Ciberactivos

Twitter y el efecto Musk

La crisis en la que esta sumido Twitter lejos de resolverse se agudiza cada vez más. La gestión del nuevo dueño Elon Musk, ha sido caótica, provocando un problema laboral sin precedentes en la empresa. Aunado al despido de la mitad de la plantilla, se suma ahora una oleada de renuncias motivadas por la cultura laboral que el magnate está tratando de imponer a los trabajadores de Twitter.

Las nuevas disposiciones laborales de Musk incluyen largas jornadas de trabajo, el regreso irrestricto al sistema presencial y la firma de un documento que obliga a los empleados a acatar estas disposiciones. Según el nuevo dueño, Twitter necesita “gente que se dedique al máximo”. Estas políticas laborales forman parte de la nueva gestión de recursos humanos de la compañía que se basa en dos pilares: trabajo intenso y muchas horas.

Esta política laboral extrema parte de la convicción de Musk, de que lo que Twitter necesita es un equipo compacto dedicado 100 por ciento a la red social, que hará que la empresa funcione de manera más ágil y eficiente. La dureza y rigidez de las nuevas políticas de trabajo generaron un gran descontento provocando una renuncia en masa que Musk no imaginó. El estrenado dueño, no contempló que muchos trabajadores preferirían renunciar antes que someterse a condiciones laborales tan inconvenientes. Tampoco comprendió el perfil de los trabajadores, que son profesionales que evidentemente cuentan con otras opciones y con un expertise valioso en el mercado de las empresas basadas en tecnología digital.

Lo que en un principio parecía un ajuste financiero a partir del recorte de personal, derivó en un problema tan serio que se teme que debido a lo reducido de la plantilla de trabajadores la empresa no pueda seguir operando.  Ante el temor de que los empleados despedidos pudieran sabotear la red social, Twitter cerró sus sedes y limitó el acceso a los canales de comunicación interna y áreas sensibles de la empresa. Aunado a esta crisis, los trabajadores despedidos no han dejado de protestar en redes sociales y de denunciar el autoritarismo del nuevo dueño.

Las protestas por la situación de Twitter incluyeron la proyección en la fachada del edificio de la empresa en San Francisco, insultos a Musk llamándolo entre otras cosas: megalómano, petulante, mezquino, parásito y otros calificativos. Ante la crisis, Musk reacciona siendo Musk, afirmando “las mejores personas se quedan, así que no estoy preocupado”.

La situación de Twitter es resultado de la ignorancia y soberbia de su nuevo dueño. Musk, no comprende la cultura digital, ni la naturaleza propia de las redes sociales.  Su estrategia de cambios radicales y medidas extremas esta alejando no sólo a sus trabajadores, también a anunciantes y de seguir la crisis, pronto gobiernos e instituciones podrían cerrar sus perfiles para mudarse a otras plataformas digitales.

Twitter parecía un gigante con poder e influencias, pero paradójicamente es una plataforma vulnerable con múltiples debilidades y amenazas; Musk parecía ser el salvador de la plataforma, quien iba a través de su visión empresarial a resolver los problemas que comprometían su crecimiento. Por lo que podemos ver Musk lejos de ser el salvador de Twitter se está convirtiendo en un efectivo verdugo, situación que nos recuerda que no todo se logra con dinero, sino con estrategia y liderazgo responsable.

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