Día veinticinco
Bitácora de Viaje (de Estudios Socioterritoriales)
Por: Manuel Basaldúa Hernández
Aguascalientes es famosa por su Feria de San Marcos. Todos esperan con entusiasmo la fecha en que se lleva a cabo la feria más popular de México, quizá enmarcada por los corridos y canciones que se han hecho a su alrededor y evocación.
También es un referente importante porque ahí alberga al INEGI, un organismo gubernamental que se encarga de recordarnos los números, las estadísticas y de repente algunas cifras que son extraídas de las acciones de la vida cotidiana de los mexicanos y se convierten en datos curiosos o sorprendentes. También es un referente en términos laborales, ahí se asienta una de las armadoras automotrices más importante de la región de América del Norte, la Nissan ofrece un destacado número de empleos y con ello genera una actividad económica que ha modificado el mapa productivo del país.
Su universidad está teniendo un auge importante en la región. Y con ello, la educación y la investigación también han hecho que se logre despuntar de forma dinámica. Aguascalientes se convierte en un espacio que está siendo un punto de atracción muy sugerente. Un grupo de profesores de la UAQ nos fuimos a esa ciudad, mis amigos y compañeros de trabajo acudimos a una reunión sobre “Sociedad y empresariado”. Éste fue un seminario internacional en donde participaron los doctores Gaspar Real Cabello, Edgar Belmont, la maestra Marja González de la Facultad de Filosofía, y yo, quienes expusimos algunos avances de nuestros proyectos de investigación y del trabajo que estamos realizando.
El doctor Octavio Maza y la eficiencia de la maestra Doli no sólo hicieron productiva nuestra estancia, sino también agradable y provechosa. En ese seminario estuvimos en el homenaje que se le rindió a la doctora Larissa Adler Lomnitz, una antropóloga social graduada en Berkeley y que hizo un libro muy famoso en coautoría con mi directora de tesis del doctorado, la doctora Marisol Pérez Lizaur, el multicitado libro Una familia de la élite mexicana.
La conferencia se convirtió en un ameno discurso de Adler Lomnitz sobre las técnicas y métodos antropológicos que encantó al auditorio ahí presente, porque lo hizo a través de sus anécdotas y peripecias sobre el trabajo de campo. Demostró que la antropología sigue viva y que es necesaria para poder explicar muchos de los aspectos que la vida económica de una sociedad lleva a cabo. Que los aspectos sociales pueden explicarse mediante esta metodología, combinado con las destrezas del antropólogo. No se puede entender a la sociedad contemporánea, envuelta en redes sociales, situada en el campo de la tecnología y los aspectos virtuales, dentro de un entorno de globalización, sin explicar qué es lo que sucede en los espacios regionales. Y un elemento central es la familia y las redes sociales cercanas a los actores sociales.
Los estudiosos del espacio y del territorio pueden encontrar en este enfoque antropológico la oportunidad de desplegar muchas de las aportaciones que esta rama de la ciencia ha logrado construir para entender las potencialidades y los problemas que se generan en un área geográfica. Aguascalientes se convirtió en una oportunidad para dimensionar los desafíos locales en una economía globalizada, tal como era el lema del seminario internacional que aludimos.
Ese viaje a Aguascalientes, además de aportarme elementos de estudio sobre la microempresa y el territorio, me permitió sentir que viajar con compañeros de trabajo hacia esos eventos académicos es reconfortante, y permite valorar el enorme recurso humano que estamos construyendo en la UAQ.
twitter@manuel.basaldua
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