Opinión

Integración global y desigualdad social: los espacios periféricos en la ciudad

Por: Lorena Erika Osorio Franco*

Hoy en día las ciudades juegan un papel muy importante en la competencia por la acumulación y gestión del capital, lo que ha generado un desarrollo desigual entre territorios, dado que las áreas que no son valiosas desde la perspectiva del capitalismo informacional y que no tienen un interés político significativo para los poderes existentes, son esquivadas por los flujos de riqueza e información (Castells, 2001).

La manera como una ciudad logra colocarse en la nueva geografía del mundo depende de su dinamismo económico, tecnológico y empresarial, y de la disponibilidad de una adecuada infraestructura de servicios urbanos y de vivienda, de salud, educación y cultura. Estas nuevas exigencias llevan a los gobiernos –nacional y locales– a adoptar políticas urbanas más orientadas a la lógica del mercado que privilegia la privatización y/o la construcción de infraestructura urbana en favor de las grandes empresas o a las inversiones privadas para poder elevar sus índices e indicadores de competitividad. En este sentido, Querétaro se ha venido ajustando bien a los nuevos requerimientos, prueba de ello es que en días pasados el rotativo Diario de Querétaro publicó:

“El estado de Querétaro escaló del lugar octavo al quinto en materia de competitividad durante los últimos dos años a nivel nacional, de acuerdo con los resultados del índice de competitividad estatal que presentó ayer el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), comparando a las 32 entidades federativas”. (23/11/2012)

El desarrollo y crecimiento de la ciudad resultaría beneficioso si no se dejara de lado una visión de conjunto o una política distributiva más justa, lo que no suele suceder, y es lo que explica que en ésta, como en otras ciudades mexicanas, se recrudezca día a día la fragmentación urbana.

En aras de beneficiar ciertas áreas de las ciudades, acorde con los requerimientos de la globalización, se privilegian determinadas zonas en detrimento de otras, lo que da lugar a la ciudad inequitativa que se expresa en la segregación espacial. Este fenómeno convierte a las ciudades en archipiélagos, islas de bienestar que contrastan con espacios urbanos cada vez más deteriorados, tanto de las colonias populares como de las clases medias empobrecidas (Duhau y Giglia, 2008: Ramírez y Safa, 2009).

En este contexto, una característica que hoy se observa claramente en la estructura urbana de las ciudades, de la que Querétaro no está exenta, es la combinación de proximidad física entre asentamientos de distintas clases sociales pero al mismo tiempo la fragmentación o separación material evidenciada por elementos que agudizan la diferenciación social como: rejas, muros, casetas de vigilancia que controlan el acceso a las zonas residenciales.

El auge de los espacios residenciales cerrados (insulares), significa fundamentalmente que en la actualidad la certidumbre y la seguridad son cada vez más ofrecidas como un producto inmobiliario privado en lugar de presentarse como el resultado de un conjunto de reglas de convivencia ampliamente compartidas (Duhau y Giglia, ídem).

La ciudad fragmentada, señala Borja (2003), tiende a ser físicamente despilfarradora, segregacionista, económicamente poco productiva, culturalmente miserable y políticamente ingobernable. La agorafobia es una enfermedad producida por la degradación o desaparición de los espacios públicos integradores y protectores, a la vez abiertos para todos, es necesario construir espacios de calidad en pequeños lugares donde se producen los flujos. En la nueva ciudad, las infraestructuras de comunicación no crean centralidades ni lugares fuertes, más bien segmentan o fracturan el territorio y atomizan las relaciones sociales. Además, los nuevos parques temáticos, lúdico-comerciales excluyentes crean caricaturas de centros urbanos para clases medias consumistas. Una manifestación más de la agorafobia (ibíd, 62).

La falta de eficacia y eficiencia en las política públicas, además de un andamiaje institucional poco articulado para resolver los problemas de la urbanización, promueven desarrollos guetizados. Los habitantes de los espacios locales (barrios, vecindarios y pueblos que hoy están inmersos en la ciudad) se asumen en la periferia o en los márgenes de la ciudad (independiente de la posición geográfica que ocupe su lugar de residencia). De esto el pueblo de Jurica resultó ser un buen estudio de caso, los juriquenses señalan que se asumen al margen de los beneficios y los servicios que por derecho tienen, ya que como cualquier ciudadano, también pagan impuestos. Al respecto cito los siguientes testimonios:

“Existen muchas anomalías, cuando llueve, toda el agua sale en todas las casas, ya es mucha descarga del pueblo y el tubo que metieron del drenaje no sirve, fue chico […] De qué sirve que nos están cobrando impuestos, nosotros queremos que se pavimente porque estamos a un paso de la ciudad y mire nomás que calles tenemos […] Estamos completamente mal, estamos a un paso de Querétaro y estamos olvidados completamente”. (Mujer, 74 años, hogar, 11.05.10)

