El último arrebato

Promesas

¿Contra qué hay que analizar al gobierno de Andrés Manuel López Obrador? Si lo oponemos a nuestro credo ideológico, dispararemos potentes refutaciones, con cifras robustas y citas al pie, y no faltará quien le ofrezca una estatua o quien lo sentencie a cadena perpetua. Si lo oponemos contra nuestro parecer personal, le vamos a encontrar 98 millones de peros, uno por cada ciudadano mexicano, pues reza la conseja popular que cada cabeza es un mundo.

Lo procedente es analizarlo a la luz de tres referencias. A la luz del Plan Nacional de Desarrollo que presentó su administración, mismo que fue aprobado por la Cámara de Diputados el 27 de junio de 2019; a la luz de la Plataforma Electoral de su partido, consultable en la página oficial del Instituto Nacional Electoral y, por supuesto, a la luz de sus ‘promesas’ de campaña. En el primer instrumento están la concepción doctrinaria y el diagnóstico de la situación del país, así como la orientación del gobierno y el destino general del presupuesto, y es la concreción de los otros dos últimos elementos que fueron, justamente, los que el electorado votó para otorgarle el poder.

En lenguaje llano, el plan y la plataforma pueden verse pormenorizados en los 100 ‘compromisos’ anunciados en el zócalo capitalino al arranque del gobierno, el 1 de diciembre de 2018. Esa plataforma, hay que reiterarlo con claridad, fue lo que la mayoría del electorado votó para que se llevara a cabo. Nos gusten o no sus compromisos, nos convengan o no, hay que rastrear qué ha hecho con ellos. ¿A cuáles ha dado cumplimiento? ¿Los pendientes en qué fase se encuentran? ¿Los que no se cumplirán tienen alguna justificación?

La población mexicana estaba habituada al olímpico incumplimiento de compromisos de campaña. ‘Prometer no empobrece, dar es lo que aniquila’, solía decirse. Se cuenta jocosamente que en un encendido discurso en una ranchería apartada, el candidato Carlos Hank González prometió que al llegar al gobierno del Estado de México les construiría un puente, y cuando la gente le preguntó para qué un puente si ese pueblo carecía de río, el candidato repuso: “¿no tienen río? ¡pues se los ponemos también!”

Más allá de algunos proyectos no consumados, nada en realidad se ha avanzado para que las promesas de campaña sean ‘vinculantes’, es decir, obligatorias y con consecuencias jurídicas en caso de incumplimiento. Y pocos análisis hay sobre la cuestión. Un estudio académico revisó la suerte de las 945 promesas de campaña, tanto las legislativas como las de infraestructura, realizadas por los seis presidentes chilenos entre 1990 y 2017, y concluyó que en cuanto a las promesas legislativas, el 73.2% de los planteamientos se concretaron en iniciativas y culminaron en promulgaciones sólo 37.7%. En cuanto a las promesas de infraestructura, el cumplimiento alcanzó el 58.6 por ciento.

Ya en 2021, el presidente de México aseguró que de sus 100 compromisos sólo tenía pendientes dos: la descentralización del gobierno y el esclarecimiento de la tragedia en Ayotzinapa. Júzguelo usted, pero contrástelo no con el ‘me gusta’ dictado por las vísceras, sino con lo que objetivamente se comprometió. Revise usted los tres documentos referidos arriba. En lo personal, hace tiempo que de los políticos nada espero. Del actual presidente, una vez perfilado su triunfo, me hice unas cuantas expectativas. Sinceramente, en el primer año me di por satisfecho y para cuidar mi salud mental evité que mi vida girara en torno a su atril mañanero. Pero esa es mi apreciación personal y poco importa. Lo cierto es que hasta quienes hoy se agrupan para arrebatarle el poder y recuperar sus privilegios, admiten que estamos ante la primera administración que en muchos años puso lo social por delante. Lo demás son pirotecnia y esgrima verbal, penosa logomaquia. Algunos sostienen con razón que la política no es diversión, sí, pero la política tiene un lado lúdico y debe, por ello, tener ingredientes divertidos para no caer en el pecado de aburrir al público. La política es ajedrez y serpientes y escaleras, es ingenio, imaginación… y obras, por supuesto.

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Un comentario

  1. Realidad / JF / Palabreras 4
    Q, Presidentes, viernes 1-IX-2023 / Fb

    Naturalmente importan el plan de gobierno y la plataforma electoral, las promesas de campaña cumplidas, incumplidas y mal cumplidas, el ejercicio del poder, los problemas nacionales encontrados y a los que te enfrentas, lo que se hizo y lo que no se hizo, los pendientes y los problemas que se heredan al nuevo gobierno.

    La inseguridad, la militarización y el crimen organizado, la salud, la educación, el trabajo, el crecimiento económico, la desigualdad, la bienaventuranza de los pobres (porque de ellos será el reino de los cielos) y los bienaventurados por la abundancia (porque de ellos es el reino de este mundo), la reforma fiscal, electoral y del poder judicial (en tiempo y forma), las instituciones democráticas, su fortaleza o su debilidad, la sucesión presidencial, la contención democrática del presidencialismo o el cuarto de guerra del patriarca del poder, la no intervención como en el viejo régimen o la reproducción de todo aquello que se condenó, en suma, la transformación democrática real o la transformación verbal del gobierno ideológico y moral. ¿Qué es la 4T?

    ¿Dónde será la nueva casa presidencial: en el Palacio nacional, en los Pinos, en la casa Particular de la nueva mandataria, en una nueva Casa presidencial? ¿Dónde?

    ¿El presidente López Obrador, Morena y los simpatizantes de la 4T respetarán la incertidumbre democrática y los resultados electorales de 2024?

    Importan el plan de desarrollo, las promesas de campaña, el ejercicio del poder y los resultados buenos y/o malos según el cristal con que se mira. ¿Y el país real no importa? ¿Los problemas vitales acumulados y golpeando con fuerza todo el tiempo? ¿La agenda electoral del poder es más importante que la agenda de gobernar? ¿Gobernar es joder todos los días a los enemigos identificados e imaginarios? ¿Gobernar ya no es enfrentar los problemas y tratar de resolverlos? ¿Pasar todas las mañanas adoctrinando a los buenos y golpeando a los malos?

    ¿México se divide en dos mitades, los otros y nosotros? ¿Y los otros que no somos nosotros ni ustedes son nosotros? ¿Es verdadera la polarización moral e ideológica en buenos y malos? ¿Qué es la 4T?

    Yo pienso que hay que ver al gobierno de López Obrador frente y contra la realidad múltiple y concreta, no abstracta. Y que vea quien tenga ojos para ver.

    Querido Efraín:

    –¿Cuál es nuestra responsabilidad como ciudadanos, periodistas, académicos, intelectuales, palabreros, críticos con partido y sin partido, con causa y sin causa, con ideología y agnósticos?

    Fraternalmente, Julio Figueroa
    Q, Presidentes, 1-IX-2023.
    juliofime@hotmail.com / Fb / @JulioRolling

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