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¿Por qué perdió el PRI?

En las semanas anteriores a la elección del 6 de julio algunos analistas previeron que el PRI sería derrotado por el PAN en algunas presidencias municipales, las encuestas reflejaban un importante crecimiento del PAN en las elecciones para gobernador, sobre todo en la región del Valle y el corredor industrial, es decir donde se encuentra asentada la mayor parte de la población del Estado. Sin embargo, muy pocos pensaron que el PRI perdería la gubernatura, y ahora la mayoría se pregunta ¿por qué perdió el PRI en la elección para gobernador?

En todo análisis sobre la derrota o triunfo de un partido político es necesario valorar los elementos de coyuntura y de estructura, de forma que se resalten tanto las características de la entidad y de los partidos políticos que en ella compiten, como de las campañas, los candidatos, los electores y sus diferentes racionalidades. Sin embargo, en este ensayo sólo exploraré la dispersión del voto campesino.

Los estudios sobre el comportamiento electoral de oposición en nuestro país han detectado que la concentración mayor de voto opositor está en las zonas urbanas, las capitales de los estados y las principales ciudades de nuestro país fueron las primeras en tener gobiernos de oposición, fundamentalmente panista. Sin embargo, desde 1988 el PRD ha venido socavando el voto priista en las zonas rurales, tal es el caso de municipios de Oaxaca, Michoacán, Guerrero, Tabasco, Campeche, Veracruz, etc.

Querétaro no ha sido la excepción a la regla, pues la mayor presencia de la oposición panista se concentró, desde 1991, en los municipios industriales con fuerte concentración urbana; como son Querétaro, San Juan del Río, Corregidora, Tequisquiapan y Pedro Escobedo. En 1991 y 1994 los panistas ganaron la Presidencia Municipal de San Juan del Río, y obtuvieron en 1994 el 30 por ciento de los votos totales del estado.

Sin embargo, la presencia del PRD en el estado era muy escasa pues este partido apenas alcanzó el 5 por ciento de la votación, aunque la mayor parte de esta se concentró en los municipios serranos de Arroyo Seco, Tolimán y Peñamiller.

La elección de 1997 adquiere dos novedades en relación con las anteriores; un incremento significativo de la participación ciudadana y una profunda diversificación del voto campesino de la entidad. En relación con el primer aspecto sólo he de mencionar que en 1994, cuando las elecciones locales coincidieron con las federales, la participación ciudadana en los comicios locales alcanzó apenas el 5O por ciento; en cambio en las recientes elecciones de 1997 las cuales se consideran elecciones intermedias —por no haber elección presidencial— se incrementó la participación en un 15 por ciento, pues según los resultados, todavía preliminares, del Instituto Estatal Electoral, la participación llegará hasta casi el 65 por ciento.

Este incremento es muy significativo, pues se esperaba una participación inferior a la de 1994; ya que, en aquel entonces, el proceso electoral fue enriquecido con las campañas Presidenciales. En este sentido, habría que resaltar el incremento de la participación ciudadana como un elemento central en la explicación de los resultados de esta elección.

Sin embargo, en mi opinión, el elemento central que explica la derrota del PRI en las pasadas elecciones es la dispersión del voto campesino. El PRI obtuvo en 1991 y en 1994 votaciones superiores al 60 por ciento, básicamente por la proporción de votos alcanzados en municipios campesinos tanto de la zona del semidesierto como de la serrana; por ejemplo, en 1994, obtuvo el 93 por ciento de la votación en San Joaquín y Pinal de Amoles, el 88 por ciento en Jalpan y Landa de Matamoros, y casi el 80 por ciento en Tolimán y Ezequiel Montes. Y sólo obtuvo votaciones inferiores a su media estatal en Municipios urbano-industriales como San Juan del Río, Querétaro, Tequisquiapan, Pedro Escobedo y Corregidora; de lo que hay que destacar que, en todos estos casos, la competencia fue básicamente con el PAN.

Es decir, hasta antes de esta elección los niveles importantes de competencia electoral fueron entre el PRI y el PAN; y esta competencia se concentró en los municipios industriales urbanos antes mencionados. En cambio, en la elección de 1997 el PRI sólo obtuvo el 38 por ciento de los votos totales y obtuvo porcentajes inferiores a su media estatal en los municipios de Amealco, Corregidora, Ezequiel Montes y Querétaro; mientras que, en San Juan del Río, a pesar de haber perdido la elección, obtuvo porcentajes superiores a su media estatal.

Sin embargo, ahora lo novedoso radica en que sólo en un municipio tiene un predominio importante, en San Joaquín con el 79 por ciento de los votos. En el resto de los municipios la competencia le logró arrebatar un importante caudal de votos que, en mi opinión, fueron los que causaron la sorpresa de la derrota priista para la gubernatura.

La noche del 6 de julio de 1997, cuando empezaron a llegar los resultados de las actas al Instituto Electoral de Querétaro, así como los resultados a los grupos de observadores, la diferencia entre el PRI y el PAN en la elección para gobernador era muy importante; 2 a 1, sin embargo, se esperaba que esta relación se invirtiera cuando llegaran los resultados de las casillas de los municipios campesinos, sin embargo, esto no sucedió, aunque si acortó la distancia, la diferencia se mantuvo.

La derrota del PRI se debe explicar por el efecto doble: por un lado, el incremento de la presencia panista en los municipios urbano-industriales, y por el otro un incremento significativo de la presencia del PRD y del PC en la región del semidesierto y de la Sierra. Sin este doble esfuerzo el triunfo del PAN no hubiera sido posible pues, como ha sucedido en las pasadas elecciones, la votación panista en las zonas urbanas hubiera sido neutralizada por el voto campesino priista.

A pesar de que el PRD y el PC obtuvieron juntos sólo el 12 por ciento de los votos, lo cierto es que concentraron su caudal de votos en aquellos municipios donde el PAN no es competitivo y, lo más importante, en municipios donde sus votos no son trasferibles, es decir, donde los tres partidos le quitan votos al PRI pero no se los quitan entre ellos.

Por ejemplo, en el municipio de Amealco, donde el PRI perdió 27 puntos porcentuales: el PC ganó 14, el PRD 2 y el PAN 10. En el caso de Cadereyta, donde el PRI perdió 33 puntos porcentuales, el PC ganó 8, el PRD 5 y el PAN 19 puntos. En Pinal de Amoles donde el PRÍ perdió 34 puntos porcentuales, el PC obtuvo 20 puntos, el PRDS yel PAN 8 puntos porcentuales. En el Municipio de Jalpan, donde el PRI perdió 28 puntos porcentuales, el PAN ganó 11, el PRD 7 y el PC 5. En el municipio del Marqués donde el PRI perdió 30 puntos, el PAN ganó 16, el PT 7 puntos, el PC 4, y el PRD 3 puntos porcentuales.

En síntesis, la derrota del PRI a la gubernatura, es el resultado de un doble trabajo: por un lado, el PAN incrementó su presencia en las zonas urbanas y por otro lado el PRD, PC y el PT, incrementaron su presencia en las zonas donde el PRI era prácticamente un partido único. Sin este doble trabajo político el PAN no hubiera obtenido el triunfo hoy.

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