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Historia de la marihuana: De “degeneración de la raza” a negocio en potencia

“Yo creo que [la marihuana] ya no lo es. Precisamente a partir de este debate público de la reivindicación de sus usos medicinales, pues muchas personas que antes la estigmatizaban y aplaudían su prohibición, ahora están viendo que sí tiene efectos medicinales (…) Se está usando cada vez más por distintos estratos sociales, entonces creo que ya lleva varios años en los que ya no es el enemigo público número uno”, comentó José Domingo Schievenini, doctor en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y docente investigador de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ).

En la entrevista para Tribuna de Querétaro el doctor comentó que él consideraba que otras sustancias ilícitas eran el fentanilo, el cristal y la metanfetamina. “También los reflectores deberían de voltearse de manera mucho más directa a otras sustancias legales como son el alcohol, por ejemplo, y todos los indicadores tan problemáticos que hay detrás de su consumo: violencia intrafamiliar, accidentes automovilísticos, problemas de alcoholismo, etc.».

“Ahí sí están los indicadores, década tras década, desde hace tres siglos, pero ahí digamos que a diferencia del proceso histórico de la marihuana pues ahí hubo toda una industria que se ha visto beneficiada. Incluido el mismo Estado con la fiscalización, la producción y la venta de alcohol”.

El 19 de junio de 2017 se adicionó una reforma al artículo 235 Bis de la Ley General de Salud en el Diario Oficial de la Federación donde señala que la Secretaría de Salud deberá diseñar y ejecutar políticas públicas que regulen el uso medicinal de productos farmacológicos de la cannabis sativa, índica y americana o marihuana.

En esa misma reforma abrió la puerta a la comercialización, exportación e importación de los productos de cannabis en concentraciones del 1 por ciento o menores de tetrahidrocannabinol (THC) principal constituyente psicoactivo del cannabis. No obstante, el decreto contempla la reinserción y rehabilitación de los menores de edad y adultos con adicción a dicho narcótico.

Cáñamo: La puerta con el demonio

Previo a su primera prohibición formal en 1869 el escrutinio del consumo de la planta era supervisado por la Iglesia Católica, recuerda Schievenini en su articulo publicado en el dossier 140 de Relatos e Historias de México.

“No hay evidencia documental de que [el cáñamo] existía previo a la llegada de los españoles. Por ahí se dice que hay culturas prehispánicas, [pero] no hay evidencia histórica para poderlo afirmar«.

 El académico explica que los españoles lo traen como cáñamo y se impulsa su cultivo por parte de la Corona Española. Desde 1540 hay normas; Carlos V emite un mandato para que se siembre cáñamo y se impulse este cultivo en los virreinatos, no nada más en la Nueva España.

“Los [cultivos] más exitosos fueron en Puebla, en Atlixco, en específico, ese fue el más importante. En el Valle de México, en Chalco, ahí se crea la real fábrica de cáñamo y lino también. En Alta California, en todas las misiones de San José, de Santa Bárbara, de Los Ángeles. También se cultivó mucho cáñamo en Michoacán”.

Es importante destacar que la planta de cannabis se propagó por todo el país durante la época de la Nueva España. En los tres siglos que siguieron, se adaptó al clima y territorio distintos a los de España o Europa en general, lo que resultó en cambios fenotípicos que permitieron que la planta produjera resina en las flores. Este hecho es fundamental para entender la evolución de la planta en México.

“Quienes trabajaban directamente estos cultivos eran los indígenas y ellos se percataron que esa planta algo tenía (sic). Estamos hablando de culturas con mucho conocimiento de herbolaria. Entonces cortaban esas flores, se las llevaban a sus casas y empezaron a experimentar con ellas en tés, infusiones, inciensos, etcétera. Y se comienzan a dar cuenta de que tiene ciertas propiedades”.

El académico de la UAQ señala que la manera en la que se empieza a usar es en un brebaje complejo de nombre ‘pipiltzintzintli’. “[Este brebaje] se encuentra en cientos de procesos del Tribunal de la Santa Inquisición donde se juzgó a indígenas por el consumo de este brebaje al igual que de hongos alucinógenos, peyote y otras sustancias”, recuerda.

Aquí es donde comienza el proceso de estigmatización, el cual es promovido por un poder hegemónico, como la Inquisición, institución que comenzó a prohibir  el consumo de estas plantas y a castigar a quien desobedeciera.

Castigaban con excomunión y a latigazos a quien consumieran estas plantas y los acusaban de que mediante estos brebajes tenían contacto con el demonio. Esto se mantuvo por dos siglos, ahí empieza el estigma al relacionar esta planta con el contacto con el demonio, con prácticas demoníacas y con el desprecio implícito que tenía este castigo hacia las prácticas indígenas”.

“Vicios”,  propiciadores de la pobreza

En el México Independiente del siglo XIX se mantuvo el desprecio moral hacia la planta, agregó el doctor. Esto se debía a la prevalencia del poder de la Iglesia católica como poder hegemónico dentro del país; sin embargo, ahora ya no se tachaba como un acto diabólico, sino como un vicio.

“El término vicio es un término que, si bien se usaba desde antes, en el siglo XIX adquiere mucho más profundidad en su significado y para simplificarlo podemos decir que es un ‘defecto moral’, como lo eran los juegos de azar, las bebidas alcohólicas o el fumar marihuana”.

Para este momento del México independiente, ya no es un brebaje indígena, sino que se fuma en distintos estratos de la sociedad mexicana, particularmente los más pobres, debido a que es una planta al alcance de la mayoría y no requiere grandes inversiones para su siembra y cultivo. No obstante, se su uso estuvo lleno de estigmas al igual que pasaría con el pulque.

“En el caso de la marihuana, aparte del estigma moral por ser una planta indígena y que provoca contacto con el demonio, ahora el nuevo discurso toma esas dos variables, pero las sofística en el sentido de que es un vicio, un defecto moral por el cual la gente acaba en la miseria”.

En el discurso, la pobreza en la que vivía el 90% de la población en México estaba vinculada con los vicios: pulque, borracheras y la marihuana, ésta una planta que degeneraba a la población mexicana, por lo cual quedó prohibida en 1920 con un decreto firmado por el presidente Venustiano Carranza.

Hippies y el narco

El consumo de la marihuana en el siglo XX seguía cargado del peso moral impuesto por las instituciones religiosas, pero en esta ocasión, agrega el doctor Domingo Schievenini, serían dos factores adicionales los que incrementarían el estigma dentro de la sociedad mexicana.

“Creo que hay dos momentos que consolidan este proceso de estigmatización [en el siglo XX]. Uno es que lo empiezan a fumar jóvenes que fueron llamados hippies. En México el discurso mediático y gubernamental es de desprecio a esa planta porque provoca ese pensamiento hippie que son flojos, mugrosos, piojosos, izquierdistas”.

La aparición de este sector de la población ocurre en el marco de la guerra fría, por lo que el consumo de marihuana ya no sólo “provoca contacto con el demonio”, sino que degenera a la raza y lleva a la creación de “hippies de izquierda”.

La aparición de cárteles del narcotráfico en los años ochenta complica el panorama, lo cual relaciona el consumo de marihuana con la violencia que comienza a azotar al país: “Entonces ahí tenemos la cereza del pastel, el relacionar esa planta como un producto que ha hecho ricos a individuos que tanto daño le han hecho a la sociedad” finalizó.

Andrea Elizondo

Tamaulipeca. Estudiante de la Licenciatura en Comunicación y Periodismo en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Querétaro. Reportera de Tribuna Diario desde agosto de 2021.

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