¿Cómo han cambiado los modos de movilidad con la pandemia?

De acuerdo a un decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación, el 23 de marzo de 2020 se dio inicio a la Jornada Nacional de Sana Distancia en nuestro país, causada por la pandemia de COVID-19, con ella todas las ciudades se detuvieron con el fin de evitar aglomeraciones y contagios en escuelas, centros de trabajo y espacios públicos, lo que trajo consigo una reducción significativa en la movilidad de todos los habitantes.
La movilidad se vio afectada por las medidas de confinamiento impuestas por los gobiernos y por el riesgo de contagio que el transporte público representaba, lo que ocasionó un decremento en el uso de este modo de transporte.
Según cifras del IQT, en el Municipio de Querétaro previo al inicio de la pandemia se tenía una demanda de alrededor de 450 mil usuarios en el sistema Qrobús, cifra que se vio considerablemente reducida, pues durante el confinamiento la demanda del servicio disminuyó hasta en un 70% y con ello también el número de unidades en circulación.
A pesar de que una de las medidas para evitar el contagio de SARS COV-2 es mantener un distanciamiento social adecuado, este es imposible de mantenerse dentro de las unidades de transporte público, pues como se mencionó, al mismo tiempo que se redujo la demanda del servicio también se redujeron el número de unidades; teniendo como consecuencia un exceso de usuarios a bordo de una misma unidad, convirtiéndose el transporte público en un foco de contagio importante para los usuarios que no pueden adoptar un modo de transporte distinto.
Impulsando Nuevos Hábitos de Movilidad
Las condiciones de aislamiento, restricciones en la movilidad y el riesgo que representa el transporte público son factores que cambiaron nuestras formas de transportarnos, impulsando así el uso de transportes no motorizados, tales como la bicicleta o andar a pie.
Según cifras de la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad el uso de la bicicleta durante la crisis sanitaria se incrementó en un 220%, al ser un modo de transporte más eficiente, saludable y seguro, ya que permite mantener una sana distancia y con ello el riesgo de contagio se reduce.
Ante el creciente número de personas que adoptaron estos modos de transporte, los gobiernos se vieron en la necesidad de implementar infraestructura emergente en las calles tales como: ampliación de áreas peatonales como banquetas, calles y ciclovías emergentes, medidas que han tenido muy buena aceptación por parte de los usuarios al grado de que algunos de los proyectos ya se están perfilando como una medida permanente, un ejemplo de esta situación es la Ciclovía Insurgentes en la CDMX.
¿Cómo puede el COVID-19 contribuir a la movilidad del futuro?
La pandemia obligó a cambiar los modos de relacionarnos y desplazarnos por la ciudad, nos enseñó a ser resilientes y adaptar nuevas formas de transporte más seguras, saludables y eficientes.
Es importante aprovechar la oportunidad que la crisis actual nos brindó al captar nuevos usuarios que hacen uso de infraestructura ciclista y peatonal para que estas acciones se sigan fomentando y se proyecten como una forma de movilidad urbana sostenible a futuro. En definitiva, todos los sectores de la sociedad tienen que sumar esfuerzos para que se dé continuidad a los nuevos modos de movilidad que se han adoptado a raíz de la pandemia, pues tiene múltiples beneficios para los usuarios tanto en tiempos de pandemia como en el futuro, pues nos permiten combatir los congestionamientos viales, reducen los impactos ambientales que se generan al hacer uso de transportes motorizados, ayuda a la salud y mejora las condiciones de equidad social.