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Una nueva dinámica con EUA, primordial para alcanzar la paz

Un pacto con grupos criminales sería inútil si no se replantea la relación con Estados Unidos: “ustedes van a seguir teniendo los cadáveres y ellos se van a quedar con la renta” expresó Eugenio Raúl Zaffaroni, exjuez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en entrevista con Tribuna de Querétaro. “Es un negocio bárbaro el que hacen ustedes acá: los muertos abajo del Río Bravo, la renta arriba” enfatizó.

El sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador se posicionó como el periodo más violento de la historia al alcanzar los 156 mil 136 asesinatos el pasado 25 de mayo, esto en el tiempo que comprende diciembre de 2018 al 24 de mayo de 2023. En cuanto a desapariciones, en el primer trimestre de 2023 hubo un aumento del 20.54 por ciento en el país respecto a 2022, según el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPDNO).

Ante este panorama, recientemente la activista Delia Quiroga, integrante del colectivo 10 de Marzo, pidió hacer un “pacto de paz” con nueve cárteles del crimen organizado con el objetivo de detener las desapariciones en el país. El pasado martes de 30 de mayo, el presidente López Obrador declaró su apoyo a esta propuesta: “sobre esto yo estoy de acuerdo, ojalá y se lograra la paz; eso es lo que deseamos todos, que no haya violencia, que no haya homicidios, que no haya agresiones porque se afectan todos”.

En este escenario, Zaffaroni, abogado penalista, juez, jurista, escribano y criminólogo argentino; habló sobre el tema del narcotráfico en México, el hacinamiento de la pobreza, la violación de derechos humanos y el fracaso de la prisión en América Latina. En la entrevista participó también Guido Leonardo Croxato, exdirector del Tribunal Internacional en Derechos Humanos y Mediación Académica por la Universidad Nacional de Lanús.


Tribuna de Querétaro (TQ): Recientemente López Obrador habló sobre su apoyo al “pacto de paz” con grupos del crimen organizado, solicitado por una madre buscadora: ¿Sería viable esta propuesta?

Zaffaroni: Seamos sinceros, México siempre arregló históricamente, con un grupo narco en contra de los otros, y ese grupo narco mantenía un equilibrio; y cuando tuvieron un presidente que rompió con eso y que se peleó con todos los grupos narcos, le saltó el homicidio.

Resolver el problema narco es otro problema. Naturalmente que, si se genera una fuente de ingreso de esa naturaleza, en un país con una estratificación social muy marcada, siempre va a haber una mano de obra que se va a prestar para incorporarse a esos grupos.

Croxatto: Cualquier persona, cometa el delito que cometa, sigue siendo una persona. Entonces buscar acuerdos de paz sin deshumanizar a las partes es el único camino realista. […] estas supuestas guerras al narcotráfico lo único que hacen es acrecentar la violencia y los muertos.

Siempre los acuerdos son positivos, sobre todo en el caso de los países latinoamericanos que arrastran historias de colonización, saqueo, robo de tierra, robo de recursos, como sucede en todos nuestros países —incluyendo a México— […] Al derecho no le gusta indagar demasiado, entonces mantiene todo en un nivel de superficialidad ramplona, digamos que individualiza muchos conflictos sociales que son enormes, son colectivos y son históricos.

Fracasamos una y otra vez porque el mecanismo que aplicamos no funciona; la otra óptica implica una reivindicación de la política de la integración latinoamericana, de la soberanía de nuestros recursos para sacar a nuestras poblaciones de la miseria y ahí sí, cuando tengamos políticas sociales públicas de gran alcance, todos estos conflictos van a disminuir pero para eso hace falta también confrontar con otros intereses que seguro se están beneficiando, mientras en México o en otros países se están desangrando.

TQ: Se ha criticado a las cárceles y su falta de reinserción social… ¿Cuál es la alternativa para garantizar la sanación de la sociedad?

Zaffaroni: La solución para las cárceles es bajar el número de presos. En América Latina sube el número de presos; tenemos más del 50 por ciento de los presos en prisión preventiva, en cárceles normalmente súper pobladas que se convierten en campos de concentración y son una manera de reproducción delictiva.

