Opinión

Chava Canchola vive en las luchas populares

Por: Francisco Ríos Agreda

Con afecto, también, a la memoria de Ramón del Llano.

El pasado lunes 12 de noviembre, a las ocho de la noche, inició Salvador Can­chola Pérez su camino rumbo al Mictlan­tecuhtli. Chava, como afectuosamente le llamaban sus compañeros de militancia política y de lucha social, fue un hombre íntegro y una persona de una sola pieza.

Su actuar sereno, su discurso pausado y su óptica reflexiva y crítica no cedieron nunca al encono per­sonal, ni a la vincu­lación amistosa con quienes le rodearon en sus 88 años de vida comprometida y fructífera, primero como sacerdote y luego como un laico, que nunca abandonó su fe religiosa, pero tampoco hizo a un lado su papel de un cristiano profético que denunciaba a la jerarquía católica por sus nexos con los ricos y con los poderes establecidos, por ello, tal vez. El vocero de la diócesis de Querétaro no tuvo ninguna expresión pública de reconocimiento, a quien fue ordenado sacerdote, bajo los ri­tuales canónicos de la Iglesia católica.

Personalmente me tocó compartir varias fases de la vida de Salvador Canchola. A mediados de los años ochenta y buena parte de los noventa, don Chava, junto con Fidel Soto, Ana María Crespo, Dulce María Arredondo, Beatriz Aeyón, Mari­sela Chávez, Ricardo Rojas, María Luisa Sánchez y quien esto escribe, participa­mos en la formación del Comité Quere­tano de Solidaridad con los Pueblos en Lucha (Coquespul). Desde esta instancia solidaria difundíamos las luchas de Ni­caragua, Guatemala, El Salvador, Cuba, Colombia, entre otros pueblos, pero tam­bién denunciamos la intervención norte­americana en Granada, Chile, Panamá, Haití, Irak y en otros países del mundo. Concholita se sumó, como uno más de nosotros, a las actividades de divulgación, sin exigir un espacio especial en las tareas del Comité.

Posteriormente, cuando decidió parti­cipar como candidato a la gubernatura del estado de Querétaro, nos sumamos algunos académicos universitarios a su campaña electoral, contribuyendo con nuestras propuestas y análisis a su empe­ño de abanderar la lucha de la izquierda, desde la plataforma del Partido de la Re­volución Democrática (PRD) que había ayudado a fundar. El escenario queretano y la maquinaria priista no permitieron el desarrollo de una gigantesca campaña electoral, pero Chava Canchola aprovechó su visita a los más recónditos lugares de la Sierra Gorda, del semidesierto, de las zo­nas indígenas del territorio queretano y de los valles centrales para estimular la or­ganización de base de los campesinos, de los indígenas, de los trabajadores, de los sectores medios urbanos y de los propios integrantes de las comunidades eclesiales de base y del Movimiento de Cristianos Comprometidos con las Luchas Populares, tanto a nivel local como nacional.

Un tercer momento que compartimos fue la construcción y desarrollo del Frente Estatal de Lucha (FEL), junto con dirigen­tes y representantes de una veintena de organizaciones so­ciales de campesi­nos, solicitantes de vivienda, colonos, profesores, taxis­tas, microcomer­ciantes, indígenas urbanos, sindica­listas y ONGs. Ahí estaba siempre presente don Cha­va insistiendo en la importancia de la educación po­pular, de los talleres horizontales de diag­nóstico, de la formación política y de la incidencia en la formulación de proyectos productivos, nacidos de sus necesidades y de sus recursos. Sin duda, muchos compa­ñeros y compañeras progresistas podrían sumar cientos de testimonios de ese gran luchador social que fue Salvador Canchola Pérez, quien asumió la actividad social y política con una gran mística y entrega, con una nueva cultura política, tal como lo declaró a Tribuna de Querétaro (26 de Noviembre de 2007, p. 8), en la entrevista que concedió a la periodista Carolina Sán­chez Velasco, hace cinco años.

Por último, quiero destacar que la ce­remonia de despedida de Salvador Can­chola Pérez se realizó el día miércoles 14 de noviembre, a las 9:30 de la mañana, en la parroquia de Pentecostés, ubicada en la colonia Palmas, en una celebración eucarística, presidida por el sacerdote Fi­dencio López, quien se distinguió como compañero de Canchola en la práctica religiosa y en la pastoral social, a través de la Opción Preferencial por el Pobre y de los caminos que recorrió Oscar Arnulfo Romero, arzobispo de San Salvador, mis­mos que lo condujeron a ser un mártir de la Revolución Salvadoreña y a ser cano­nizado de manera alterna por la Iglesia Popular, como San Romero de América. Seguramente la ceremonia de entrega de los restos mortales de don Chava a los Cuatro Vientos, acompañada con bellos sonidos musicales de caracolas, realizada en el ritual eucarístico, hará que se crucen los destinos y andanzas de estos profetas socioreligiosos. Mientras tanto, don Cha­va Canchola vivirá en las luchas populares de la sociedad civil queretana. Cancholita, tus amigos universitarios te deseamos un buen viaje hacia el Mictlán y nos solidari­zamos con Rosita, su esposa y compañera y con sus hijos, Carlos, Rafael, Salvador y Elena y demás familiares. ¡Hasta Siempre don Chava!


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