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Bajo tierra también hay vida

SE DICE EN EL BARRIO

Querétaro, Qro.

Expectante por el día siguiente, Eva se durmió ya tarde, terminando el guiso que prometió para la reunión. Por lo del virus, desde hace ya dos años la gente vive en el encierro o lejos de los demás; todo mundo ha terminado ermitaño, o casi. Las amistades con quienes Eva compartía proyectos han muerto o se han refugiado en su propia soledad. No abandonan sus sueños, aunque éstos quedan en quimeras o en anhelos individuales; o se valen del teléfono, si tienen posibilidad de adquirirlo. Pero no han podido vibrar al mismo tiempo, ni plantarse ante el brillo vital de otros ojos o sentir el roce social de su presencia. En esta ocasión van a la casa de unos amigos, en el campo, donde pueden mantener la “sana distancia” con los demás; allí verán algunos proyectos que se promueven sobre el manejo del agua y de la tierra, para armonizar a los seres humanos entre sí y con el mundo.

El día de la reunión llegó. Faltaron personas que aseguraban su presencia y no lo lograron; pero otras sí asistieron para hablar de lo acordado…, y para disfrutar la presencia de los otros. Varios llevaron guisos; alguien llevó chile poblano con papas y jitomate; otros pusieron empanadas o suculentas ensaladas; a alguien se le ocurrió llevar helado o pastel; hubo quien puso lo necesario para hacer agua de horchata o de jamaica. Un aparato de CD deleitó a todos con blues o música de la Nueva Trova, del New Tango o de los matachines de Tlaxcala y Oaxaca, o de la Sierra Gorda y del noreste de México. Como iban llegando, se sentaron alrededor de una mesa grande para comer mientras conversaban, o a la inversa.

La plática comenzó con dificultades, pues todos querían comentar lo que están haciendo para enfrentar los coletazos de “la bestia”, de este sistema que nos ha hecho marionetas del gran capital. La anfitriona señaló que se ha vuelto frágil el tejido social, lo que ha dañado a niños y adolescentes; que los trabajadores del campo y de la industria han resentido daños irreparables, igual que las mujeres y los emigrantes; que se tiene que ver que hay muchos desempleados. Héctor apuntó que el extractivismo ha profanado todo tipo de intimidades del ser humano: ultraja la conciencia y saquea su tierra, el agua y, sobre todo, la alegría de vivir. Leda hizo ver que el mercado tergiversa al ecosistema, pues hace creer que la acumulación de riquezas es lo mismo que bienestar humano y anula todo intento por disfrutar la existencia y hacer valer la voluntad popular. De allí se agarró Pepe para mostrar que cuidar a la naturaleza equivale a cuidar al ser humano, por lo que la verdadera acción ecológica es, a la vez, esfuerzo político, cultural y pedagógico. Jana puntualizó que, una de las estrategias fundamentales del capital internacional es negar la importancia histórica y política de la ciencia e impedir que los pueblos ejerzan su voluntad consciente, para convertirlos en peleles.

Intercambiaron experiencias y planes durante horas. Para concluir la reunión, se acordaron cuatro conclusiones: (1) necesidad de que se haga conciencia de las acciones del individuo y de su responsabilidad; (2) decidir racionalmente y actuar, a la vez, en vistas a proyectos comunes y más allá del aislamiento individual o egoísta; (3) reconocer que el planeta es nuestra única casa, y su suerte es la de todos; nadie puede sobrevivir al margen de los demás; (4) identificar que el capitalismo está llegando a su etapa final, y se defiende feroz, para, en sus estertores, dañar a todos; por tanto, necesitamos trabajar codo a codo para lograr un planeta sano y una sociedad justa.

Reparado su ánimo por el encuentro, la gente inició su regreso. Se trepaban a los vehículos en que llegaron, pero los adioses se prolongaban; cada quien quería seguir al lado de gente tan comprometida y revitalizadora, pero había que iniciar, al día siguiente, los trabajos que exige la jornada cotidiana.

Los primeros en irse enviaron, poco después, un mensaje de voz y fotografías, para alertar que parte del camino estaba en llamas. Alarmados, los aun presentes comentaron que este tiempo de sequía es propicio para incendios, y también para que manos asesinas atenten contra la gente y se apoderen de sus tierras.

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