡qué ironía!
En esta modernidad, donde, si puedes pagar Netflix para ver la mini serie puedes también tener acceso a material educativo y artístico para empaparte de conocimiento sobre este género, su historia y su desenvolvimiento en tierra latina.
Cuestionar justamente si es que sigue siendo rock lo que consumimos hoy en 2020 o si solo es rock disfrazado de marketing, si el discurso aun lleva protesta antisistema y la libertad de poder elegir cómo vivir, la libertad de ser cómo tú eres en este mundo, sea dentro o fuera del sistema.
No queda más que ser críticos con todo lo que consumimos, habrá muchas personas a las que sí les haya gustado y habrá a quienes no ¡claro!, el rock tiene que ver con esta libertad de decidir qué sí y qué no me gusta o por qué… no entremos en conflictos innecesarios que pueden resolverse con criterio y respeto al otro. Pero eso sí… habrá que componer lo que acaban de romper.