Jóvenes contra la visión de Estado
Por Sergio Centeno García
En los últimos días la realidad política nacional se ha visto sacudida por un acontecimiento que ha venido a refrescar su propia esencia: la entrada en escena de una gran cantidad de jóvenes con una visión distinta de la realidad a la que comúnmente estaban acostumbrados. Una visión nueva que pone en tela de duda todo aquello que los medios de comunicación masiva imponen a la sociedad como verdad irrefutable. Un grito de “no más” a una visión oficialista que lo único que pretende es fomentar la pasividad y la resignación del conglomerado social ante una realidad apabullante que ofende y lastima al pueblo mexicano. Es el despertar de la juventud, la emancipación juvenil del cuarto poder que les dicta qué hacer, cómo ser, en qué deben creer, etcétera.
Aunque es verdad que no todo es primavera, no todos los jóvenes son críticos, muchos no han despertado ni despertarán, llegarán a adultos sin someter a crítica su realidad circundante, pues existe una gran parte de ellos que se ha quedado aún con la visión tradicional, ya que lo mismo vemos jóvenes apoyando al PAN que al PRI. Hace unas cuantas horas pude atestiguar como decenas, o tal vez cientos de jóvenes, se desgañitaban para apoyar con todo a los candidatos del PRI y del PAN a la presidencia municipal de Querétaro. Repito, hay miles de jóvenes que siguen y seguirán en el letargo, creyendo todo lo que la televisión y otros medios de comunicación gubernamental les dicen.
Escritores, analistas y opinadores han reflexionado con respecto a si este movimiento emergente tendrá un efecto directo en la contienda electoral que se avecina. Mi opinión es que sí, que independientemente de las conclusiones a las que cada uno llegue, existen dos hechos por lo menos irrefutables que definen la génesis del movimiento y que tendrán inevitablemente efectos reales sobre los resultados electorales del 1° de julio: 1) el movimiento se inicia como un acto de repudio al candidato presidencial de los poderes fácticos en México: el priista Enrique Peña Nieto, y 2) el movimiento repugna la visión oficial que a través de la televisión y los medios oficialistas se pretende imponer a los mexicanos.
El movimiento juvenil universitario refleja en sus orígenes el hartazgo hacia la persistente tarea de Tv Azteca, Televisa y casi todos los medios escritos de circulación local y nacional, de producir una imagen falsa de la realidad social y económica del país. Y no es para menos, pues estos medios compiten entre ellos mismos para generar el mundo de sombras o apariencias que ya hace siglos el maestro Platón nos presentaba en el mito de la caverna, esa realidad que no es ni siquiera un reflejo de la realidad verdadera, sino una visión que los grupos de poder político y económico del país quieren que se difunda y sea aceptada por la sociedad en su conjunto. El gran Carlos Marx, hoy más vigente que nunca, también lo planteó en La ideología alemana.
Por todo ello, opino que lo realmente importante de este despertar juvenil estriba en lo siguiente: Lo que están peleando es su derecho a conocer y difundir la verdad de lo que ocurre en México y en el mundo. Y no hablo aquí de un concepto complejo de verdad, sino de un concepto tradicional que es de fácil entendimiento para todos: que la imagen coincida con el objeto, que el juicio al contrastarlo con la realidad sensible tenga clara correspondencia. Para estos jóvenes algo es muy claro: el mundo que presenta la televisión es el mundo del revés, en donde los verdaderos villanos aparecen como héroes y los héroes como villanos.
Sobre la cuestión de si estos jóvenes son manipulados por sus maestros o por los adultos, o que si lo hacen por iniciativa propia, no tengo ninguna duda: es un movimiento juvenil auténtico nacido del profundo rechazo hacia aquellos que pretenden monopolizar la información y la verdad. Pienso.
Comentarios: sergiocenteno05@live.com
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