“Mucha gente si quiere escriturar, pero otras no porque no quieren pagar escrituras, ni predial ¿de qué sirve pagar predial si las calles las tenemos dadas a la fregada?, aquí no hay ampliaciones de luz, ni de agua y para allá arriba necesitan todo eso, además de drenaje, embanquetado, calles, y ya entrando el gobierno no hay miramiento, y luego luego a cobrar, y ¿dónde va a parar ese dinero?, aquí dejan años y años y ahí se quedan las calles…” (Varón, 55 años, trabajador por cuenta propia, 26.10.09)

De los testimonios anteriores destacan varios elementos, uno de ellos es que la presión sobre la tierra ha sido superior a la capacidad de respuesta de las autoridades competentes, pero además se exalta un problema grave que es irregularidad de los asentamientos (lo que conlleva la falta de servicios básicos e infraestructura) y la carencia de una política que atienda la demanda de vivienda para sectores populares.

El problema en Jurica ha sido que no hay las condiciones materiales que sustenten su crecimiento. En contraste a la precariedad de los servicios e infraestructura del pueblo, se encuentran los nuevos asentamientos residenciales que se han construido: Torres Regency, Rinconada Jurica, Portones y Cerrada “Las Rosas”.

Si bien los avances en algunos aspectos, como la energía eléctrica, han sido importantes, en otros, el rezago es más que evidente. La realidad que hoy impera en Jurica no es ajena a la que se presenta en otras zonas de la ciudad, la desigualdad es un nutriente que alimenta el malestar social. Al respecto, Mario Luis Fuentes Alcalá, coordinador de la especialización de Desarrollo Social de la división de estudios de posgrado de la Facultad de Economía de la UNAM, señaló que: “el malestar social se refleja en la descomposición del tejido social, en los problemas de conducta que se expresan en violencia, homicidios, suicidios, todo ello reflejo de una enorme fractura social en el país”. (La Jornada, 22/11/2012)

Las evidencias empíricas respecto a la descomposición social saltan a la vista, al grado que en Querétaro la autoridad estatal solicitó la participación del Ejército mexicano para que colabore en los operativos de seguridad y patrullaje ante la creciente ola de hechos delictivos que se presentan en algunas colonias de la zona conurbada situadas al norte de la ciudad, entre las que destaca Santa Rosa Jáuregui, comunidad vecina del pueblo de Jurica.** Las autoridades plantean mayor inversión: instalación de módulos de seguridad, una comandancia en Santa Rosa Jáuregui, patrullas y más elementos de seguridad***, pero mientras subsista el problema de la segregación social y funcional, la fragmentación del territorio, aunado al desafío de la movilidad urbana, el tráfico y la inseguridad, podemos asumir que los problemas de la ciudad serán resueltos pero sólo parcialmente, hace falta un nuevo contrato social y un Estado más robustecido, más fuerte, para enfrentar y revertir los procesos de deterioro social.

 

Referencias bibliográficas:

–Borja, Jordi (2003), “La ciudad es el espacio público”, en Espacio público y reconstrucción de ciudadanía, Patricia Ramírez Kuri (ed), Porrúa, México, pp. 59-87.

–Castells, Manuel (2001), La era de la información, economía, sociedad y cultura, Siglo XXI, México.

–Duhau, Emilio y Ángela Giglia (2008), Las reglas del desorden: habitar la metrópoli, UAM Azcapotzalco y Siglo XXI, México.

–Osorio Franco, Lorena E. (2012), Jurica un pueblo que la ciudad alcanzó: la construcción de la pertenencia socioterritorial, Tesis para obtener el grado de Doctora en Antropología Social, CIESAS, Guadalajara, Jalisco.

–Ramírez Sáiz, Juan Manuel y Patricia Safa (2009), “Tendencias y retos recientes en tres metrópolis mexicanas, ciudad de México, Guadalajara y Monterrey”, en Cuadernos en Antropología Social, número 30, Instituto de Ciencias Antropológicas de la Facultad de Filosofía, Universidad de Buenos Aires, Argentina, pp. 77-92.

 

*Doctora en Antropología Social, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UAQ. Correo electrónico: lorenaosorio030@hotmail.com

** Asume Ejército patrullaje (23/11/2012). El Corregidor.

*** Prende Sta. Rosa focos rojos. El secretario de Seguridad Pública Municipal, Juan Marcos Granados Torres, confirmó que ya se trabaja en la atracción de recursos del programa SUBSEMUN… (20/11/2012). El Corregidor.

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