El teatro no es un lugar

El teatro, ¿un arte o un recinto? Viajaba en camión y me encontré con una sorpresa poco sorpresiva, una persona subiendo con un megáfono disculpándose por las molestias que pudiera causar y pidiendo un poco de atención. Hasta ese momento todo parecía muy normal, tal vez era un limosnero, alguien iba cantar, o uno más de los improvisadores que están de moda últimamente.
Pero no, después de su llamado de atención con el que subió al bus, preguntó a los pasajeros: ¿Conocen el teatro?
No sé si fue porque nadie tenía interés o realmente nadie había ido al teatro, pero nadie levantó la mano, ni siquiera yo, pues según yo, jamás había conocido el teatro.
Y fue cuando él dijo que el teatro no era un lugar o recinto en específico con ese título, si no que era un arte, el arte de la representación. Y que él estaba seguro de que si lo conocíamos.
“Esta es la tercera llamada y comenzamos, sean bienvenidos”, dijo antes de empezar a recitar una serie de poemas. Para al final realizar una invitación a una pastorela que realizaría él junto a su grupo de teatro.
Todo esto me dejó pensando y me llevó a decir que sí conozco el teatro, tal vez no en la forma teórica como los expertos, pero yo participé en pastorelas cuando era niño, o en representaciones de acontecimientos célebres en el país como lo son el grito de Miguel Hidalgo, o el enfrentamiento de los niños héroes.
Y que en estas fechas las pastorelas son algo que toma fuerza pues se representa el nacimiento del niño Dios. Y aunque no todo el mundo es creyente, todos estamos familiarizados con la navidad y lo que significa.
Sea mucho o poco, todos hemos tenido un acercamiento al teatro, tal vez no lo tenemos reconocido de esa manera, pero estas temporadas llegan junto con las aclamadas pastorelas, que no son un recinto ni son un lugar, son producto de un arte, el teatro.