Las mujeres rurales y bisexualas existimos y resistimos
Por ahí dicen que nunca hagas preguntas en una entrevista que tu personalmente no estes dispuestx a responder…y pues bueno esta es mi historia…
Soy una mujer de 27 años cis, rural y bisexual, pero creo jamás he hablado acerca de mí y mi sexualidad abiertamente, ha sido un proceso y un camino que relativamente comencé. En mi infancia y adolescencia nunca hubo oportunidad si quiera de cuestionarme mi orientación sexual; el contexto en donde yo provengo los valores sociales tienen una carga religiosa muy fuerte y las interacciones sociales son conservadoras, tradicionales y machistas. La vida cisheteronormativa es la única aceptada socialmente y hasta hoy es incuestionable.
Si me preguntan entonces cuándo me di cuenta que era diferente, la verdad no tengo respuesta, es como cuando de niña pensaba que no había religión más que la católica y que no había otra manera de ser y pensar, sin embargo, sí recuerdo mi primer intento de hablar de la diversidad sexual; iba a la secundaria e hice una encuesta para una clase donde estábamos viendo metodología de la investigación; mi tema era “La aceptación de la homosexualidad en Tolimán”…me da una curiosidad enorme de saber cómo me inspiré en el tema si yo no tenía internet, ni en ese momento tenía ninguna red social. Lamentablemente los resultados de esa pequeña investigación fueron de completo rechazo; recuerdo las palabras de una mamá que entreviste donde tajantemente me dijo que ella sin dudarlo sacaría a su hijo de su casa si supiera que es homosexual, incluso no olvido las muecas de su cara que acompañaron sus palabras de desprecio, en fin, yo creo que, si tuve la intensión de conocer acerca del espectro de la orientación sexual en las personas, con esa experiencia deserté…
Pero bien dicen que lo que no resuelves, tarde o temprano regresa y quizá con más fuerza, fue así que años después me invadiría el cuerpo la pregunta sobre mis preferencias sexuales y al principio fue un calvario, cómo la gran mayoría no lo aceptaba y me avergonzaba por sentir atracción por las mujeres o por alguien que no fuera socializado como un hombre cisgenero. Sabía que sufriría el rechazo de mi familia y quizá hasta de mis amigxs. Desafortunadamente no me equivoqué, la primera vez que llevé a mi novia a mi casa, la respuesta familiar fue de lo más traumática que creo que sigo sin superarlo y en la universidad, a pesar de pertenecer al espacio más libre y abierto ideológicamente que he conocido, fui el bullicio por un tiempo. No ha sido fácil, me tocado aprender de mí, de otrxs como yo y sigo en el camino. No me considero activista y tampoco hablo mucho del tema, porque, aunque sé que en Tolimán hay muchas personas lesbianas, bisexuales, homosexuales, incluso personas trans aún se vive con muchas dudas, mucha incertidumbre y miedo al rechazo social. No hay información de nada y creo que el solo plantear la idea de dar platicas o talleres para que las nuevas generaciones no sufran de discriminación, creo que la piedra aún es muy grande para comenzar a picarla. Sé que hay esperanza, sin embargo, comenzar a andar ese camino será como subir el cerro más alto.
Sí alguien lee esto y cómo yo aún no se siente segurx de expresar quien es y tiene miedo, sepa que no está solx. Algún día podremos ser libres y podremos expresar quienes realmente somos donde sea, con quien sea.
Libre_diversa