Opinión

Día catorce

Por Manuel Basaldúa Hernández

Los jóvenes mantienen el cambio como una constante. En estos días de coyuntura electoral, donde el ámbito político es el contexto en el cual se desenvuelven y se manifiestan los jóvenes de esta segunda década del siglo XXI, la nueva forma de apropiación de espacios ha llamado la atención al grupo de estudiantes de la Licenciatura en Estudios Socioterritoriales de la Universidad Autónoma de Querétaro. Dedicados a explorar cuáles son los limites y contenidos de la acción política y social de los ciudadanos, universitarios o estudiantes, así como otros agentes políticos, las preguntas dentro de la materia Teoría Social y Territorio han sido: ¿Las entradas de las instalaciones de los medios de comunicación son parte de la arena de manifestación política? ¿Con las redes sociales se cuenta con alternativas de espacios nuevos de protesta? ¿Cómo se debe plantear la metodología de estudio en campos no materiales y no físicos de la protesta social?

Es decir, los espacios clásicos para la protesta social son las plazas, las calles, las explanadas de las universidades y los auditorios. Puede ser cualquier lugar, el asunto es que los lugares inmateriales y los lugares no-clásicos están apareciendo como nuevos escenarios. Luego entonces, los enfoques clásicos de la teoría social son retomados como plataforma de la reflexión en esta discusión sobre las nuevas categorías del espacio. Y me parece que nos estamos encontrando con retos interesantes: Si los jóvenes mantienen el cambio como una constante, entonces su entorno también ha sido modificado, y éste ya no puede ser explicado con los antiguos conceptos y términos, luego entonces hay que clarificarlos, o también, hay que re-funcionalizar los conceptos.

Al principio parecía difícil entender la intención de mis estudiantes en la búsqueda de esos nuevos espacios. Pero empecé a encontrarle lógica y se me vino a la mente una noticia sobre el candidato a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, que al realizar un viaje como parte de su gira proselitista, los demás pasajeros del vuelo 2596 de Aeroméxico que iban en ese vuelo de la ciudad de México hacia Reynosa, se dieron cuenta de la presencia de AMLO y le pidieron que les diera un discurso. El resultado fue que se hizo un mitin en el avión y el candidato de la izquierda les dio un discurso político a 36 mil pies de altura, en el asiento 6 C.

Este evento, no ha sido el único que ocurre así, hemos sabido de grupos musicales que han llevado a cabo conciertos a miles de pies de altura. Un evento que me tocó experimentar en el sentido de manifestación masiva fue en un vuelo de AirCanada. Regresábamos a México desde la ciudad de Quebec el 2 de abril del 2005. Y cuando cruzábamos la zona limítrofe entre Canadá y Estados Unidos el capitán de la nave nos informó por su altoparlante que el Papa Juan Pablo II había fallecido. Los pasajeros, que éramos de distintas nacionalidades, creencias e ideologías, guardamos silencio después de una exclamación espontánea que se dio al unísono. Alguien empezó a rezar en voz alta y algunos le siguieron, después de eso por varios minutos siguió el silencio colectivo.

Me parece que la inquietud de los que se están formando profesionalmente en el manejo y ciencia del territorio está encontrando nuevas vetas de trabajo y de investigación, de tal forma que estas indagaciones nos ayuden a explicar los comportamientos sociales de los ciudadanos en los espacios contemporáneos. La política y la cultura tienen ante sí nuevas formas de explicación teórica.

@manuelbasaldua

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