Jubilaciones, bomba de tiempo
Por: Ricardo Rivón Lazcano
El politólogo Giovanni Sartori distingue cuatro tipos de decisiones: individuales, grupales, colectivas y colectivizadas. Dejo al lector que formule hipótesis sobre las características de cada una de ellas. Me centro, dado el objeto de mi reflexión, en la última.
Las decisiones colectivizadas no sólo son distintas, sino muy distintas de todas las otras. Decisiones individuales, grupales o colectivas hacen referencia al sujeto de la decisión, es decir, a quien toma la decisión. En cambio, las decisiones colectivizadas son decisiones que se aplican y se imponen a una colectividad, prescindiendo del hecho de que se hayan tomado por uno, por pocos o por muchos. El criterio de definición no es el de quién toma la decisión, sino su alcance: quien quiera que tome la decisión, decide por todos.
Podríamos decir, entonces, sin mucho rigor por cierto, que la política consiste en decisiones colectivizadas.
El tema de las jubilaciones y pensiones ya está en la mesa de la discusión pública. Sin ir muy lejos, los panistas lo acaban de agendar para las deliberaciones de la siguiente Legislatura gracias a la sugerencia de Jorge Castañeda. ¿Quién o quiénes tomarán las decisiones respectivas? ¿Quiénes las implementarán y cuál será el impacto en la vida de bastas colectividades? Los implicados, ¿conocen las entrañas explosivas del problema? ¿Saben de alternativas razonables y benéficas para las mayorías? ¿Están dispuestos a sacrificar protagonismos estultos afanosos de notoriedad?
La editorial Siglo XXI acaba de publicar un libro en el que se habla del tema sin tapujos, un libro escrito por Pedro Vásquez Colmenares quien busca contribuir a desactivar una “bomba de tiempo” y evitar un desenlace trágico como el que se vive hoy en varios países de Europa. Resolver el tema de las pensiones “es un reto, o donde todos ponemos… o todos perdemos”.
El crecimiento de las pensiones públicas en México, se lee en el texto, ha sido explosivo durante la primera década del siglo XXI. Actualmente existen más de cuatro millones de pensionados de más de 105 sistemas públicos de pensiones. La inmensa mayoría de estos sistemas pensionarios no están fondeados, esto es, no tienen fondos para honrar este compromiso.
La racionalidad limitada a los intereses involucrados, sugiere que nadie desea pagar el costo social de revelar que ya no hay recursos, ni el costo político de proponer dolorosas medidas correctivas, medidas que por lo demás son inevitables: cálculos con cifras oficiales indican que el compromiso de pagar las pensiones públicas podría representar más del 104 por ciento del PIB.
Las pensiones están creciendo en forma desproporcionada respecto de las capacidades fiscales del Estado. La presión puede explotar en el sexenio que está por comenzar, un sexenio comandado por el Partido Revolucionario Institucional.
La conclusión es clara: o se reforman urgentemente los sistemas públicos de pensiones de beneficio definido y los arreglos pensionarios del sector paraestatal o muy pronto no habrá recursos públicos con que honrar dichas obligaciones, a menos que se castiguen otros rubros prioritarios para la sociedad.
La crisis de las pensiones ya está aquí, una bomba cuyo reloj está por llegar al punto de no retorno, crisis gestada lentamente durante décadas, sin culpables (¿tiene caso encontrar culpables?). No hay tiempo para convencernos de su magnitud y trayectoria, ya que esto sólo dificultará su atención y magnificará el costo de las soluciones.
La “soluciones” están precedidas por algún tipo de decisión y, no hay que engañarnos, será una decisión colectivizada en el sentido sartoriano porque “quien quiera que tome la decisión, decide por todos”. El dilema trágico de tales de decisiones es que, por falta de conocimiento social junto con las resistencias conservadoras de los hoy beneficiados, provocará un resultado de suma cero, un escenario en el que los más vulnerables y por tanto, los más afectados, seremos los propios trabajadores activos y los ya pensionados.
José Narro Robles, Rector de la UNAM, señaló respecto al tema y al libro: “Me sumo a la perspectiva de hacer un acuerdo nacional que nos permita a los mexicanos tener un sistema sano, desde el punto de vista financiero, responsable con las finanzas públicas y en donde el esfuerzo de todos se vea reflejado en beneficios también para todos. Este libro no puede ser nada más un aporte a la discusión teórica sobre la seguridad social en México; su destino debe ser influir en la configuración del sistema moderno, nuevo, renovado, público, universal, de la seguridad social mexicana”.
(Vásquez C., Pedro (2012). Pensiones en México. La próxima crisis. Editorial Siglo XXI. México, D.F.)
rivonrl@gmail.com
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