Opinión

El desvanecimiento de la “verdad histórica”

Por: Ángel Balderas Puga

anbapu05@yahoo.com.mx

El pasado 26 de septiembre, se cumplió un año de uno de los actos más bárbaros sucedidos en el México contemporáneo, la desaparición violenta de 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, Guerrero.

Desde un inicio, el gobierno de Enrique Peña Nieto se ha comportado más como cómplice de los autores del agravio que como un gobierno que, primero quiere saber la verdad de lo que ocurrió y que, después, castigará a los culpables. Hay muchos indicios de esto, desde el manejo mediático del asunto hasta la fábula que en enero de este año contó el entonces procurador general de la República, Jesús Murillo Karam y que fue presentada por él mismo como la “verdad histórica”.

Desde un inicio varios científicos mexicanos y extranjeros pusieron en tela de duda la versión del gobierno de Peña Nieto, versión presentada con el fin de cerrar definitivamente el caso. El mismo Peña Nieto, de manera ofensiva, se dirigió a los padres de los jóvenes desaparecidos para decirles, en diciembre del año pasado que, ya lo “superaran”, como si se pudiera superar así como así la desaparición de un hijo.

El último golpe a la versión peñanietista fue el Informe que el pasado 6 de septiembre presentó a los medios el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). El Informe, de casi 560 páginas concluye con lo siguiente (los cursivos son nuestros): “Para el GIEI todas estas circunstancias y hallazgos muestran tanto los déficits en la investigación como de las tareas que quedan pendientes para que se pueda dar la justicia que los familiares y México esperan del caso, incluyendo una investigación efectiva de las diferentes responsabilidades y el esclarecimiento del destino de los 43 normalistas desaparecidos que como hemos señalado es aún incierto…”.

Recordamos que la Procuraduría General de la República (PGR) ha insistido hasta la saciedad que los normalistas fueron quemados en el basurero de Cocula, sin embargo el Informe del GIEI concluye que, científicamente, es imposible que los estudiantes hayan sido quemados en ese basurero.

El peritaje técnico estuvo a cargo del Dr. José Torero, ingeniero mecánico con doctorado por la Universidad de Berkeley, California, experto con reconocimiento mundial, que participó en la investigación del colapso de las torres gemelas de Nueva York, Jefe de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Queensland, Australia, galardonado, en dos ocasiones, con un premio de la Academia Real de Ingeniería del Reino Unido, profesor de Seguridad de Fuegos y Director del Bree Centre for Fire Safety, ambos de la Universidad de Edimburgo, en Escocia, entre otras cosas.

El Informe presenta completo el reporte del Dr. Torero. Consta de 40 páginas e incluye todos los cálculos físicos y matemáticos, los experimentos realizados y los análisis del escenario que soportan sus conclusiones.

La imposibilidad de la incineración, tal como lo planteó la PGR, se basa en diferentes hechos. Para incinerar a un adulto en un horno crematorio se necesitan entre 800 y mil grados centígrados por un período de entre 90 y 120 minutos. Siendo la cremación en horno la más eficiente y la incineración al aire libre la menos eficiente, ya que el 30% de la energía se pierde por radiación de llamas hacia los alrededores y casi todo el resto asciende por gravedad. El resto, es decir menos del 1% de la energía, regresa hacia el material combustible para gasificarlo y mantener la combustión, además de requerir un diseño óptimo de la pira por lo que se requerirían un mínimo de 30 toneladas de madera, 13 toneladas de neumáticos, 13 toneladas de diésel y 60 horas de tiempo, es decir, 2 días y medio, con una altura de las llamas de 7 metros y una columna de humo de 300 metros de altura, por lo que varias personas tendrían que haber visto el fuego aún activo y desde lejos ya que el basurero tiene apenas 20 metros de profundidad.

Pero además está el problema de la irradiación de las llamas que tuvieron que haber estado entre 2 y 16 kW/m2. El valor más pequeño corresponde al límite del dolor por lo que era imposible descender al basurero para atizar el fuego.

Argumentos y datos como los anteriores se contraponen a las vulgares mentiras del gobierno de Peña Nieto y sus compinches.

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