Los caprichos de la maestra
Por Omar Árcega E.
Hay un método infalible para ser mejores, establecer estándares, compararnos con ellos y desde ahí tener una idea de nuestras potencialidades y deficiencias, así es como la ciencia, la técnica y la sociedad ha avanzado. Este principio tan básico y universal sólo es rechazado por aquellos que están parapetados en sus zonas de confort, que no aspiran a una perfección continua, que se refugian en la comodidad de la mediocridad.
Ejemplos de esta situación la estamos viviendo todos los días en México, pero hoy me quiero referir a un caso concreto: la negativa a ser evaluados por parte de organizaciones sindicales de maestros como el SNTE y la CNTE. La primera organización, años atrás afirmó estar de acuerdo, se hicieron los acuerdos pertinentes los cuales implicaban que no habría ni castigos ni premios para los peor y mejor evaluados. El segundo sindicato, anclado en el izquierdismo más añejo y uno de los más corruptos, se negó en todo momento, alegando intromisiones en la vida sindical, que los instrumentos provenían del neoliberalismo, que era una forma de hacerle el juego al sistema de la libre competencia.
Juegos de poder
La noticia no es que la CNTE se opusiera, sino que lo hizo el sindicato más cercano al sistema, el más apapachado por los presidentes en turno. Y lo hace en el momento donde una posible continuidad de los gobiernos panistas parece algo lejano. Éste es un hecho más que se suma al rompimiento que desde hace meses se dio entre el Gobierno Federal y la lideresa Elba Esther Gordillo.
En política no hay casualidades, los dirigentes del sindicato de maestros, con esta acción, indirectamente golpean a Josefina Vázquez Mota, al mismo tiempo que se congracian con el puntero en las encuestas, le arrebatan al equipo calderonista el mérito de una evaluación que puede ser el principio de una auténtica reforma y se la ofrecen al que consideran será el nuevo Presidente de México, por eso su insistencia en que sea pasando las elecciones. Esto es parte del juego político, deshacerse de todo lo que huela al rey muerto y mostrar señales de tributo al próximo hombre fuerte. Pero este ofrecimiento no es gratuito, tendrá costos que todos los mexicanos pagaremos de nuestro bolsillo y que las generaciones futuras amortizaran a través de una educación mediocre impartida por maestros sin vocación y mal preparados.
Los juegos de poder se pervierten cuando entre sus consecuencias está el futuro de una nación, esto es lo que pasa con un tema tan importante como el educativo. Estamos en un mundo donde el generar valor agregado o no hacerlo es la diferencia entre la riqueza y la pobreza, esto sólo se consigue con pueblos educados, capaces de tener habilidades lectores y de cálculo matemático, pero esto es imposible de alcanzar con sistemas educativos donde se premia la mediocridad y no la continua preparación. Lamentablemente a Elba Esther esto no le interesa, lo único que le importa es la sobrevivencia política, el seguir detentado un poder fáctico que le genera riqueza económica. Tiene que recuperar un liderazgo monopólico que la CNTE le está disputando, pues éste con sus tácticas de confrontación política ha conseguido prebendas para sus agremiados que no ha sido capaz de negociar la maestra. “La maestra”, como también se le conoce a la dirigente magisterial, está empeñada es mostrar que ella es la dueña de la educación en México, nada se puede hacer sin su consentimiento, el representante de los empleados funge como el dueño de la empresa.
Maestros de calidad
Nuestro país necesita maestros de calidad y deshacerse de los malos elementos, ¿tácticas neoliberales? En lo más mínimo esto se llama el buscar ser mejores, el perfeccionamiento permanente, algo que ha sido motor de la historia y que nos ha llevado al grado de civilización del cual gozamos.
Ciertamente en el proceso educativo intervienen padres de familia y las condiciones económicas, sociales y culturales de cada región, pero un factor concreto que se puede ir afinando es la labor docente, algo que parecía estaba a punto de lograrse y que ahora por mero cálculo político en el mejor de los casos se pospondrá. Éste son los actores políticos que México no necesita, tras legítimas reivindicaciones sindicales esconden sus ambiciones personales y de grupo, no miran al bien común sino al propio; así es imposible cualquier avance. Hemos asistido, una vez más, al rapto de iniciativas a favor de México.
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