[…] hay un cambio de subjetividad que se produce en nuestras cárceles que es un efecto reproductor que cumple varios objetivos: uno de esos objetivos es, a mi criterio, que la proveniencia de los presos —en líneas generales— son jóvenes hombres (mujeres son un 5 por ciento a penas) provenientes de barrios precarios y no están mucho tiempo presos porque no mataron a nadie; son delitos contra la propiedad, venta minorista de tóxicos… entonces egresan con un certificado de incapacidad laboral. Nadie contrata a alguien que tenga la estigmatización de la prisión y vuelven a robar. La prisión es un entrenamiento para eso.

Le roban a los vecinos de los barrios precarios que naturalmente, sobre que son pobres les roban, se enojan, claro; y eso genera una conflictividad a veces muy violenta. Los barrios precarios y esa conflictividad es funcional porque mientras la gente se mata no dialogan; entonces imposibilita el diálogo, imposibilita una clara toma de conciencia del sector, dificulta una resistencia (la resistencia requiere organización), dificulta la reorganización; es decir, creo que de alguna manera hay una función que es la de debilitar la resistencia de la clase más postergada de nuestra sociedades altamente estratificada.

Croxatto: Agregaría a lo que dijo Raúl, que nuestros países, en general, no tienen política criminal y que, a esta altura de los acontecimientos, no le podemos seguir endilgado el nombre o el título de política al hacinamiento masivo de la pobreza, que es casi la única función de control social que parecen detentar nuestras prisiones en América Latina; con lo cual con respetar las constituciones liberales que establecen que la prisión preventiva es una excepción y que la pena privativa de la libertad es a su vez una solución (entre comillas) de última instancia, con aplicar esos dos postulados básicos del derecho liberal nos veremos obligados a hacer, en la práctica, una gran reforma de cómo nos venimos comportando respecto de la prisionización masiva de la pobreza.

Pero evidentemente esta prisionización masiva de los pobres, que convierten nuestras cárceles en cárceles de la miseria, tiene que ver con la incapacidad de los Estados de brindar, respuestas o políticas públicas que vayan más allá del mero encarcelamiento de la gente pobre y hoy nuestros estados en América Latina no parecen tener una respuesta clara y por eso repercute todo en términos de política criminal, que no es una política social eficaz y además en la ampliación de la prisión preventiva que es como una reconfirmación del fracaso de los Estados en materia de política criminal; porque la prisión es una medida de última ratio y la prisión preventiva es violar doblemente este principio o este postulado porque la prisión debiera ser en última instancia y la prisión preventiva invierte esto y pone en primera instancia —y sin condena— violando el principio de legalidad el encarcelamiento de las personas lo cual lo único que demuestra es que los Estados Latinoamericanos todavía no tienen políticas criminales ni respuestas públicas eficaces, más eficaces que el punitivismo y la marginalidad

TQ: ¿Cuál es el papel de la prisión preventiva y por qué la clase política se rehúsa a eliminarla? ¿Cuál es la alternativa?

Zaffaroni: los políticos, en general, están llevando a cabo una destrucción de la legislación penal en todos nuestros países. Usan la ley penal como un mensaje: como no puedo resolver los problemas, hago una ley penal. Que tampoco lo resuelve, por supuesto. Se violan las garantías más elementales que hay en nuestra Constitución y cada día se vuelve más irracional el ejercicio.

El poder punitivo se va yendo también en el sentido de persecución política de líderes populares […] eso lo tenemos en América del Sur; vemos en la cárcel una enorme riqueza de melanina y una enorme pobreza de melanina en el poder judicial. Todo eso es un estereotipo que se va formando con los peores prejuicios de cada una de nuestras sociedades.

Croxatto: Uno de los grandes errores de la clase política es tomar a la pena como lo que no es: cuando el penalismo liberal nos propone ver a la pena como una solución de última ratio, es porque hace 200 años ya sabían que la pena no era ninguna solución en absoluto, que la cárcel no era ninguna solución en absoluto […] Nosotros hemos olvidado ese camino liberalista. Estamos al borde de nuevos Estados autoritarios […] y hemos puesto a la pena en primer lugar […] Hoy pareciera que en América Latina no hay otro camino, que todos los otros caminos los hemos descartado probablemente porque no tenemos recursos para financiar ninguna otra alternativa. Porque las alternativas al hacinamiento de la pobreza son más caras.

Los estados punitivistas son los más débiles, porque es más barato encerrar a la gente pobre en una cárcel para que se maten entre ellos que invertir en desarrollo social. La mano dura es la mano débil, solo los Estados pobres hacinan la pobreza en cárceles degradantes: reproduce la violencia, agiganta los conflictos, la cárcel no produce nada bueno.

