Colección de Cancelados

Hace tres semanas, estaba tranquilamente navegando en las aguas de Facebook y, como buena fan de Taylor Swift, zarpé en una publicación de un grupo swiftie donde criticaban las declaraciones antisemitas y racistas que Ye (antes conocido como Kanye West), había compartido en Twitter, al mismo tiempo que alababan la decisión de Balenciaga de separarse completamente de la colección, que el mismo Ye presentó en la Semana de la Moda de París.
Pero fue hasta la semana pasada cuando me enteré de la controversia que envolvió a las campañas de otoño-invierno Balenciaga Gift Shop y Garde-Robe. Niños incómodos posando con bolsas de osos de peluche con arneses de bondage y bolsas ejecutivas con copias del fallo de la Suprema Corte de Estados Unidos en donde se discutió si la promoción de pornografía infantil restringe la libertad de expresión de la Primera Enmienda.
Evidentemente, no se hicieron esperar las críticas de los usuarios de internet, tanto de los que son seguidores de la moda como de los que no. Fue hasta entonces cuando todos los involucrados en la organización y producción de la campaña empezaron a “echarse la bolita” para ver quién tuvo la culpa. Al final Denma, director artístico, y Cédric Charbit, CEO de Balenciaga, se disculparon, retiraron demandas y asumieron la responsabilidad.
Sin embargo, lo que posteriormente llamó la atención, fue el silencio de varias celebridades. Y sí, no todos están obligados a opinar públicamente acerca de todo. El problema viene cuando éstas están relacionadas directamente con la marca. El ejemplo más sonado fue Emma Watson, quien es directora independiente del conglomerado francés Kering, al que pertenece Balenciaga. Y es que, en un pasado no muy lejano, después de las declaraciones de J.K. Rowling acerca de las infancias trans, Watson fue de las primeras del elenco de Harry Potter en unirse a “la cacería de brujas”, declarándose una defensora de esta causa. O el hecho de que sea parte de varias organizaciones como He For She u ONU Mujeres, sintiéndose defensora de los derechos humanos. Hasta Kim Kardashian, que ha estado envuelta en más polémicas tuvo algo que decir.
Una vez más, situaciones como esta nos hace preguntarnos ¿realmente es necesario que miles de personas en Twitter les señalen su error para darse cuenta de que lo es? ¿Los involucrados, llámense artistas, celebridades o incluso autoridades, realmente dan su opinión políticamente correcta e intervienen en la situación porque refleja su verdadera opinión, o porque no quieren que sean cancelados?
Mientras tanto, yo no me preocupo en esta temporada de invierno. Ni siquiera me alcanza para comprar alguno de sus abrigos.