Pueden volver

Si imaginamos la democracia como ‘incertidumbre institucionalizada’, no hay razón para descartar que los derrotados en las urnas vuelvan en 2024 y, gracias a las mismas urnas que los echaron, desde las instituciones reviertan los avances alcanzados y hasta consigan restaurar (o refundar) el viejo régimen. La eventualidad de un retorno de los desplazados puede ocurrir por una compleja combinación de factores, pero anotemos sólo tres aquí.
Puede venir por las maquinaciones de una coalición de intereses que tiene su asiento en élites que piensan que el poder les pertenece por eso, por ser élites. Ahí están los jueces con alto poder porque, gracias al sigilo y la opacidad con que actúan, son en varios ámbitos dueños de la última palabra; ahí están los poderosos capitales privados invisibles que perdieron privilegios fiscales, y ahí están empresas de la comunicación cuyas voces visibles no hacen periodismo, sino que ejercen la refutación política como si fuese periodismo. Desde luego, hay que incluir en esa élite a las estructuras de los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y Acción Nacional (PAN), hoy por fin visiblemente fusionados.
Del mismo modo en que el crimen organizado cultivó sus ‘bases sociales’ y las moviliza cuando es útil a su interés, esta élite puede volver porque no es poca la gente de las periferias económicas que desea ‘el regreso de los rateros’, en armonía con una bien enraizada cultura política sostenida en un tripié fabuloso: ‘el que no transa no avanza’, ‘el PRI robaba, pero dejaba robar’… ‘y a mí no me den, pónganme donde hay’. Aquí hay que incluir a ciudadanos que en 2018 votaron contra el PRI y el PAN, pero cuyas economías familiares dependían de actividades ilegales que desean recuperar, como es el caso del huachicol y las factureras.
Por último, hay que considerar que no son pocos los rubros sensibles (seguridad, en primer término) en que el país está a leguas de lo deseable. Asimismo, el desgaste natural del equipo gobernante, el desencanto de quienes apoyaron al movimiento bajo el cálculo de beneficios personales no obtenidos y el caso de quienes, dejando de observar el conjunto y el largo plazo, cuestionan actos claramente cuestionables del presente gobierno, y que están disgustados por su talante ideológico y reprueban su esgrima verbal.
De que pueden volver, por supuesto que pueden volver. Que vuelvan es otro asunto.