La prisión preventiva es la violación doblemente de este principio porque estamos metiendo a la gente presa sin condena; además estamos violando la legalidad y el debido proceso. Las cárceles ya no son ni siquiera cárceles, el hacinamiento de la pobreza y el descuido absoluto hacia lo que sucede adentro genera políticas de muerte directamente, lo que se especula es, como lo que dijo Bolsonaro una vez: muertes psicológicas. Se espera que se maten entre ellos y desaparezcan de la sociedad, con lo cual no hay una resocialización posible, nadie aspira a resocializar nada dentro de las cárceles.

¿Cómo se puede buscar una alternativa? Bueno, aplicando la constitución, no metiendo presas a las personas sin condena, y no pidiéndole a la pena lo que nunca fue: la solución de un conflicto.

La pena es la suspensión transitoria de un conflicto […] en los últimos cien años la deformación fue tal que el político dejó de buscar una solución de fondo mientras aplicaba una pena transitoria y convirtió la pena en lo que no es: en vez de una suspensión transitoria de un conflicto, en una solución definitiva. Nadie está buscando una salida, por eso las cárceles se están convirtiendo lentamente en un campo de concentración.

Zaffaroni: la solución momentánea que existe [para las cárceles] es el sistema de cupos que nadie acepta: tanta capacidad tienen mis cárceles, tantos presos puedo tener. Y por orden de gravedad: los menos graves, bueno, se tendrán otras medidas de control, que es la mejor solución.

Pero nadie va a aceptar un sistema de cupos, ¿por qué? Porque resulta contrario a la promoción de populacherismo indicativo de los medios y quita votos; entonces prefieren mandar mensajes diciendo miren cómo me ocupo de esto, y no se ocupan de nada. El poder punitivo no sólo es selectivo en la prisionización, es selectivo en todo: es selectivo en la prisionización y la victimización […] Cuanto más pobre se es en una sociedad, más riesgo de victimización se tiene. Hay una relación directa entre pobreza y victimización.

Croxatto: En cualquier otra disciplina, si algo no funciona, se deja de aplicar; en la medicina, si yo te traigo una vacuna que no funciona, la dejamos de aplicar; el derecho penal […] sigue promoviendo algo que ya está constatado que no funciona y, sin embargo, lo seguimos aplicando […] ¿por qué se sostiene a pesar de esto? probablemente porque funciona a determinado sistema económico, otra explicación yo no veo.

[…] Si vos te fijas los delitos económicamente complejos, que son los más peligrosos para el desarrollo social, que generan hambre y miseria planificada en nuestros países, los actores de esa criminalidad económica y financiera nunca van presos; y los pibes que roban una licuadora acá la vuelta van presos inmediatamente antes de la condena, incluso cuando el delito es una estupidez; pero es fácil de investigar y el juez no corre ningún riesgo encarcelando un chico pobre sin condena, pero pareciera que corre algún riesgo si se confronta con el poder económico.

Yo creo que, si invertimos la selectividad, tenemos una chance de tener un Poder Judicial más legítimo y que la igualdad ante la ley deje de ser un postulado vacío y tenga alguna efectividad. Lo que rige en América Latina es la desigualdad de la ley, por no hablar de racismo.

Por último, los especialistas en derechos humanos destacaron que la simplificación en materia penal es la que conduce a sobreestimar la capacidad de la pena para resolver conflictos y que el trabajo por parte de la academia es contrarrestar la simplificación mediática, y este es el primer paso para dar a conocer que “la pena no va a resolver lo que no ha resuelto nunca”.

Zaffaroni: Los políticos que tenemos no pueden resolver los problemas, hacen lo mismo que el hombre de la caverna: lo dibujan tipo penal, ahora no dibujan en la pared de la caverna, sino en los boletines oficiales, lo describen tipo penal y con eso resolvieron el problema. Saben que no resuelven el problema, pero mandan un mensaje […] se valen de la imagen para pretender que teniendo la imagen de la presa tengo el fenómeno.

Croxatto: Volvimos a la caverna, esa es la conclusión, volvimos a dibujar en la caverna.

Marián Ángeles

Estudiante de Comunicación y Periodismo en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Reportera de Tribuna de Querétaro desde 2021

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