Seguridad australiana, pero ¿a qué costo?

La alianza AUKUS, por sus siglas en inglés y conformada por Australia, Reino Unido (RU) y Estados Unidos de América (EUA), ha marcado un parteaguas en la lucha por la influencia del Indo-Pacífico, pero también en la relación entre China y el país más grande de Oceanía. ¿Qué implicaciones ha provocado este movimiento en cuestiones comerciales y de seguridad en la región?
Canberra aceptó la alianza con Washington y Londres, garantizándole contar con submarinos nucleares, para avanzar en los objetivos de seguridad compartidos por las tres naciones angloparlantes en relación con la influencia de Beijing en el sur y sureste asiático. Se trata de una alianza militar, tecnológica y de inteligencia que propiciaría una mejor y más amplia comunicación y coordinación entre Australia, RU y EUA. ¿Qué ganadores y perdedores encontramos?
Para AUKUS, la operación es un ganar-ganar-ganar: a Australia le conviene aminorar la injerencia de China en el Indo-Pacífico para no limitar su comercio y movilización en la región; para RU significa aumentar los permisos de la navegación libre y continuar obteniendo dividendos de su comercio de ultramar, continuando con su tradición de siglos; mientras que lo que obtiene EUA es detener la injerencia china en su zona natural de influencia, donde registra más interacción, poder y amenaza para los intereses occidentales en conjunto. No obstante, quien “de facto” pierde, y podría perder aún más, es Australia.
Es evidente que un movimiento de esta naturaleza va en contra de los intereses centrales de la política exterior de China, llámense expansionismo e influencia total en la región del sur y sureste asiático. Por ende, una acción de este corte era esperada tanto de la Casa Blanca, como del número 10 de Downing Street, pero no de la Casa de Lodge. Mientras que EUA y RU han mantenido una clara política exterior de contención y disuasión contra el país de los ríos azul y amarillo, Australia, en contraste, ha cultivado relaciones fructíferas de comercio con él, convirtiéndolo en su socio principal.
De acuerdo con la oficina australiana de estadística, el comercio entre ambos países ha crecido al menos en los últimos siete años. En el último par, el 39% de las exportaciones de Australia han tenido a China como destino y representan casi tres veces las conseguidas hacia Japón, segundo socio comercial australiano, y casi diez veces las recibidas tanto por estadounidenses (tercer socio), como por británicos (cuarto socio).
Ante la decisión de Canberra, Beijing naturalmente reconsiderará su interacción comercial con Australia y por ende las cifras de exportaciones e importaciones se verán afectadas. Sería difícil pensar que gobiernos tan serios como el australiano, británico y estadounidense no hayan calculado –sobre todo el primero en este caso– las reacciones de China ante lo que representa AUKUS. Aun así, la acción ya fue tomada y no hay marcha atrás, y si bien los resultados esperados en seguridad podrían darle una mayor tranquilidad y control a Australia en la región, las fallas pueden ser catastróficas para la bonanza económica del magno “continente australiano”.
*Historiador e internacionalista. niels.rosas@uaq.edu.mx
@NielsRosasV (Twitter)