Opinión

Elecciones 2015

Por: Salvador Rangel

Cada periodo electoral, bien sea intermedio o de cambio de sexenio, representa un reto para los dirigentes de los partidos políticos, que deben convencer a los electores con sus candidatos; pero los ciudadanos cada vez se ven más lejos de los políticos que no cumplen, que buscan eternizarse en la nómina gubernamental, que no son ajenos a corruptelas y gracias a influencias políticas y al fuero constitucional salen bien librados; aparte de que tienen de su lado las alianzas que hacen los partidos, del voto duro, que es del militante que no cuestiona al candidato, que en sí vota por el partido.

Y qué decir de la millonada que los partidos políticos y candidatos gastan en las campañas, pendones, pasacalles, estandartes, bardas pintadas con frase huecas como… El partido “x” sí cumple, El partido “x” con el pueblo.

Y nada más hay que recordar de qué lado está la mayoría de los diputados a la hora de votar decisiones que laceran la economía de los ciudadanos. Cómo olvidar la expresiva y ofensiva “roqueseñal” del priísta Roque Villanueva al aprobarse en la Cámara de Diputados el incremento del IVA del 10 al 15%, el 10 de diciembre de 1995.

Y cuando los diputados aprobaron el Fobaproa, para salvar a los barones del dinero, deuda que gravita sobre todos los ciudadanos.

Lista interminable de agravios en contra de la economía de la población; los señores diputados y senadores no saben el costo de un boleto del Metro o del kilogramo de tortillas, de las penurias que padecen los derechohabientes del IMSS y del ISSSTE cuando no hay una medicina o bien de las lejanas fechas para un estudio de laboratorio o una operación.

Especial reconocimiento merecen los doctores y personal en general de estas instituciones, que deben lidiar con el enojo de los pacientes, frente a situaciones en las que ellos no pueden hacer nada; eso de atender a una persona con problemas de salud no es fácil.

Y ahora que los partidos políticos deben seleccionar a los mejores cuadros para diputados federales, 300 de representación directa y 200 plurinominales, prácticamente no encuentran quién tenga buena imagen ante el electorado, aparecerán los líderes de sindicatos que velan más por sus intereses personales que por los de sus representados, sindicatos burócratas.

Reciclarán a las viejas glorias del partido en las listas plurinominales, esos que no hacen campaña y que de rebote llegan a la Cámara de Diputados.

Los partidos y los políticos llegan a esta elección con una marca fuerte de los ciudadanos, los escándalos de gobernadores, presidentes municipales, delegados, etcétera, están a la orden del día. Lo mismo se les acusa de desvío del erario que de contratos donde reciben porcentaje.

Y con el proceso electoral vienen las declaraciones de los líderes de los partidos, “estamos unidos”, “el pueblo nos apoya”, “somos los garantes de la revolución”, “somos la opción” “nosotros sí somos honrados”.

Y como refuerzo, porque no tienen ideas nuevas, han de aparecer las filtraciones de llamadas telefónicas, de negocios turbios de los candidatos.

Los partidos políticos tienen un verdadero enemigo a vencer: el abstencionismo. No es con campañas negras ni guerra sucia como se gana el voto; se debe convencer a los ciudadanos para votar por gente que represente sus intereses, no los políticos reciclados, que solicitan licencia para contender por otro puesto y seguir en la nómina.

De diputados que voten por convicción personal, que no lo hagan por decisión de sus jefes de bancada, que ataquen la corrupción pero en serio. Pero qué se puede esperar si quienes deben dar el ejemplo están metidos hasta el cuello con dudas de la legitimidad de sus propiedades inmobiliarias.

En la Cámara de Diputados deben estar representados el sector de las madres solteras; el de los ancianos que al recibir “apoyos” deben hacer fila por horas; de los jóvenes. Pero deben estar los convencidos, los comprometidos, no los designados por el “dedo” del poder y que de llegar a una diputación federal no harán nada, salvo por ellos mismos.

Bienvenidas, sí se dan, las postulaciones de “Quico”, de “Lagrimita”, del “Cuau”… no desentonarán en la Cámara, ellos saben dar espectáculo y del bueno.

Y los nostálgicos ven que cada tres años es el mismo circo electoral: promesas que no se cumplen.

rangel_salvador@hotmail.com

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