Ultras en escena

La extrema derecha se ha apersonado ya formalmente en el escenario electoral mexicano. Tras alcanzar notoriedad mediática en octubre pasado como anfitrión de la Conferencia de Acción Política Conservadora, el actor Eduardo Verástegui formalizó este último jueves ante el Instituto Nacional Electoral su intención de postularse como candidato independiente a la presidencia de la República, para lo cual tendrá que acreditar, de aquí al 6 de enero, al menos un millón de adhesiones.
Acostumbrada a moverse en los subsuelos y abrir puertas a partir de sus privilegios, la extrema derecha se ha atrevido ya a decir su nombre y ensancha su orgulloso pecho. Por primera vez se propone tomar abiertamente la calle y medirse en la arena electoral. Sin rubor, quien hizo el papel de Ramiro Belmont en la telenovela Tres mujeres y que en 2000 ganó el premio de TV y Novelas como mejor actor joven, ha soltado: “Si ‘ultraderecha’ significa defender nuestra fe, nuestra patria, defender la vida, la familia, las libertades fundamentales, los valores y el sentido común, entonces sí, ¡soy orgullosamente ‘ultra’!”.
Dos factores han contribuido a la incursión de la ultraderecha: los grupos que lo respaldan dejaron de sentirse representados por el PAN, al que consideran una “derechita cobarde y timorata” y, segundo, les ha infundido aliento el éxito de su incursión electoral en el mundo con un discurso que lleva sus causas al extremo de la rabia y el odio. Aunque en la más reciente elección, Vox retrocedió en España, lo cierto es que en pocos años pasó de la nada a constituirse en la tercera fuerza electoral; en Italia, la ultraderecha conquistó hace un año el gobierno, y en Argentina, apenas en este último agosto, se posicionó en el tercio más votado. Si Verástegui entra a la batalla del 2 de junio de 2024, se dirigirá contra “el supremacismo progresista” con el grito de “¡Dios, Patria y Familia!”, y es previsible que sea al PRIAN a quien reste votos. En un video reciente criticó a la cúpula del PAN por haber “impuesto” a una candidata “que representa todo lo opuesto” a la ideología panista. “Mataron al PAN con una escopeta modelo Xóchitl calibre 666”. Sus publicaciones en redes sociales constituyen todo un programa político. En una foto aparece posando con Trump, en otra con el papa Francisco y en una más felicita a Jair Bolsonaro. Esto no lo libra de algunas contradicciones, por ejemplo, mientras proclama “¡Soy católico por la gracia de Dios!” y se presume contrito y de rodillas ante la imagen de la Virgen de Guadalupe, se regodea en otra foto con el argentino ultra Javier Milei, quien ha soltado agresivos denuestos contra el papa Francisco, a quien llama “imbécil” y “representante del Maligno en la Tierra”.
Montado sobre el fantasma del anticomunismo, Verástegui suelta: “No al comunismo en México, no al comunismo en el mundo. El comunismo es la muerte. Fuera Maduro, fuera Díaz-Canel y fuera de nuestro país todos los comunistas que se quieren apoderar de nuestra Nación, nosotros el pueblo mexicano, jamás lo vamos a permitir”. En temas controvertidos oscila entre un discurso meloso (“Si toda madre tuviera el vientre de cristal, ninguna abortaría porque vería el milagro que lleva dentro”), entre eso y la diatriba irracional: “El aborto es un crimen, la ideología de género es diabólica, y el comunismo es satánico. Nunca es tarde para cambiar. ¡Dios es el camino!”
En cuanto a sus tablas como político, no deja de ser sintomático su estallido violento ante un periodista que lo cuestionó, apenas en agosto pasado, con motivo de la promoción de su película Sonido de libertad, que alza la bandera de defensa de los niños. Al preguntarle sobre un patrocinador publicitario del filme, detenido en julio pasado en Estados Unidos por el delito de secuestro de niños, la respuesta de Verástegui fue agresiva: «Prensa pinocho, prensa pinocho… No seas mentiroso, con mentirosos no puedo hablar… A este señor (refiriéndose al periodista) no le interesan los niños, este señor viene a mentir, seguramente trabajas en la industria de la pedofilia”.
Si bien su movimiento “Viva México” es acompañado por varios membretes como el “Ejército Cristero Internacional”, la “Nueva Derecha Hispanoamericana” y el “Frente Nacional por la Familia”, lo cierto es que hay grupos que han venido entrando a la legalidad (por ejemplo, en Chihuahua el partido México Republicano, ligado al conservadurismo norteamericano y que no oculta su simpatía nazi, goza ya de financiamiento local). Aunque el equipo de Verástegui sostiene que tiene una “base social gigantesca” que supera los 10 millones de mexicanos, no es para tanto pero tampoco habrá que subestimar su capacidad de fuego.