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Skate Querétaro: Escuela de patinaje fomenta el compañerismo en infantes

Es una mañana de sábado, en el parque conocido como “Patinerama”, en avenida Corregidora. Arriban en su mayoría niñas y niños acompañados de papá o mamá, cargan por un costado del brazo sus patinetas y se dirigen con un peculiar entusiasmo a la pista, para tomar la clase de skateboarding diseñada especialmente para ellos.

La Escuela de Skateboarding Querétaro inició sus clases el 6 de julio de 2020, los encargados del proyecto son Israel López Alegría y Oscar Sánchez Ríos, quienes han practicado por más de 15 años; la idea surgió tras pensar en “compartir lo poquito que sabemos”, pero también con la intención de resignificar el primer acercamiento con el patinaje.

Israel cuenta que cuando él comenzó a patinar “era una generación muy difícil”, porque quienes tenían más experiencia solían decir “quítate, no estés estorbando” y ahora que ellos están a cargo buscan compartir los valores como compañerismo, apoyo mutuo, respeto y trabajo en equipo; para que los menores sean conscientes de que “aquí no vienen a competir, sino a aprender y divertirse, así que cada quien aprende a su ritmo”.

La clase da inicio al reunirse en un círculo. Ponen las tablas frente a ellos y empiezan a hacer un calentamiento en el que se estiran brazos, piernas y se dan algunos saltos, lo cual se repetirá al cierre. Después se dividen a los alumnos, Oscar Sánchez se queda con quienes pertenecen al nivel básico, Jorge Ledezma con los de nivel intermedio e Israel López da enseñanzas al nivel avanzado.

Skate para cada ocasión

En la escuela de skate se han agregado dinámicas en Día de Muertos, las posadas, Día del Niño, Día de la Madre y otras fechas, para involucrar a menores en una forma en la que relacionen el patinar con divertirse y disfrutar el proceso, porque anteriormente se desesperaban y frustraban por sólo concentrarse en los ejercicios. Las tiendas locales de skate, los padres y profesores contribuyen para dar playeras, patinetas, mochilas, pasteles, dulces o algún otro detalle en esas festividades.

Los organizadores recuerdan además que hay una premiación a quienes lleven sus boletas con los mejores promedios porque se apoya la disciplina escolar bajo la idea de romper con “todos aquellos paradigmas que existen con respecto a que [el skate] es un deporte de vagos”. Óscar considera que los estigmas que perduran son por desconocimiento, pues “los niños cada vez comienzan a dejar deportes convencionales para practicar deportes extremos”.

En “Patinerama” la escuela de skate se apropia del centro de la pista, “el plato”, las rampas y el pasto, para practicar distintos ejercicios cuyas las enseñanzas van desde colocar adecuadamente los pies para tener equilibrio en la patineta hasta hacer el truco básico de ollie (un salto en el aire). A lo largo del sábado los profesores extienden el apoyo de sus brazos a quienes requieren ayuda para subir y bajar las rampas.

El miedo no conoce edades

Desde la primera clase, se ha contado con la presencia de las niñas, quienes reflejan mayormente sus emociones al lograr los ejercicios, y suelen ser las más aventuradas para las rampas, destacan su interés por el desafío al decir que en un futuro les gustaría llegar a hacer trucos en el aire o andar por los tubos con la patineta.

El niño más pequeño que llegó a tomar clases de skate tenía 1 año 8 meses y la mejor parte era que “no conocía la cuestión del miedo o de las consecuencias que pueden existir al patinar, era muy aventado”, recordó Oscar Sánchez.

A los que toman clases actualmente se les ve un tanto inquietos por hacer los ejercicios repetidamente porque están llenos de energía y también resaltan su intención de pronto lograr hacer las actividades sin el apoyo de los brazos de los profesores; y uno de ellos seguramente usa casco, coderas y rodilleras de Buzz Lightyear con la intención de pronto volar con los trucos “al infinito y más allá”.

Lo que más motiva a los profesores de transmitir sus enseñanzas es la inocencia que reflejan, el agradecimiento y la confianza que les toman por formar parte de su proceso de aprendizaje.  “En estos días me tocó con una chica que se llama Ana, le di clases particulares y brincó por primera vez, entonces me dijo: “¿En serio? ¿En serio despegue las 4 ruedas?” y le dije “sí, sí las despegaste”, fue tanta la emoción que dije “no manches, que chido”, compartió Israel.

La Escuela de Skateboarding espera que más personas “se acerquen a vivir la experiencia”, y también consideran necesario que las dependencias estatales y municipales aumenten el apoyo a este deporte, al crear más espacios y escuchar a quienes llevan más tiempo de experiencia, para que “dejen de improvisar sobre las necesidades del mismo”.

Katia Santoyo

Estudiante de la licenciatura en Sociología de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales en la Universidad Autónoma de Querétaro. En proceso de la formación conjunta socióloga en periodismo. Reportera de Tribuna diario desde enero de 2022.

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