Refundar al país desde la raíz
Por: María del Carmen Vicencio Acevedo / metamorfosis-mepa@hotmail.com
PARA DESTACAR: El nuevo proyecto de nación ha de surgir de la construcción colectiva, reflexiva y dialéctica, a partir de múltiples discusiones, desde múltiples perspectivas sobre las necesidades auténticamente populares. La refundación de México podrá darse cuando se impulse un ‘movimiento-negativo-antisistémico’ dirigido a frenar al neoliberalismo
En días pasados, en la comunidad de Las Margaritas, Chiapas, tuvo lugar la tercera asamblea de la Nueva Constituyente Ciudadana y Popular (NCCP), un movimiento laico y sin filiación partidista que busca trascender la “democracia” electoral y refundar al país desde la raíz. La NCCP reúne a miles de luchadores sociales, en más de 20 estados de la República mexicana.
Se llama “nueva”, pues México ha tenido varios movimientos constituyentes. La palabra viene de ‘constitución’ y se refiere al acto (o al actor social), que establece las normas que conforman y dan identidad a un grupo o una nación, definiendo sus modos de organización y rigiendo sus relaciones internas o externas.
Los movimientos constituyentes en México han buscado garantizar que todas las personas puedan desarrollarse integralmente, disfruten del bienestar y de otras garantías (hoy, llamadas ‘derechos’).
Así, desde la Guerra de Independencia, los distintos constituyentes fueron definiendo a nuestra nación como ‘soberana’ (regida por sus propios ciudadanos), dueña de su territorio y recursos naturales; con un Estado ‘laico’ (que da libertad de creencias y no se sujeta a ninguna iglesia); con un gobierno ‘republicano’ (de tres poderes autónomos), ‘democrático’ (por el que el pueblo participa en la toma de decisiones) y ‘federal’ (que integra y relaciona a varios estados para su mutuo beneficio).
Con el tiempo, sin embargo, sobre todo en las últimas tres décadas, México ha ido perdiendo esa constitución hasta quedar sometido nuevamente a los voraces intereses de imperios extraños aliados al modelo neoliberal. A ellos estorban las leyes que benefician al pueblo. Por eso ejercen una agresiva presión y seducción sobre nuestros gobernantes, para “quitar barreras” (Peña Nieto ‘dixit’) e imponer las llamadas “reformas estructurales”. Con ello destruyen principios básicos de nuestra Carta Magna y agravan los tremendos problemas que ya todos conocemos.
En este esfuerzo por “refundar al país desde la raíz”, importa tanto el proceso participativo de la ciudadanía como el fin: Nuevas reglas que devuelvan al pueblo lo que le pertenece: libertad, justicia, dignidad, democracia, bienestar…
“Ir a la raíz” implica arrancar desde sus cimientos al sistema neoliberal dominante. Quienes participan en la NCCP no siguen a un líder experto que dicta el rumbo, ni andan buscando a un bufete jurídico que redacte la Nueva Constitución y consiga las firmas requeridas para presentarla como iniciativa de ley.
El nuevo proyecto ha de surgir de la construcción colectiva, reflexiva y dialéctica, a partir de múltiples discusiones, desde múltiples perspectivas (los afanes, las ciencias, la historia, las condiciones y posibilidades reales…) sobre las necesidades auténticamente populares.
La refundación de México solo podrá darse cuando una buena parte de su población impulse un ‘movimiento-negativo-antisistémico’, dirigido a frenar y desmantelar o abandonar al neoliberalismo dominante, en todos los espacios posibles.
Dicho movimiento implica visibilizar los graves daños que causan esas relaciones económicas y políticas, tramadas e impuestas sobre nosotros por quienes toman las grandes decisiones, sin consultarnos. También implica desaprender consistentemente los estilos de vida, altamente adictivos y destructivos, que dicta el Gran Mercado, así como la apatía de la ciudadanía, su voluntad de ignorancia, su dependencia holgazana y acrítica frente al mal gobierno.
Requiere además, que la población aprenda a afinar su inteligencia, su mirada, su oído, su sensibilidad, para descubrir, en cada microespacio que pisa las grietas del sistema que lo pueden ir desgarrando.
No basta, sin embargo, impulsar un movimiento negativo. Transformar la realidad requiere simultáneamente de un ‘movimiento-positivo’, impulsado por múltiples fuerzas ciudadanas (populares, gubernamentales, partidistas, empresariales, religiosas, universitarias, gremiales y demás), capaces de abrir nuevas ventanas y construir nuevos caminos hacia otros horizontes de pensamiento, y de diseñar, dar vida y sostener otra estructura económica-política-social, alternativa al capitalismo.
La NCCP convoca, en fin, a cambiar el cómodo pretexto del “imposible”, por el conocimiento responsable de que la realidad se mueve (Zemelman), y de que el rumbo que siga en ese movimiento depende de las decisiones que tomen los sujetos sociales que lo impulsen.
Lo que pasó recientemente con el gobernador Javier Duarte, demuestra que la presión ciudadana PUEDE mover la realidad.
No debiéramos esperar, a que nuestro Estado caiga en tan grave depravación para actuar. (Comunícate y únete a nuestro movimiento).